El uso intenso y excesivo del agua está ocasionando una grave crisis, la cual se agrava cuando los gobiernos establecen sobre ella un modelo económico que favorece sólo su explotación y no su preservación, así se señaló en el webinar: “El Valor Productivo del Agua” organizado por Agua UNAM.
Por Josué Ibarra / @josueibarrasala
“En el último siglo la población se ha multiplicado por cuatro, pero su demanda de agua se multiplicó por diez”, con estas palabras el profesor e investigador del Colegio de México, Carlos Andrés López Morales, ejemplificó cómo la apropiación socioeconómica global del agua está generando una crisis, pues no existe el agua suficiente para sostener la demanda que ahora se tiene del vital líquido.
A nivel mundial, explicó en economía ecológica de agua, la mayor parte del agua se utiliza en la agricultura, en la industria autoabastecida no urbana y sólo un 11% es lo que se ocupa para el uso público urbano.
Por tanto, cuestionó a las y los asistentes al webinar Agua UNAM:
“¿Qué le pasa al agua una vez que se utiliza?, pues el 44% del agua se evapotranspira, y el resto 56% es agua residual, de ésta el 32% es agua difusa y el restante es agua residual que ese sí se puede someter a tratamientos”.
El proceso de urbanización de las últimas décadas ha creado una urbanización acelerada, constante y, en consecuencia, ha emergido el concepto de: “agua urbana”, la cual se refiere:
“A la que se utiliza directamente en las actividades industriales y los centros urbanos, pero también es aquella que de manera indirecta se usa en la producción de alimentos que satisface la demanda poblacional; entonces, cuando nosotros pensemos en el agua urbana de la Ciudad de México debemos contar toda el agua que se utiliza en la producción de los alimentos que llegan en la Ciudad de México”, explicó López Morales.
Por tanto, para el experto es importante pensar al agua en términos económico-ecológicos:
“¿Cómo se usa en los sistemas económicos? En esta pregunta debemos tener una idea muy detallada de cómo se usa en los sistemas económicos: ¿Cuáles son las condiciones ambientales para su uso sustentable? Aquí debemos de escuchar muy de cerca a los ecólogos y a los hidrólogos para saber, por ejemplo, las tasas de recarga del acuífero, o los requerimientos ambientales de aguas superficiales, también ¿Cuál es el papel de las tecnologías de riego en caso de uso agrícola o de las tecnologías de agua residual y la eficiencia en su uso en esta cuestión de la sustentabilidad? ¿Cuál es la relación entre precio y cantidad en el caso del agua? Esta última es una pregunta más estrictamente económica”.
Para quien se enfoca en desarrollar modelos económicos para estudiar la economía del agua, es importante pensar al agua como un bien y un recurso ecológico-económico:
“La economía de insumo producto es una herramienta económica que describe cuantitativamente a una economía en términos de sus interrelaciones; por ejemplo, si se tiene tres sectores, primarios, secundarios y terciario con una matriz de esta naturaleza, puedo saber cuáles son las interrelaciones internas a estos tres sectores, cuáles es su relación a la hora de satisfacer una demanda final y, así, generar un determinado monto de producto, y es una técnica económica que está disponible ahí desde hace casi medio siglo”.
El asunto del tratamiento y el potencial reuso del agua residual ha ganado mucho interés en las últimas décadas porque la escasez de agua de primer uso cada vez en más fuerte en distintos lugares; por ejemplo, el Valle de México”
Partiendo de ello, Carlos Andrés Pérez planteó una pregunta fundamental:
“¿Es posible acaso establecer algún tipo de circularidad en la administración del agua urbana? En donde el agua residual pase por tratamientos bastante avanzados para dejarla en calidad como el agua de primer uso, y establecer esta circularidad: ¿cuál es el costo económico de esto?”.
El propósito del académico y profesor del Colegio de México es mostrar la complejidad del entendimiento del agua dentro de un sistema económico.
“El sistema económico que está compuesto por los sectores económicos, pero también por los hogares que utilizan alrededor de tres kilómetros cúbicos de agua al año, pero sólo kilómetro y medio es el agua renovable del Valle de México, entonces, nosotros estamos utilizando el doble del agua renovable de la cuenca… el remanente viene del sistema Cutzamala que ahora está en grave crisis debido a la sequía, y la mayor parte viene de la sobreexplotación de acuíferos, más o menos 1.7 kilómetros cúbicos al año, cuando la tasa de recarga es de 0.75”, puntualizó.
Lo más relevante de todo esto es que casi toda el agua se va sin tratamiento a la cuenca de Tula.
“Prácticamente el reuso y el tratamiento es muy leve, es menos del 10% del agua que se utiliza en la Ciudad de México, así que muy poco se vuelve a utilizar. Por eso, Ustedes ven de repente las pipas que van en Periférico regando los camellones y dicen agua tratada, ese es básicamente el único uso económico que se le da al agua residual en el Valle de México”.
Dada su experiencia, Carlos Andrés Pérez precisa que uno de los caminos que se tiene para hacer frente a la crisis del agua es apostar por un mecanismo circular en el que se tome el agua residual y se le someta a diferentes procesos de tratamiento, esto para volverla a distribuir junto con el agua de primer uso.
Finalmente, el experto señaló que para que dicho modelo funciona antes deben solucionarse otros problemas:
“Hay una explotación de acuíferos al doble de la tasa sustentable o de renovación, hay un dominio de fugas en la distribución del agua alrededor del 30 o 40% de la entrada de agua, pues mucha de ésta se termina perdiendo por las fugas; ahora el Gobierno de la Ciudad de México duplicó el presupuesto y está haciendo trabajo de reparación de la red secundaria y terciario de suministro para reducir las fugas, también para sectorizar y volver más eficiente la distribución; no obstante, menos del 10% de tratamiento de aguas residuales casi todo con métodos primarios, pero prácticamente el reuso es inexistente”.
La postura Carlos Andrés Pérez frente a esta realidad es crítica, pues considera que las malas políticas en la gestión del agua son las que más han agravado la crisis que hoy vivimos a manera cortes o tandeos en el suministro del agua potable, no sólo en el Valle de México sino en todo el país.
La apuesta por las hidroeléctricas
Por su parte, la ingeniera de Astrid Hollands, quien labora en la Comisión Federal de Electricidad (CFE), expuso sobre las ventajas de la hidroelectricidad, pues hoy en día las centrales hidroeléctricas del país aportan el 10% de la energía que consumimos.
Dicha energía se produce en 86 hidroeléctricas, de las cuales 60 son de la CFE, siendo las más grandes las que se ubican en los ríos Balsas, Santiago y Grijalva.
Para ella es importante que dentro del valor del agua también se calcule lo que de éstas puedan generarse, pues sólo un porcentaje mejor de presas se construyen para generar energías, pues el resto se hace para riego, suministro del agua y control de inundaciones.
“Las presas que se construyen para producción de energía hidroeléctrica se pueden utilizar para regular y almacenar el agua, pero también para mitigar los impactos de eventos climáticos extremos como inundaciones y sequías, que están en aumento debido al cambio climático”, explicó la ingeniera.
Aunque aclaró que desde la CFE se tiene en cuenta los impactos ecológicos y sociales que conlleva la generación de la hidroeléctricas y de reconocer que actualmente no todos estos proyectos son viables, sobre todo, en términos económicos; sin embargo, sí precisó que la Comisión está trabajando en hacer adaptaciones de las presas ya existentes para seguir utilizando la hidroenergía en una mejor escala.
En lo que sí coincidieron ambos investigadores es en la necesidad de crear políticas de gestión del agua que ayuden a una mejor utilización de la misma, ya sea para su consumo o para la generación de energía; sin embargo, fueron claros en señalar que si la apuesta sigue siendo únicamente económica va a llegar el día en que el agua no alcance para toda la población, lo cual ya es palpable, pues conforme al Instituto nacional de Estadística y Geografía (INEGI) únicamente 94.9 millones, de los 126.14 millones de habitantes de viviendas particulares en el país tienen agua en el interior de sus viviendas (80.5%).
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Si quieren revivir el webinar “El Valor Productivo del Agua” organizado por Agua UNAM, aquí pueden hacerlo.