Resiliencia COVID-19
Con la llegada del nuevo virus, las familias han tenido que cambiar y adaptarse a la nueva forma de vivir y convivir, esto las llevó a convertir sus casas en salones de clases y oficinas virtuales.
Las niñas y niños son, quizá, quienes más extrañan la convivencia con sus amigos, pues a más de un año de no ir a clases, Nemi y Luna nos cuentan qué tal les fue en la pandemia y qué aprendieron de este momento histórico.
Por Keren Santillán/ @the.only.kxrxn
La emergencia sanitaria ha orillado a niñas y niños menores a adaptarse y entender cómo se debe actuar en la pandemia, pues a su indumentaria le han agregado el uso del cubrebocas, los guantes y el gel antibacterial.
Nemi Plascencia, con sus nueve años, menciona que para ella la pandemia ha sido estresante y frustrante, ya que no ha tenido la oportunidad de convivir con sus primos, tíos o abuelos desde hace un año: “Siempre me pregunto el por qué inició la pandemia, yo ya quiero que termine” expresó.
Uno de sus mayores problemas por la pandemia, menciona, ha sido el tener que ir a la escuela en línea, ya que los maestros les envían tareas con instrucciones, en vez de enseñarles los temas que considera deben aprender.
Recalcando que muchas veces ha tenido que guiarse sola para poder entregar una tarea, porque sus profesores no se conectan a videollamadas. La materia que más le da estrés es matemáticas, por la falta de práctica y el poco apoyo de sus maestros.
“Estoy ahí, pero no estoy aprendiendo como lo era presencialmente y me frustra”, explicó Nemi su vivencia tras estudiar en línea.
Al sólo tener 9 años, Nemi ha encontrado distintos hobbies que le ayudan mucho en la pandemia a desestresarse, tales como: bailar, dibujar, editar videos y cocinar.
Al tener que estar todo el día en su casa, el cocinar y realizar “inventos de comida” le han hecho sentir más tranquila y cómoda durante el encierro.
Ella ve su cocina como su laboratorio para crear e inventar distintos platillos o postres. Lo que más le gusta hacer son hot cakes, crepas con yoghurt, totopos, salchipulpos, entre otros.
No obstante, uno de sus mayores aprendizajes de la pandemia ha sido la edición de videos desde plataformas como: TikTok y CapCut, siendo estas aplicaciones sus nuevos medios para entretenerse y hacer trabajos audiovisuales como recopilación de fotos o vídeos.
Para concluir, Nemi explica que su motivación es ver que ya se están vacunando las personas mayores, eso la hace reflexionar sobre que pronto acabará la pandemia y podrá verse con sus familiares y amigos: “Tengo muchas ganas de ir y abrazarlos, es lo que más espero”, concluyó.
Volver a la escuela presencial
Mientras tanto, a varios kilómetros de distancia se encuentra la historia de Luna, una niña de 11 años que nos cuenta cómo es que ella vive ahora la pandemia, pues mucho ha cambiado ahora que puede asistir tres días a clases presenciales.
“Yo pensé que eran vacaciones”, así describió Luna sus primeras semanas de cuarentena, teniendo en cuenta el cambio de presencial a virtual de su escuela.
Posteriormente, Luna fue cayendo en cuenta que no eran días de descanso, sino una nueva forma de aprendizaje virtual. Ella y sus compañeros tuvieron que implementar nuevas formas de trabajar en línea participando sólo cuando el profesor les decía y realizando tareas en la computadora.
Sin embargo, las clases en línea, considera, han afectado a su educación. Su madre afirmó que Luna no estaba aprendiendo lo mismo y que tampoco les estaba dando el apoyo que necesitaban: “Estábamos pagando por una educación nula”, concluyó.
Al pasar el tiempo, Luna fue transferida de escuela, teniendo la oportunidad de poder ir presencialmente, esto dependiendo el semáforo epidemiológico de Jalisco.
Sonia, madre de Luna, comentó que para ella se le hizo bien que su hija regresara a la escuela porque así se pueden acoplar más sus horarios de trabajo. Claro se acude a la escuela con todas las medidas de seguridad: guantes, gel antibacterial, cubrebocas, toallas desinfectantes, tapetes sanitizantes y distanciamiento entre cada alumno.
Luna cuenta que los integrantes de su salón hasta crearon juegos interactivos promoviendo el distanciamiento social como: “Zorro curioso”, el cual consiste en que un individuo cuenta, los otros corren a direcciones opuestas y si el niño que es el “zorro” te ve, eres el siguiente en contar.
Al momento de almorzar, Luna nos contó que primero limpian sus mesabancos con toallas desinfectantes y posteriormente, ya pueden comer.
Por el momento, ella está tomando sus clases tanto en línea como de manera presencial, pues ahora tiene la oportunidad de estudiar de ver a sus compañeros cada cierto tiempo.
Nuevos conocimientos sobre ella misma
Paulina, su hermana, nos comentó que a raíz de la pandemia, Luna ha aprendido a ser más disciplinada y ordenada, teniendo actividades programadas por realizar.
Su hermana mayor también le ha inculcado el hábito de la lectura, teniendo como resultado: la lectura de dos libros, próximamente se va a comprar uno de 600 páginas y ese será su nuevo reto.
Además de la lectura, Luna ha tenido la oportunidad de seguir con sus clases de piano, teniendo en su casa un teclado para practicar.
Para concluir, ambas niñas aconsejan seguir manteniendo la sana distancia, trabajar todos los protocolos de sanidad y esperar a que próximamente la emergencia sanitaria se acabe.
La UNICEF recomienda hablar todo el tiempo con niñas y niños sobre lo que implica la pandemia, pues una de las afectaciones que más han padecido los menores de edad, aunque no siempre lo expresen, es estrés y ansiedad, pues sus dinámicas de vida han cambiado en momentos donde su formación depende mucho de la socialización.
Sus recomendaciones es hablar mucho con ellos y hacerles ver que sentirse mal no está mal.
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