“Urbanismo feminista. Por una transformación radical de los espacios de vida” es un libro del colectivo Col·lectiuPunt 6 en el que se señala el machismo y capitalismo sobre el que se han construido las ciudades: los roles masculinos como experiencia universal y el dualismo que relega a las mujeres a lo privado.
El pasado 23 de octubre el libro se discutió en el club de lectura #LeerlaCiudad, en donde además se plantearon propuesta como desjerarquizar, despatriarcalizar y desterritorializar el urbanismo para pensar y construir ciudades más diversas.
Por Ximena Torres / @ximena_tra
Ilustración de portada “La Mari”
La idea de que el urbanismo puede ser neutro es falsa. Durante mucho tiempo el estudio y construcción de las ciudades se ha basado en el rol del género masculino hetereopatriarcal como experiencia universal y homogénea. En la historia se ha dado valor patrimonial a los espacios masculinos y se han olvidado o destruido los espacios femeninos. Mientras los hombres ocupan lugares vinculados al poder como los juzgados, edificios militares o administrativos, las mujeres siguen estando “fuera de lugar” cuando habitan el espacio público.
Ese es parte del análisis plasmado en “Urbanismo feminista. Por una transformación radical de los espacios de vida”, un libro de Virus Editorial que se discutió el pasado 23 de octubre en #LeerlaCiudad, el club de lectura virtual de la Editorial Caminante y dérive LAB.
Este libro se publicó en noviembre de 2019 por Col·lectiuPunt 6, una cooperativa de arquitectas, sociólogas y urbanistas en Barcelona, España, que se interesan por repensar las ciudades, los barrios y las arquitecturas para favorecer una vida sin discriminaciones de ningún tipo. Todo eso a través del feminismo y el reconocimiento de la diversidad. En la obra hacen una crítica y proponen un contramodelo, basado en una transformación desde la raíz, de la ciudad capitalista y patriarcal.
“Hablamos de transformación radical, no de urbanismo inclusivo. No queremos estar incluidas en el sistema patriarcal y capitalista, sino transformarlo”, dijo Sara Ortiz Escalante de Col·lectiuPunt 6 durante la sesión del club de lectura.
De acuerdo con la explicación de esta socióloga y urbanista, la manera predominante de mirar, comprender, pensar y hacer las ciudades no es diversa. En la academia, por ejemplo, el trabajo de las mujeres urbanistas ha sido invisibilizado, así como sus aportaciones, incluso cuando éstas son diversas, amplias y existentes. Por ello, “Urbanismo feminista” está construido con base en una bibliografía solo de mujeres.
Portada del libro “Urbanismo feminista. Por una transformación radical de los espacios de vida”
Ante la nula diversidad, las ideas patriarcales, transfobas y eurocéntricas legitimaron durante mucho tiempo la dicotomía de los espacios público y privado. La primera crítica a esta división se hace a la exaltación de roles y estereotipos que afirman que: los hombres son dueños de lo público y las mujeres son relegadas al espacio privado en donde realizan trabajo no remunerado.
“Las mujeres, cuando ocupan el espacio público, siguen siendo vistas como fuera de lugar, sobre todo en la noche —cuando incluso se las culpabiliza si viven una agresión—. El mismo concepto de «mujeres públicas» sigue asociado al trabajo sexual, al que se le atribuyen connotaciones negativas y se identifica con el hecho de ser una mujer no respetable, una tentación sexual para el hombre público, que es quien controla el Estado (y la calle)”, dice el libro “Urbanismo feminista. Por una transformación radical de los espacios de vida” en su tercer capítulo.
Como explicó Sara Ortiz Escalante, la dualidad, además, es un mito porque las mujeres siempre han ocupado el espacio público. Desde ahí realizan otros trabajos de cuidado diferentes a los del hogar, como la compra de alimentos y algunas actividades productivas.
Al subrayar lo privado y lo público también se ha fomentado el clasismo. Las personas más ricas hacen su vida alrededor de la percepción de seguridad que han desarrollado en lo privado, y los y las obreras usan el espacio público porque no se pueden permitir un espacio exclusivo.
Las mujeres de Col·lectiuPunt 6, explican que así se conforma un “modelo territorial de ciudad funcionalista, dispersa y segregada”. A él se adhiere el urbanismo preventivo, que incluye estrategias restrictivas como respuesta a la creciente preocupación por la seguridad. Entre ellas, eliminar bancos del espacio públicos e instalar elementos de barrera para evitar que las personas se sienten es piezas del mobiliario urbano. En España, dichas medidas han demostrado aumentar la discriminación contra grupos jóvenes y habitantes de la calle.
Alrededor de esos modelos, ni siquiera las propuestas más innovadoras de “ciudades inteligentes” se escapan de ser una estrategia del propio orden capitalista. Y no es que el urbanismo feminista niegue la potencialidad de nuevas tecnologías, pero sus investigadoras invitan a no perder de vista preguntas como: ¿quién se puede permitir un coche eléctrico o autónomo?
“La inversión pública realizada en este sentido beneficia a un determinado sector empresarial, sin dar respuesta previa a necesidades fundamentales para la vida cotidiana de las personas. El urbanismo feminista defiende que las tecnologías deben convertirse en herramientas al servicio de las personas, y no transformar a las personas en esclavas de su consumo”, incluye el libro presentado dentro de los “nuevos modelos depredadores de la ciudad global”.
Si bien no hay una receta o modelo de ciudad ideal, porque cada población tiene necesidades diferentes, “Urbanismo feminista” divide la vida cotidiana en cuatro esferas.
Entre ellas está la esfera productiva del trabajo remunerado; la esfera reproductiva de los cuidados y trabajos no remunerados que usualmente realizan las mujeres; la personal, del cuidado propio, el ocio y el descanso; y, por último, la esfera comunitaria y política, en la que las personas se involucran con sus vecinos. En el modelo de urbanismo feminista, se propone un equilibrio entre las esferas y la vida se pone al centro, tomando en cuenta los diferentes modelos de experiencias en ella.
Sin concebirlas como actividades exclusivas de las mujeres, Sara Ortiz Escalante aclaró que lo más urgente es valorar y visibilizar el trabajo de la esfera reproductiva, pues no es posible vivir sin los cuidados que implica. Agregó que detrás de las actividades productivas de los hombres, usualmente hay trabajo reproductivo invisibilizado.
También resaltó que es necesario impulsar modelos urbanos que consideren en todo momento las experiencias de vida de las mujeres, personas no binarias, menores de edad, personas con discapacidad, adultos de la tercera edad y otras disidencias.
Y es que algunas estrategias como las supermanzanas en Barcelona –células urbanas de unos 400 por 400 metros, en cuyo interior se reduce al mínimo el tráfico motorizado– o los planes de movilidad ciclista, incluyen beneficios como reducir la contaminación y el tráfico, pero aun reprueban en perspectiva de género y diversidad.
La participación debe ser en el mismo sentido, y sin necesidad de buscar el consenso siempre, porque eso puede borrar la diversidad. Mientras que, el urbanismo debe ser interdisciplinar: considerar otras áreas de estudio además de la arquitectura.
“Hay que desjerarquizar el urbanismo, porque el mayor conocimiento no lo tiene el equipo técnico, sino las personas vecinas (que habitan las comunidades). Despatriarcalizarlo, o eliminar la mirada hegemónica masculina. Y desterritorializarlo, porque no todas las comunidades son iguales. Hay que adaptar procesos a cada territorio”, dijo Sara Ortiz de la cooperativa feminista.
En “Urbanismo feminista. Por una transformación radical de los espacios de vida”, se reconoce el trabajo que otras mujeres realizaron en el pasado sobre la materia y su influencia en el análisis actual. Partiendo de esa construcción colectiva y democratizadora del conocimiento, el libro está disponible en la página web de Virus Editorial para toda persona que desee consultarlo sin fines comerciales y respetando la autoría:
https://www.viruseditorial.net/es/libreria/libros/521/urbanismo-feminista