Menores infractores en Jalisco: cuando los horizontes de vida se fragmentan

2 mil 882 jóvenes, entre 2006 y marzo de 2019, han sido ingresados al Centro de Observación, Clasificación y Diagnóstico del Estado de Jalisco (COCyDEJ, antes Tutelar); sus vidas a causa de sus decisiones, pero también de las condiciones estructurales y la precariedad social que éstas generan se han visto fragmentadas; este es un texto que invita a mirar su realidad más allá del estigma y la estadística de incidencia criminal.

Por Sara Leos / @SaraLeosA

Las personas que se involucran en organizaciones criminales son cada vez más jóvenes; las causas, según investigaciones académicas, están vinculadas al contexto violento en el que viven; a la falta de oportunidades y de desarrollo profesional, pero también a la cercanía con el propio crimen, pues muchos tienen un familiar o un amigo involucrado en el narcotráfico.

El Estado no sólo es responsable de que los jóvenes sean presa fácil de organizaciones criminales sino también lo es de todos aquellos jóvenes que caen en la cárcel, ya que no se cuenta con programas sólidos de reinserción; lo cual ocasiona que la posibilidad de reincidir en actos delictivos sea muy alta. 

El eslabón más débil dentro de una organización criminal son los jóvenes narco-menudistas, sin embargo, sus detenciones no han impedido el trasiego de drogas en la calle; señaló Igor González, investigador y Jefe de Departamento de Sociología de la Universidad de Guadalajara (UdeG), precisa: “no es suficiente con cortar el flujo del narcomenudeo, quizá, sea una estrategia importante, pero es inmediatismo, ya que finalmente las condiciones estructurales son otras; y tienen que ver, por una parte, con la educación en el consumo de este tipo de sustancias y, por la otra, con los recursos económicos que éstas (las drogas) generan”.

El investigador experto en temas de violencia y su vinculación con las juventudes (así en plural), reconoció que la estrategia del Estado de meter a la cárcel a los jóvenes por el delito de narcomenudeo es buena; no obstante: “importa más la organización criminal que el narco-menudista de esquina porque pueden desaparecen o capturan a un narco-menudista, pero mañana hay dos o tres más; por ello, es más importante apuntarle a las cabezas de las organizaciones y, sobre todo, hacerlo por la vía del dinero… que es en donde tienen su fortaleza”.

A lo que agregó lo importante que es atender también el problema del consumo de drogas desde “un enfoque de salud pública, no criminalizante, pues no puede tratarse a estos jóvenes como simples criminales sin entender sus contextos y origen”; así como las múltiples causas que los vincularon con el crimen organizado y la venta de estupefacientes.

Ilustración: Seis dedos ilustraciones.

Las fallas del Estado con los más jóvenes

“Yo prefiero vivir, 3 o 4 años, sabiendo que me voy a morir, pero teniendo poder, dinero, mujeres, fiestas, camionetas, armas, etcétera; en lugar de vivir 30 años igual de fregado como ha vivido mi papá y mi abuelo”, narraron los jóvenes internos del Centro de Observación, Clasificación y Diagnóstico del Estado de Jalisco (antes tutelar para menores) al investigador, Igor González, en las entrevistas que éste ha realizado como parte de su trabajo de campo para entender y comprender los efectos de la violencia en menores infractores.

Las personas de generaciones pasadas, explica, “podían invertir en educación por 20 o 25 años, para después comenzar con una vida laboral y de este modo lograr tener una vida digna y cumplir gran parte de sus necesidades; sin embargo, la relación de estudio-trabajo se ha roto, y esa es responsabilidad del Estado”.

El hecho de que tú estudies, incluso, un doctorado, no te garantiza que puedas acceder al mercado laboral; en cambió, la vía del crimen organizado te ofrece una pía perversa de desarrollo inmediata y, entonces, la población que ve que no tiene futuro, se enfrenta a esa decisión”, precisa Igor González.

En su análisis; el estudiar 20 y 30 años para terminar ganando 6 mil pesos al mes produce un horizonte de vida poco alentador para mucho jóvenes que miran “el estar en las filas del crimen organizado” como una oportunidad para “ganar ese mismo monto, pero en una semana”; “la ponderación es realmente sencilla, eligen vivir en la criminalidad”; sin embargo, la apuesta analítica del investigador de la UdeG, no es simplificar dicho dilema sino contextualizarlo para saber qué hay en las vidas de estos jóvenes para que ésta última decisión sea la que tenga más peso y no otras que, quizá, simplemente son inexistentes en su contextos.

“Es una falla brutal que no ofrece condiciones adecuadas para el desarrollo de amplios sectores de la juventud; en cambio, la vía criminal les ofrece alternativas en corto plazo, pero que van a terminar en muerte o en cárcel. Con este panorama, las organizaciones criminales se aprovechan de estas fallas del Estado para llenar a los jóvenes con oportunidad perversas”,explicó Igor González.

Por otra parte, apuntó: “no hay que criminalizar la pobreza, el hecho de que seas pobre no quiere decir que te vas a vincular en cuestiones criminales, hay que poner el énfasis en las fallas estructurales que tienen el Estado en términos de las oportunidades de desarrollo que le brinda a los sectores juveniles, pues hoy el tema del narcomenudeo es un asunto tras-clasista; es decir, te encuentras narco-menudista en Lomas del Valle, en Loma Dorada, en Jardines del Valle, en Valle Real o en Providencia; es todo un asunto que atraviesa a todas las clases sociales”, puntualizó el también Jefe del Departamento de Sociología.

Lo que los llevó a la prisión

A lo largo de sus investigaciones, IgorGonzález Aguirre, ha escuchado “historias de terror” de jóvenes de 13 a 16 años que fueron privados de su libertad; historias de vida que se caracterizaban por tener “un vínculo con el crimen organizado y con actividades delictivas como el trasiego de sustancias ilícitas”.

“El tener algún tío o primo vinculado con el crimen organizado, en muchos casos, era el canal para acercarse a este tipo de organizaciones; ahí comienza un duro camino para muchos de estos jóvenes”, explicó dijo González Aguirre.

Para éste: “Los jóvenes internos tienen algo muy claro: que cuando salgan de ahí, tendrán sólo el camino de meterse a la milicia o regresar al crimen organizado, porque no tienen otro futuro posible”.

En 2018, la Fiscalía General de Jalisco registró mil 600 carpetas de investigación vinculadas al tema de narcomenudeo, en cuanto a las denuncias se registraron aproximadamente 2 mil 500; sin embargo, precisó el investigador que la mayor parte de la población juvenil que está dentro del centro penitenciario están ahí por comisión de delitos vinculados con robos a las cosas.

No obstante, las historias que estos chicos le han contado son postales terribles de la violencia que padecemos desde hace más de 12 años; por ejemplo: “uno de los personajes más famosos al interior de “la granja”, se convirtió a los 14 años en el administrador de una plaza del barrio en que vivía; su padre era del bando contrario, así que éste en algún momento tuvo que tomar la decisión de huir o asesinar a su quien le dio la vida (…) a otros chicos les tocó que les pusieran un cuatro mientras hacían una entrega; a éstos, algunos cuentan, los torturaron y asesinaron de la manera más cruel posible”.

Igor González, investigador de la Universidad de Guadalajara.

Las cifras oficiales

El Centro de Observación, Clasificación y Diagnóstico del Estado de Jalisco (COCyDEJ, antes Tutelar), registró el ingreso del 2012 y hasta marzo del 2019, de un total de 2 mil 882 jóvenes infractores.En la siguiente tabla, podemos observar, como el número de menores de edad que ingresaron al COCyDEJ por delitos varios, ha disminuido.

Fuente: Solicitud de transparencia número 02375319.

La Fiscalía General de Jalisco, a través de la Dirección General de Reinserción Social, informó que del año 2012 y hasta enero del 2019, han detenido por el delito de narcotráfico a un total de 10 mil 395 personas.

Las estadísticas oficiales demuestran que, durante el año 2017, fueron detenidas por el delito de narcomenudeo mil 999 personas, siendo ésta la incidencia más alto en los últimos siete años; sin embargo, la constancia es la detención anual de mil personas.

En las Fiscalías Regionales que abarcan territorios que están subsumidos por la violencia y el crimen organizado, la suma de detenidos es de 4 mil 665 personas, y en cuanto a los consignados o judicializados por el delito de narcomenudeo fueron mil 688 personas.

Fuente: Solicitud de transparencia número LTAIPJ/FE/541/2019.

Para ahondar mucho más en la comisión de este delito, esta reportera solicitó, vía trasparencia a la Fiscalía General de Jalisco, que el número de personas judicializadas por el delito de narcomenudeo, de 2012 y hasta enero del 2019, se desglosara también el tipo de sustancia, natural o sintética, por el cual se les detuvo; así como el lugar de residencia, edad y género de los infractores; sin embargo, la Fiscalía General, respondió diciendo que la “información era inexistente”.

El fracaso del Estado para la reinserción de los jóvenes en la sociedad

Las actuales condiciones del Centro de Observación, Clasificación y Diagnóstico del Estado de Jalisco (COCyDEJ, antes Tutelar), explica Igor González, “no son desfavorables; es decir, he visto situaciones mucho más complicadas, en términos de infraestructura…”; lo que él ha logrado observar es que entre ocho y doce menores comparten habitación.

La prisión para menores de edad en Jalisco, señala, “es un lugar para sobrevivir, pero desde mi perspectiva en ésta no se cuentan con programas sólidos que ayuden a una correcta reinserción en la sociedad (…) no es un lugar cómodo, los baños no son los más limpios del mundo, aunque sí tienen actividades físicas, buena alimentación y atención médica y psicológica siendo lo más fuerte de este sitio: el trabajo social que les brindan”.

“Los chicos que egresan de estos centros penitenciarios, salen básicamente en el mismo contexto en el que estaban situados, y se relacionan con la misma gente que se relacionaban antes”, señaló el investigador de la Universidad de Guadalajara, Igor González; por tal razón, para éste los procesos educativos son fundamentales para que los jóvenes que ingresan a los centros penitenciarios, puedan formarse dentro y puedan salir con herramientas sólidas para enfrentarse a la reinserción a la sociedad.

Al respecto, el investigador precisó que “los programas de seguimiento al egresado no existen, apenas están diseñando, un sólido programa de seguimiento de quién sale de los centros penitenciarios, lo cual siempre debió haber sido algo fundamental”, concluyó el investigador de la UdeG.

Cuando se consoliden los programas de seguimiento al egresado, también se debe “crear una fuerte vinculación con el campo laboral, y realizar un mecanismo para la reducción del estigma de los chicos que salen de los centros penitenciarios”, pues en el interior de la prisión, sí cuentan con capacitación técnica y laboral y esto es importante porque si los jóvenes internos no tienen condiciones para reinsertarse en la sociedad, entonces, hay una alta probabilidad de reincidir en actos delictivos”, concluyó Igor González.

Conforme a datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI); en México, 26 mil jóvenes están enfrentando a la ley por delitos de comercio, posesión y consumo de drogas o portación de armas de fuego; sobre este último punto, el mismo instituto señala que, entre 2006 y 2011, 11 mil menores fueron procesados por homicidio.

Comprender sus realidades, más allá de la estadística delictiva y el estigma, es el camino para entender, no para justificar, qué incide y rodea la toma de decisiones de muchos de estos jóvenes que observan como el único horizonte de vida posible: la violencia y el crimen organizado. Centrarnos sólo en eso, como explicó Igor González, implica el invisibilizar la responsabilidad que el Estado tiene con las y los jóvenes, a los cuales se les alude mucho en el discurso político pero poco se les interpela en cuanto sujetos de derecho.

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