Con la contingencia sanitaria ocupar el espacio público parece imposible, aunque expertos como Álvaro Guevara y Elizabeth Gómez, aseguran que la pandemia puede ser una oportunidad para hacer una nueva valoración de las calles, plazas y parques de la ciudad. Además, para generar nuevas herramientas de adaptación durante tiempos de crisis y reflexionar a qué realidad queremos volver una vez que salgamos de los espacios privados.
Por Ximena Torres / @ximena_tra
Desde el martes 17 de marzo, con el aumento de casos de COVID19 -enfermedad que genera el coronavirus-, los jaliscienses han sido llamados a quedarse en casa. Algunos han tenido la oportunidad de hacerlo para trabajar y estudiar desde el espacio privado, porque el mundo no se detiene por completo. Sin embargo, las actividades de recreación se agotan y las personas anhelan salir a pasear, recorrer sus barrios y encontrarse con sus vecinos y amigos de nuevo. Desean “volver a la normalidad”.
Este momento en el que las personas extrañan la calle, puede ser una oportunidad para valorar el espacio público y reflexionar sobre la realidad a la que queremos volver después de esta contingencia sanitaria.
Los espacios públicos como los parques, las plazas y las calles son lugares de encuentro que cuando son ocupados por los ciudadanos, les permiten crear una identidad colectiva, expresarse a través del arte, protestar, participar e incluso reconocer los problemas en su ciudad, porque reflejan las injusticias sociales. Todo eso repercute en la calidad de vida de las personas de acuerdo con la socióloga de la Universidad de Guadalajara, Jessica Montserrat Fonseca, en su artículo “La importancia y la apropiación de los espacios públicos en las ciudades”.
Elizabeth Gómez, fundadora del colectivo Ortopedia Urbana ha sido capaz de comprobarlo en su trabajo con distintos barrios de Guadalajara.
“Lo que sucede cuando los ciudadanos no pueden apropiarse de los espacios públicos es que no se dan cuenta de que sus comunidades podrían estar mejor. Cuando visitamos sus comunidades las personas nos dicen que no cambiarían nada de ellas hasta que empezamos a señalar el deterioro que para ellos es común”.
Ante el aceleramiento de contagios de coronavirus –2 mil 785casos confirmados y 141 decesos en México hasta el 7 de abril – el pasado lunes 30 de marzo, el Gobierno Federal declaró al país en emergencia sanitaria hasta el 30 de abril. Eso implica más tiempo sin que las personas puedan salir del espacio privado.
De acuerdo con el “Reporte de Movilidad Comunitaria COVID-19” generado por Google para cada país del mundo, hasta el 29 de marzo, la movilidad en México relacionada con recreación en restaurantes, plazas comerciales, museos, teatros y bibliotecas había disminuido un 45% en comparación con mediados de febrero. En parques y plazas públicas se redujo 46%.
Ocupar el espacio público es un reto que parece casi imposible con la contingencia sanitaria, incluso parece contradictorio si lo que se busca es terminar con la crisis más rápidamente. Sin embargo, los expertos como Álvaro Guevara, sociólogo y doctor en Ciencias Políticas, explican que es necesario pensar en nuevas formas de interacción para no perder los beneficios que la apropiación de la ciudad trae consigo.
“No pensemos lo privado y lo público en términos de espacios físicos o de infraestructura, sino en cuáles son las nuevas reglas que necesitamos tener para dotar de publicidad los espacios en los que vamos a estar, no importa si son virtuales. Ese es uno de los grandes retos que tenemos hoy”, dice Álvaro.
Lo virtual, aunque no reemplaza la realidad física, ha sido una herramienta para seguir en contacto con los demás. Las videollamadas para impartir clases, tener juntas de trabajo o simplemente sentirse más cerca de los seres queridos, contribuyen a la adaptación durante la pandemia, pero de acuerdo con el sociólogo, también suponen establecer nuevos límites entre lo privado y lo público. Hasta antes del Covid-19 no todos tenían acceso a lo que hoy ven de nuestras casas cuando estamos detrás de la cámara de nuestra computadora o celular.
Elizabeth Gómez, agrega que ahora más que nunca, es importante que las personas fortalezcan sus círculos sociales y redes vecinales para apoyarse en la crisis y seguir creando su identidad colectiva.
Jorge Enkis, investigador chileno en filosofía anarquista recomienda lo mismo en “La rebelión en cuarentena, una guía anarquista de acción en tiempos de pandemia”. Formar un grupo de afinidad y una red de apoyo mutuo, es lo primero que hay que hacer para reducir factores de riesgo y ser capaces de satisfacer todas las necesidades de la comunidad en tiempos de pandemia.
Además, tanto Álvaro Guevara como Elizabeth Gómez aseguran que la realidad a la que volveremos al finalizar la contingencia sanitaria no será la misma que cuando comenzó la crisis. La vida no se ha puesto en pausa por completo, sino que ha obligado a todos a generar mecanismos de adaptación que no se olvidaran al volver a salir a la calle, tal y como ha sucedido en otros hechos históricos a nivel mundial.
La revaloración y conciencia del espacio público se deben mantener, así como la integración y apoyo entre ciudadanos. No sólo para garantizar una mejor apropiación de la ciudad, sino también para estar preparados ante futuras crisis como la que hoy se vive por el coronavirus.