Menstruación, una conversación en voz alta (segunda parte)

La Hilandera

Rosario Ramírez / @La_hilandera 

Agarrando el hilo: En una entrega anterior, planteaba cómo el activismo menstrual ha sido pieza clave para que muchas mujeres y personas menstruantes vivan y experimenten su menstruación desde la aceptación, la naturalización e incluso el goce. 

Ya sea desde un posicionamiento feminista o incluso desde una narrativa espiritual, quienes han comenzado o acompañado el viaje del cuestionamiento de lo aprendido sobre la vivencia desde el cuerpo, no sólo se enfrentan a las barreras de la circulación y acceso al conocimiento, sino a los límites y al tabú que, literalmente, se encarna.

Nos sorprendería saber cuántas mujeres ya en edades adultas desconocen su cuerpo, nunca han visto su propia vulva, o nunca han tenido un orgasmo.

En este sentido, abordar el cuerpo, abordar sus procesos, y hacerlo desde narrativas no estigmatizantes implica no sólo hablar de menstruación, sino de otra serie de elementos que van desde la necesidad de una educación sexual integral hasta la consideración de los derechos, la agencia, la justicia, y donde la gestión y la autonomía tengan las bases para hacer de estas vivencias una experiencia digna. 

Es necesario reconocer que en los últimos años hablar públicamente sobre la menstruación es cada vez más frecuente en el activismo, la academia, la esfera política y las políticas públicas, en las redes sociodigitales, entre pares, en familia. 

Desde las exposiciones de arte y performance (1), las notas periodísticas sobre el desabasto de productos de gestión menstrual en Argentina en el verano de 2015 (2), las marchas donde se leían manifiestos sobre la visibilización de la regla (3), hasta la discusión de la propuesta que lleva el (muy acertado) nombre de menstruación digna (4), la menstruación es un tema y una vivencia que ha encontrado un lugar y nos ha abierto la puerta a otras discusiones que hasta hace muy poco aparecían veladas frente a otros fenómenos.  

Retomemos las propuestas del colectivo #menstruacióndignaméxico, una estrategia integral se busca incorporar la perspectiva de género a la política tributaria a través de lograr la tasa cero e incluso la gratuidad de los productos de gestión menstrual, así como información sobre cómo las mujeres y personas menstruantes gestionan y experimentan este proceso.

A partir de esta propuesta se generó un debate público que habilitó la circulación de diversos conceptos que tienen gran importancia para pensar y repensar las maneras en las cuales se hacen políticas públicas que finalmente tienen un impacto en las experiencias encarnadas de muchas personas. 

Ejemplo de ello son las transformaciones en la terminología, ya que ahora se habla no sólo de higiene menstrual -donde, en el fondo, se conserva una cierta necesitad de asepsia y persiste la idea de que la sangre es sucia o contaminante, y por lo tanto se requiere de mecanismos para ocultarla- sino de salud menstrual -que lleva al tema de los derechos, de los servicios, e incluso de la política pública-.

Otro ejemplo es el abordaje y la discusión sobre la justicia menstrual, que apunta a la necesaria perspectiva interseccional de las mujeres y personas menstruantes para comprender cómo son sus vivencias, cuáles son sus necesidades específicas, y la manera en la que los diversos sistemas de subordinación y desigualdad operan en sus cuerpos y en su experiencia menstrual; y por último la pobreza menstrual, que se relaciona con la falta de acceso a productos de gestión menstrual, así como a los servicios e infraestructura de agua, saneamiento e higiene, y la necesidad de atender estas faltas desde las políticas públicas y el estado..  

Aún cuando menstruar responde a un principio cíclico y único desde la vivencia de cada persona en función de sus circunstancias sociales, económicas, políticas, ideológicas e incluso religiosas, la información y la desestigmatización son fundamentales para habilitar, como ya decía antes, vivencias más amables, más dialogantes, menos desde el tabú, pero también bajo circunstancias que nos permitan disminuir nuestras desigualdades. 

De ahí que la propuesta de menstruación digna considerara como una de sus premisas para disminuir la desigualdad la eliminación de la tasa del 16% de iva a los productos de gestión menstrual, ya que son productos de primera necesidad y el aplicar este impuesto a un producto que es usado por un grupo con motivo de su condición biológica resulta discriminatorio.

Aún cuando sabemos que esta propuesta no fue aceptada, sin duda la dimensión pública de la discusión no ha hecho mas que visibilizar que hay mucho por hacer para que las mujeres y las personas menstruantes tengamos condiciones (también) estructurales y desde las políticas públicas que nos permitan experimentar la menstruación de otras maneras, para que comprar cualquier insumo de gestión menstrual no sea un lujo, y como lo dice el nombre de esta propuesta, cada vez más mujeres tengamos acceso a una menstruación digna.   

Referencias: 

(1) Como en caso de Casey Jenkins con su performance titulado “Casting off my womb” https://casey-jenkins.com/works/casting-off-my-womb/ 

(2) https://www.lanacion.com.ar/economia/las-mujeres-argentinas-sufren-por-escasez-de-tampones-nid1759421/ 

(3) Manifiesto por la visibilidad de la regla. Mar Cejas (2009) https://www.mujerpalabra.net/creadoras/sangre/manifiestovisibilidadregla.html 

(4) Sobre esta propuesta y su discusión, imperdible la nota de Ximena Torres: https://www.zonadocs.mx/2020/11/04/aun-con-el-rechazo-a-la-eliminacion-del-iva-a-los-productos-de-gestion-menstrual-seguiran-luchando-por-una-menstruacion-digna/ 

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Lee aquí la primera entrada de esta columna: 

https://www.zonadocs.mx/2020/11/04/menstruacion-una-conversacion-en-voz-alta-primera-parte/

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La Hilandera
Rosario Ramírez Morales Antropóloga conversa. Leo, aprendo y escribo sobre prácticas espirituales y religiosas, feminismo y corporalidad.

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