Luna Martínez Andrade, cineasta originaria de Guelatao de Juárez, Oaxaca compartió sus experiencias después de 25 años involucrada en los medios audiovisuales. También conocida como Luna Marán, ha obtenido cerca de 10 premios distintos por su trabajo como cineasta dentro de su carrera profesional, además de ser nominada a Mejor Ópera Prima en los Arieles 2018.
El espacio de diálogo que buscó conmemorar la lucha feminista desde la cinematografía formó parte de la serie de conversaciones con mujeres cineastas organizadas por la iniciativa Cine y Mujer, donde participaron, además: Karla Castañeda, Elissa Raskin y Andrea Rendón durante todo el mes de marzo.
Por Leslie Zepeda / @lesszep2
Foto portada: Still del documental: Bruja Azul
“Es un espacio para hablar sobre las mujeres y su papel en el cine: directoras, guionistas, productoras, etc. que dieron y darán vida desde sus perspectivas al Séptimo Arte; desde las pioneras hasta las contemporáneas”, así se define la iniciativa Cine y Mujer en sus redes sociales.
Como parte de las acciones que desarrollan para incentivar la reflexión de estos temas, invitaron a Luna Marán,quien desde los 9 años ha tenido un acercamiento con las cámaras y los micrófonos para recrear su cultura serrana-zapoteca.
“Para mí el ejercicio de hacer películas es hacer un viaje de aprendizaje, de reconocimiento sobre algo que quiero entender de manera muy honesta. Hay cosas que no entiendo y quiero entenderlas a través de una cámara. Para mí eso ha sido la imagen, el ejercicio de reconocer que es lo que está pasando, a veces enfrente de mí y que el hecho de capturarlo, de convertirlo en una imagen fija o en movimiento me permite revisitar, entender y aprender sobre algo”, expresó Luna Marán sobre su experiencia como mujer dedicada al cine.
Sus distintos trabajos cinematográficos son cercanos al cine documental, sin embargo, considera que hay temas más importantes para abordar cuando se realiza un largometraje, particularmente, advirtió, cuando “los géneros en la vida (mujer-hombre) y en el cine nos afectan”:
“Tenemos que dedicarle más tiempo a entender cuáles son las búsquedas, preguntar de cada tema, más que saber cómo nombrarlo”.
Ante la pregunta ¿qué retos viviste dentro de la industria cinematográfica como mujer? Luna Marán respondió a las asistentes con diversas incógnitas que pusieron de manifiesto el escenario desigual y la brecha de género que continúan experimentando las mujeres en las áreas del conocimiento y el ejercicio profesional del séptimo arte:
“Primero habría que preguntarse, cuántas mujeres pueden acceder a la educación universitaria; Cuántas pueden terminar estudios profesionales; Cuántas tienen la posibilidad de desarrollarse en el área que eligieron; Cuántas de las mujeres que estudiaron cine han podido crear una película; cuántas pueden distribuir sus obras. Creo que eso habla de lo complejo del patriarcado.”
Por otro lado, aseguró que la violencia hacia la mujer en el cine es innegable, ningún género está libre de ella. Incluso, en la ciencia ficción, las mujeres continúan siendo objetivizadas. Asimismo, agregó que también está presente en las producciones y es visible a través de estructuras “hiper verticales” -como les nombró-, que generan a su vez espacios donde se ejercen diversas formas de violencia contra las mujeres, sin importar el rol que tengan en las producciones audiovisuales:
“No puede ser que yo tenga que hacer cine desde esta estructura hiper vertical, que genera distintos tipos de violencia. Una de las cosas importantes de nombrar en este momento de la historia es que el cine es un acto creativo, y como acto creativo involucra a muchas personas Pero la forma en que se ha pensado que tiene que suceder esa creación colectiva es una forma vertical y que muchas veces implementa recursos violentos o de manipulación que no son naturales a la creación.”
Las influencias creativas que Luna Marán ha tenido a lo largo de su carrera van desde el trabajo de Isabel Rojas y Bruno Varela, quienes entre 2004 y 2005 desarrollaron un proceso de formación que se llamó “Mirada Biónica” sobre experimentación audiovisual; hasta el compartir con diversas mujeres en su vida:
“El que yo pueda estar aquí compartiendo mi palabra tiene que ver con un esfuerzo colectivo de muchas mujeres que me han rodeado, que me han hecho fuerte, que con su ejemplo me han inspirado”, afirmó.
Luna Marán tiene varios proyectos en proceso, entre ellos “CineToo”, un proyecto de la asamblea de ciudadanos de la comunidad de Guelatao, donde colabora con otros y otras compañeras de Oaxaca, Chiapas, Ciudad de México y Jalisco. De este proyecto se desprende “Cine Too Lab” que es la comunidad de aprendizaje autogestionada que se ha desarrollado como una actividad dentro del Cine Too.
Según explicó, lo que han logrado es una comunidad autogestiva de aprendizaje. Un espacio que a Luna le interesa compartir porque espera que se replique en muchas partes. Sobre todo, para que las personas sepan que la juventud puede organizarse para crear cine si así lo quiere. Muestra de ello es que este espacio tiene ya 3 años impartiendo talleres para jóvenes con deseos de aprendizaje respecto al cine:
“Aprender cine seguirá siendo un espacio de élite. Hay muy pocas escuelas en el país. Muchas son privadas e incosteables para muchos jóvenes. Lo que hicimos con esta esta estrategia es acercar la posibilidad de aprender cine de forma organizada donde a la par se desarrollan habilidades para la recaudación de fondos que también es una herramienta básica para hacer cine.”
Actualmente también se encuentra trabajando en la Ópera Prima de Lucero González, como editora y productora. Se trata de una película que hace la revisión de una colectiva feminista formada en los años setenta para comprender qué ha pasado en los últimos 50 años del movimiento feminista en el país.
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Acá puedes acceder al conversatorio completo con Luna Marián:
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