Por Óscar Augusto Juárez
En 2012 me tocó vivir de cerca el robo de combustible. En ese tiempo vivía en un pueblito de Veracruz, esa Veracruz tan azotada por el terror y la crueldad de “Los Zetas” y que estaba por vivir (sin saberlo), uno de sus peores sexenios, con Javier Duarte como gobernador…
Yo colaboraba como voluntario en un albergue para personas migrantes, en ese sentido, el albergue proporcionaba comida y hospedaje durante la estancia, pero no un pago; a pesar de eso, me daban una aportación simbólica a la quincena: 250 pesos.
Evidentemente, no ajustaba para mucho.
Un día de abril, donde la temperatura rebasaba los 44 grados a la sombra y con una sed que nunca había sentido, no pude más y le pedí a unos amigos que me prestaran 200 pesos para ir a comprar algo. Accedieron de buena gana y me preguntaron si no quería ganarme un dinerito extra.
Les dije que no caería nada mal y qué había que hacer. Me comentaron que a 10 kilómetros cerca de la cueva de las vías del tren, pasaba un ducto de Pemex y lo único que tenía que hacer pararme en la esquina y “echar aguas…”.
Aproximadamente duraría cuatro horas “el trabajito”, de las 2:00 a.m. a las 6:00 a.m., así podría regresar a tiempo y llegar al albergue, ya que mi entrada era a las 7:00 a.m.
“Nada más es estar ahí y vigilar que no venga nadie, te vamos a dar un radio, por ahí nos vas avisando cada 15 minutos, si miras algo sospechoso, nos dices”.
Para ser honesto, no lograba entender en su totalidad en qué consistiría mi nuevo trabajito, sin embargo, no era para nada lícito. Les pregunté que si llegaba alguien, qué tenía que hacer, me dijeron que dijera un código, de cuya clave no quiero acordarme.
“Mira, tú tranqui no es difícil, si llega alguien, dices eso y te escondes entre las plantas y calladito, cuando nos aseguremos de que ya se fueron, pasamos a recogerte…”.
Y ya, regresando te damos tu pago, mira nomás por estar cuatro horitas echando aguas, 2 mil 500 pesos. ¿Cómo te caería esa lanita? Y si todo sale chido y le caes bien a los jefes, puedes ganar mucho más.
Efectivamente 2 mil 500 pesos por cuatro horas sin hacer nada y avisar por un radio, era una oferta tentadora, más para mi situación económica de ese momento. Bueno creo que, en general, y de hecho si hacemos cuentas, bastaría con “hacer nada”, tres veces para tener el equivalente a mi actual sueldo….
¿Le entras?
La neta suena chido, déjenme pensarlo.
Va, nos avisas mañana… sería hacerlo el miércoles en la madrugada.
Ok, gracias por los 200 pesos, se los pagaré lo más pronto posible.
No, no te preocupes, es un regalito, pa’ que te animes…
Durante todo ese día lo pensé seriamente, pero ya conocía la respuesta que daría; sin embargo, la curiosidad de ir y estar presente en algo así, me ganaba y despertaba inquietudes en torno a ello.
El martes regresé del albergue y me reuní con ellos, les dije que por mi chamba no podía ir, que había que estar al 100 al día siguiente para atender a los migrantes, pero que gracias por el ofrecimiento…
Les pregunté si podía acompañarlos pero sin hacer nada, solo un rato para observar y ya viendo cómo era la movida, a ver si me animaba para la siguiente vez…
Me dijeron que no, que si le entraba tenía que ser de lleno porque no podía ir cualquiera, además que durante el camino tenía que ir con los ojos vendados hasta llegar al lugar, entonces no vería nada…
Anímate, carnal, es segura la cosa, ya lo hemos hecho antes muchas veces, mira cómo neta nos urge alguien de confianza y nos caes a toda madre, vente y te damos un iPhone, al cabo ya lo queremos cambiar, 2 mil 500 y el iPhone, acá de compas.
Rechazamos la segunda oferta, más tentadora que la primera, pero igual de ilegal.
Hubo otras cuatro propuestas similares, que de igual manera rechacé, pero seguí la amistad con mis compas y a medida que más nos conocíamos, me iba enterando de toda la red en torno al huachicoleo.
Políticos, policías, narcos, jóvenes, maestros, todo lo que pudieras imaginarte, participaban de una u otra manera en esa empresa ilícita.
Siempre me quedé con duda de qué hubiera pasado, si hubiera ido, pero hasta ahora con el tema del desabasto, dimensiono el tamaño del problema. Una red que alimenta distintos estratos y se plantea como posibilidad, ante una realidad económica difícil, 2 mil 500 por 4 horas: “sin hacer nada”.
El huachicoleo no es un problema menor y permitir que siguiera ocurriendo cosas de este tipo, como en sexenios anteriores, no es opción.
Es un hecho que la estrategia del gobierno federal, no nos ha traído beneficios a corto plazo y al contrario, generó indignación por la falta de gas y el tiempo invertido para cargar gasolina (se los digo tuiteando esto, mientras hago fila a 7 cuadras de una gasolinera).
Pero sí, era necesario atender el problema, algo que desde aquel 2012, han permitido su crecimiento de manera exponencial, como en su momento, lo hicieron con el narcotráfico y ahí tenemos los resultados.
Son cosas distintas, lo sé, pero si las autoridades no les hubieran abierto la puerta, no tendrían el poder y expansión con el que actualmente cuentan.
Como lo dije, es una red que alimenta muchas bocas, en distintos estratos sociales y no es para menos, ya que robarle petróleo a una paraestatal, implica toda una logística que no puede pasar desapercibida…
Que si la estrategia no fue la mejor, de acuerdo, al ser la primera vez que se combate, es un modelo que tiene sus fallas, pero un modelo de acción ante sexenios de hacerse de la vista gorda…
¿Cómo combatir una red tan grande que fue permitida desde tu propio aparato?
La tarea no es sencilla y le va a costar gran simpatía al nuevo gobierno, hay desinformación y hermetismo, porque es evidente la falta de claridad, en un terreno opaco y pantanoso, que no se habían atrevido a pisar antes otros gobiernos, por la corresponsabilidad que existe.
Ante esta situación, es indispensable tener paciencia, en lo que dura el operativo; es un hecho que las dinámicas cotidianas, dan un giro de 180 grados y la cámara de gasolina, nos obliga a salir de nuestra zona de confort, somos afectados, pero el huachicoleo también lo hacía.
Si las cifras presentadas en estos días son ciertas, cuánta obra pública no se hubiera creado con ese dinero que nunca llevaba y se iba fugando a través de los ductos. En ese sentido, el huachicoleo también nos afectaba pero no lo sabíamos o dimensionábamos…
El combate a la corrupción, genera que las prácticas que antes existían, de tajo cambien y como todo cambio radical, no es fácil de asimilar por los costos que genera, lo estamos viviendo con lo de la gasolina.
Ambiciosa es esta apuesta contra el huachicoleo, cuando va iniciando el nuevo gobierno, a pesar de no estar entre sus principales propuestas. Calderón hizo lo propio en 2012 contra el narco, la historia ya la conocemos…
Esperemos que en esta estrategia, no se derrame sangre, ni cueste vidas, que no pase más allá de algunas horas de espera, para poner gas, en lo que se regulariza la situación.
No contribuyamos con la desinformación, ni compartamos imágenes o datos que no nos consten. No generemos más caos del que ya existe y seamos empáticos, pero también, reflexionemos sobre nuestro modelo de movilidad, dependiente del automóvil; en algún punto debemos transitar hacia algo más funcional, ya que según investigaciones, el petróleo durará solo 30 años más…
@_OscarAugusto