La calle del Turco
Por Édgar Velasco / @TurcoViejo
La novela El maestro y Margarita, del ruso Mijaíl Bulgákov, es una obra maestra. Ambientada en los años treinta y con la ciudad de Moscú como escenario principal, tiene como eje conductor la visita de Satanás —llamado Voland en el libro— y su séquito de demonios —Fagot, Abadonna, Popota, Asaselo y Guela— a la capital rusa. Al mismo tiempo narra la historia de amor entre el maestro y Margarita.
De manera magistral, Bulgákov teje una historia delirantemente cómica que es, al mismo tiempo, una crítica al socialismo, a la comunidad cultural, al ateísmo, a la burocracia y una reivindicación de la mujer y su libre albedrío. Una pieza monumental por donde se le quiera ver. Como muestra de lo anterior están sus adaptaciones al cine, al teatro, a la ópera.
En las primeras páginas de la historia Voland se apersona en Moscú y sostiene un diálogo con Berlioz e Iván quienes, sin saber con quién están hablando —para ellos no es más que un extranjero muy peculiar—, defienden la idea de la inexistencia del diablo. En algún momento del intercambio de palabras, afirma Voland:
«Para dirigir algo es preciso contar con un futuro más o menos previsible; y dígame, ¿cómo podría estar este gobierno en manos del hombre, que no sólo es incapaz de elaborar un plan para un plazo tan irrisorio como mil años, sino que ni siquiera está seguro de su propio día de mañana? De acuerdo, el hombre es mortal, pero eso es sólo la mitad del problema. Lo grave es que es mortal de repente, ¡ésta es la gran jugada! Y no puede decir con seguridad qué hará esta tarde».
Para rematar y demostrar la veracidad de su dicho, Voland termina vaticinando la muerte de Berlioz por decapitación.
Caprichosa que es la mente, me he acordado de esta cita de la novela luego de ver el último video de Enrique Alfaro, el gobernador influencer de la Nueva Jaliscia, en el que de nueva cuenta ha retomado su ánimo triunfalista para decirnos que, a pesar de que hay personajes que se empeñan en inventar cosas negativas, lo cierto es que los neojaliscios han hecho bien en dejarse conducir por su mano infalible en este duro tránsito pandémico.
Por eso hoy, 12 de febrero, ha de ser el último día de los botones de emergencia. Los habitantes de la Nueva Jaliscia podrán celebrar el 14 de febrero en paz y, en un descuido, acortar las distancias para honrar el amor, de preferencia en un restaurante o centro comercial.
¿Qué tiene que ver el video de Alfaro con ese fragmento de la obra maestra de Bulgákov? Bueno, resulta que el Hombre puesto en Casa Nueva Jaliscia por el mismísimo Dios para guiar a su rebaño en este duro momento ha anunciado que hoy dará a conocer las medidas que han de guiar los pasos de la grey no durante los siguientes quince días, ni siquiera en el siguiente mes. Hoy se darán a conocer las medidas… ¡para todo el año!
¿Que el virus es caprichoso y muta constantemente? ¿Que es un desmadre el tema de las vacunas—y que nadie le quiso vender por más alharaca que hizo? ¿Que los contagios se siguen acumulando, las muertes sumando y el oxígeno escaseando? Nimiedades: lo importante es que aquí tomamos buenas decisiones y vamos requetebién.
De este plazo tan optimista ya no se enteró el muerto el otro día en la balacera afuera de Los Otates, ese al que se llevaron a pasear en la caja de una camioneta para luego dejar tirado afuera de un hospital sin que las cámaras del C5 pudieran seguir un mínimo rastro.
Tampoco se alcanzaron a enterar las víctimas de los múltiples homicidios que han ocurrido en estos días, por no decir los cientos de muertos que han sido desenterrados de las fosas clandestinas que abundan por acá. Mucho menos se enteraron de estas medidas los muertos por covid del último mes, el más implacable, que seguro hicieron las cosas requetemal y no siguieron la Palabra del Elegido, que es bueno para repartir culpas.
Pero nada de esto existe en el discurso megalómano de Enrique Alfaro, un monólogo del que ya no se ve el principio y del que mucho menos se avizora un final y cuya continuación tuvo fecha y hora: 12 de febrero a las 13:00 horas. Ahí dio a conocer las medidas ¡para todo el año! Serán para él, que es el Elegido —y trae un séquito de escoltas.
Los demás mortales seguiremos con la incertidumbre de morir por covid, en medio de una balacera o desaparecidos y encontrados en una fosa. Porque, ay, somos mortales de repente.