En México, por lo menos, son 15 colectivos de familiares de desaparecidos buscan a sus seres queridos en fosas clandestinas, pero no todas tienen acompañamiento de expertos forenses; por ello, académicas en el marco de la Plataforma sobre represión política, desaparición y estrategias de resiliencia en contextos de desigualdad organizada por Center for Advanced Latin American Studies (CALAS) y Heinrich-Böll-Stiftung México, hablaron de los retos forenses que atraviesa México y América Latina.
Por Darwin Franco/@DarwinFranco
“El reto forense en la búsqueda de personas desaparecidas es encontrar el modelo que permita identificar con certeza a las personas que puedan ser localizadas; por ejemplo, en una fosa. Las familias y los forenses no pueden per se darle certeza jurídica a un hallazgo e identificación, para eso se requiere de los actores del Estado”, esto lo precisó la investigadora, Cath Collins, quien explicó los diferentes modelos forenses que existen en América Latina: Modelos estatales, modelos mixtos (gobierno-ciudadanía) y lo que son únicamente ciudadanos.
“¿Cuál es el mejor? La respuesta no es tan simple, ya que se requiere entender el contexto y las necesidades de las familias; por ello, el reto social y ético es colocar al centro de los procesos forenses a las familias”, precisó la investigadora.
Para Carmen Osorno del Equipo Argentino de Antropología Forensees muy necesario que todo apoyo forense pueda darse con el aval de las familias y el conocimiento de la autoridad porque deben siempre resguarse las cadenas de custodia de toda muestra genética; esto es algo que han buscado implementar en el “Proyecto Frontera” y en “La Comisión Forense”, en este último proyecto se está trabajando en los procesos de identificación de los cuerpos de personas migrantes localizadas en México; uno de los casos con los que trabajan es el de San Fernando, Tamaulipas, donde se localizaron a 72 migrantes.
En este proyecto en el que participan colectivos de familiares de desaparecidos de Centroamérica, ha logrado -hasta ahora- la identificación de 213 migrantes, lo cual asegura: “no se habría logrado con el trabajo conjunto de familias, autoridades y organizaciones civiles”, puntualizó Carmen Osorno.
Alejandra Guillén, desde un enfoque periodístico, focalizó que el trabajo de las y los periodistas en temas forenses es muy necesario porque se requiere sacar a la luz la información pública que el Estado tiene sobre los hallazgos de fosas y, por supuesto, de todos los cuerpos que de ahí fueron exhumados e identificados.
Como integrante del proyecto “México, el país de las 2 mil fosas”, Guillén reconoce que un paso importante para que el tema forense avance en México es que los gobiernos hagan públicas sus bases de datos para que exista una posibilidad real de buscar a las y los desaparecidos en, por ejemplo, los Servicios Médicos Forenses. Aunque también fue clara al precisar que debe seguirse priorizando la búsqueda en vida.
Por su parte, Anne Huffschmid -investigadora y documentalista alemana-, ahondó en la relevancia que tiene la conjunción de la ciencia forense y los colectivos de búsqueda:
“En el México post-Ayotzinapa se potencializaron los procesos de búsqueda en campo, ya que las familias fueron comprendiendo que valía la pena salir a buscar, pero eso -a su vez- generó mayores retos y desafíos, ahí es donde los expertos forenses aparecieron en la escena para ayudar a las familias a darle certeza a sus búsquedas”.
La autora del proyecto audivisual, Paisajes Forenses y del documental Persistencia, mostró algunos fragmentos de su proyecto Forensic Landscapes (https://www.forensiclandscapes.com), el cual da cuenta de los procesos de búsqueda en campo en estados como Veracruz, en el video mostrado un padre buscador precisó: “Hacer esto es muy duro, es muy duro, pero estamos aquí buscando y aprendiendo a realizarlo”.