De lo general a lo particular: Dormir con cien hombres en un día

#ZonaDeOpinión

Por Anashely Elizondo / @anashely_elizondo (IG) 

Lily Philips, inglesa, creadora de contenido en la plataforma Only Fans, a sus 23 años de edad, ha alcanzado altos niveles de popularidad por haber mantenido relaciones sexuales con cien hombres distintos en un día.

Como era de esperarse, tras este polémico evento y con la publicación del reportaje “I Slept With 100 Men in One Day”, creado por el youtuber Josh Pieters, los cientos de comentarios, publicaciones y reflexiones giraron alrededor de Lily a través de redes sociales. 

En dicho reportaje, comenzamos viendo a Lily como una mujer decidida, dispuesta a satisfacer su propia fantasía y quien ha generado cientos de miles de dólares gracias al contenido publicado dentro de Only Fans. Aunque ella misma se niega a llamarse “una mujer de negocios” está claro que es considerada una especie de máquina capaz de producir, por lo menos, nueve empleos con ingresos estables mes con mes. 

Bajo una perspectiva enfocada en el feminismo liberal, la prostitución y cualquier clase de trabajo sexual, es considerado empoderante, ya que al igual que otros empleos, permite a las mujeres generar ingresos para sostener el estilo de vida deseado.

A través del documental, podemos ver a Lily, una joven europea de clase media que decidió dedicarse de lleno a la creación de contenido erótico, según mencionó, por mera vocación y por los grandes alcances que ha podido lograr a sus cortos 23 años.

Anteriormente, ha podido romper sus propios retos, manteniendo relaciones sexuales con 30 hombres en un solo día. Como todos los seres humanos, dentro de este reportaje podemos ver contradicciones ya que, en algunas ocasiones menciona que no le importa lo que la sociedad opine, que sus familiares y amigos están de acuerdo con sus decisiones y la manera en la que se gana la vida; sin embargo, minutos después menciona que tiene una vida bastante solitaria y que le da un poco de miedo saber que, posiblemente y debido a las tendencias machistas, nunca pueda conseguir un buen novio ni un esposo o formar una familia.

Son estos valores tradicionales inyectados en todas (hasta en las más liberales) mujeres del mundo y el conjunto de ideales prejuiciosos que giran alrededor de la prostitución, lo que hacen debilitar un ideal que Lily parece tener bien construido. Ahora, bajo otra perspectiva, en esta ocasión de feminismo abolicionista, la aceptación del trabajo sexual puede perpetuar la visión patriarcal de la sexualidad donde el hombre somete sus demandas eróticas en el cuerpo de las mujeres, delegando a un segundo plano el placer femenino.

Para esta rama feminista, la liberación sexual que tanto se espera para las mujeres, nunca podrá lograrse mientras existan prácticas desiguales entre hombres y mujeres durante las relaciones sexuales.

Y si bien, Lily parece una mujer decidida durante los primeros minutos del reportaje, al finalizar la práctica sexual que tuvo una duración de más de 8 horas, en las cuales se bañó en múltiples ocasiones y consumió varios electrolitos para mantenerse funcional, utilizando más de cien preservativos que quedaron tirados en el suelo, se le puede ver agotada (obviamente) pero también decaída y triste: “Esto no es para las chicas débiles”, mencionó.

Adipa, plataforma de psicología y salud mental, define la salud sexual como un estado de bienestar físico, emocional, mental y social relacionado con la sexualidad, es decir, no es simplemente la ausencia de alguna enfermedad, disfunción o dolencia. A pesar de que para Lily, esto representaba una manera de satisfacer una fantasía, reconoció que tuvo estados de inconsciencia mental, en la que sabía que su cuerpo estaba presente, teniendo relaciones sexuales con un hombre diferente cada cinco minutos; no obstante, su mente estaba lejana, por lo que sólo era capaz de recordar cinco de los cien rostros con los que compartió la cama ese día. 

Los participantes, quienes tenían que enviar una prueba de ITS, una fotografía y una credencial que acreditara que eran mayores de 18 años, iban entrando a la habitación uno por uno y, según contaron en el reportaje, aunque fueran cinco minutos, querían estar con la estrella porno de sus sueños, aunque para algunos esto representara confusión, vergüenza y miedo. ¿Son capaces algunos hombres de esperar, sentados en un mismo cuarto, para entrar y mantener una relación sexual con una mujer por sólo cinco minutos? La respuesta es sí, muchos de ellos, incluso, establecieron relaciones de amistad con otros hombres, invitaron amigos y salían a fumar para pasar el rato.

“Muchos de ellos me reclamaban, pedían más tiempo por haber viajado desde tan lejos, me pedían mucho más de lo que podía darles”, confesó Lily en dicho reportaje, mostrando que ella accedió al uso de su cuerpo de manera gratuita a varios desconocidos que conocían las reglas del juego y aún así pedían más. 

A pesar de la notoria tristeza que se percibe en el rostro de Lily al terminar con este reto, días después publicó que su siguiente desafío será mantener relaciones sexuales con mil hombres en un día, lo que nos invita a reflexionar:

¿Qué tan condicionadas están las mujeres que se dedican a la creación de contenido erótico a crear tendencias cada vez más complejas de cumplir con tal de mantenerse vigentes, virales y atractivas para sus consumidores?

¿Qué tanto influye el capital económico en las decisiones que estás mujeres toman con sus cuerpos? (Ya que es necesario recordar, que no existe el libre albedrío dentro de un sistema que perpetúa la explotación del cuerpo y de la mente para la generación de capital).

¿Cómo afectan a las trabajadoras sexuales las exigencias masculinas sobre sus cuerpos y qué tan desprotegidas se encuentran por la sociedad y el Estado? 

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Anashely Elizondo
Anashely Elizondo
Licenciada en Artes Visuales para la Expresión Fotográfica y becada en taller de fotoperiodismo de National Geographic. Colaboradora de la Gaceta y el Área de Prensa de la Universidad de Guadalajara. Enfoca su visión en temas relacionados con derechos humanos, feminismo y arte/cultura.

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