Columna Quinto Poder
Por Sheila Arias / @Cheilona
Periodista y colaboradora en el Observatorio Ciudadano de Mazatlán A.C.
Me arranco con un caluroso abrazo a la distancia para todas y todos los trabajadores de la salud y para aquellas personas que no pueden quedarse en casa porque son parte de las actividades esenciales, y que gracias a su trabajo nuestra ciudad sigue funcionando. Mi solidaridad.
El tema COVID-19 nos vino a sacudir a todos, no hay duda. Es el tema del momento encajado en todos los aspectos de nuestra vida, yo encajo el tema en la rendición de cuentas, donde el Gobierno debe y tiene que darnos explicaciones de los fondos públicos que está usando y que usará en esta emergencia, de todos esos recursos que echará mano para dar apoyo a millones de ciudadanos y a sectores productivos golpeados por la crisis de esta pandemia.
Es un acierto que la autoridad reaccione, nadie se opone, por el contrario, ansiamos que las autoridades apoyen, para eso tienen el poder y administran nuestros recursos.
Es cierto que a estas alturas, los presupuestos están más que definidos y hasta comprometidos a los planes anuales de desarrollo, pero también se pueden ajustar previo análisis de riesgos, donde el quitarle a uno no descobije al otro, de eso se trata.
A eso me refiero con la rendición de cuentas, que nuestras autoridades nos digan de dónde van a echar mano para reaccionar, ya que merecemos saber si, por ejemplo, le van a quitar recurso a la obra pública para no exigir proyectos donde sabemos que no habrá dinero; merecemos saber de cuánto es la deuda local o estatal de para enterarme a cuánto ascenderá si la autoridad decide pedir un préstamo, merecemos saber si usarán fondos de otros programas sociales o donativos privados.
Esto tiene sus ventajas: si la autoridad construye confianza de los ciudadanos estimula la participación social y esa combinación fabulosa de esfuerzos nos lleva a un mejor desarrollo y, por supuesto, a una mejor calidad de vida. Eso es lo ideal, lo real es que a ninguna autoridad le gusta que lo cuestionen y menos que le pidan cuentas.
Y como no les gusta se resisten. Hoy en plena pandemia no estamos teniendo informes oficiales de padrones de beneficiados de apoyos o despensas, tampoco sabemos el origen de recursos de muchas compras de equipo médico, ni quién está detrás de los proveedores “emergentes”. La urgencia no es justificación, pero es el mejor as de muchos servidores públicos.
A estas alturas de la crisis prácticamente todos los Gobiernos han reaccionado con reparto de despensas, equipo de protección, créditos para pequeños comercios, incluso, han condonado impuestos locales, y han impulsado también bolsas de trabajo y campañas para consumir productos locales. Todo eso cuesta, y se costea con fondos del erario.
Pero como en el manejo de recursos público… siempre hay un “pero”.
El “pero” es que no sabemos, me atrevo a decir que en el 99% de los casos, los criterios que está usando la autoridad para destinar y repartir esos apoyos, ¿dónde están los padrones?, ¿quién sabe el origen de los recursos en cada gasto?, ¿quién está a cargo de ejecutar cada programa?, ¿cómo se está fiscalizando el recurso?, en sí ¿quién vigila todo ese mete y saca de los presupuestos?
Esa es la realidad en todo el país. Y lo más importante: ¿a quién le está llegando apoyo por COVID-19?, no tenemos certeza de que esa ayuda esté bien distribuida, y eso queremos saber, es una duda natural ante tantos silencios. Que la autoridad comparta, a su manera, fotografías posadas donde alguien recibe ayuda en alguna parte de la ciudad no es evidencia suficiente.
Gracias a las redes sociales hoy vemos una sociedad que denuncia, que evidencia y que exige respuestas. Y son estos canales de comunicación que nos están evidenciando más la opacidad y de la poca confianza de los ciudadanos hacia los administradores de recursos públicos. Lo peor es que, pese a esos reclamos, las autoridades avanzan a oídos sordos y entran en esa estratégica condición de enojo y acusaciones a sus adversarios políticos, sí para que nadie les pregunte.
Quiero dejar claro que el derecho del acceso a la información pública es eso, un derecho, y mientras los ciudadanos no entendamos que lo están violentando no lo vamos a defender. Así como la salud, la educación, la justifica son derechos, la información también lo es. Así que preguntemos, cuestiones, exijamos y propongamos, ese es nuestro papel.
¿Vamos a permitir que nos sigan pisoteando ese derecho?
Los dejo con esa reflexión y me despido con otro abrazo solidario al equipo de ZonaDocs, quienes hacen periodismo contra viento y marea.