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La Asociación Nacional de Motociclistas encontró a su fundador en un hombre que no trabaja para una aplicación de transporte compartido, sino que se gana la vida en una granja. Aun así, él está ayudando a cientos de conductores a encontrar un buen camino.
Por Sunita Neupane, Global Press Nepal / @GlobalPress
KATMANDÚ, NEPAL — Apenas algunas personas llegan al principio, pero en poco tiempo la diminuta oficina en el centro de Katmandú se queda sin asientos. La mayoría de los asistentes tiene poco más de 20 años. Algunos lucen canas. Todos son hombres. Afuera, un letrero indica: “Asociación Nacional de Motociclistas. Conductores unidos por la legislación. El esfuerzo de hoy es la necesidad de mañana”.
Este es el escenario de una asamblea de uno de los únicos sindicatos que representan los derechos de los conductores que operan taxis de dos ruedas para las plataformas de entrega y transporte compartido. Sentado en un escritorio en la esquina está Basant Kumar Shahi, de 28 años, quien fundó la asociación en julio de 2023.
Aunque Shahi no es conductor, sino que vive de los ingresos de una granja de su propiedad en Katmandú, escuchar sobre las adversidades de los conductores lo inspiró a crear la agrupación. Uno de ellos tenía dificultades para pagar el tratamiento médico de su esposa y culpaba a las altas comisiones de las aplicaciones, que, dependiendo de la empresa, pueden ascender hasta el 20% de las ganancias de los conductores. Otro relató que la empresa no lo ayudó tras haber tenido un accidente mientras trabajaba. Muchos le dijeron a Shahi que no tenían tiempo para organizarse.
Entonces, decidió hacerlo él mismo. La asociación comenzó con 10 conductores; hoy son más de 800. Al pagar una cuota de 100 rupias nepalíes (menos de 1 dólar estadounidense) al año, los miembros tienen acceso a capacitación sobre normas de tráfico, servicio a la clientela y seguridad. En las asambleas, hablan sobre legislación, leyes de tráfico, normativas de las plataformas y seguridad; o bien, simplemente desahogan sus problemas.
“Como no soy conductor, al principio pensé que no podría entender sus problemas”, dice Shahi. “Pero trabajar en lo mismo para entender que son humanos”.
En esa asamblea en septiembre de 2023, los conductores hablaron sobre la falta de estacionamientos para vehículos de dos ruedas en Katmandú. “Me multan todo el tiempo por detenerme donde la gente me pide”, dice Salim Bade. Otros asienten con la cabeza.
Shahi los escucha atentamente. Cuando habla, su voz es amable. Al final de la asamblea, dice que escribirá una carta a la oficina de policía de tráfico y al gobierno metropolitano de Katmandú para solicitar más espacios de estacionamiento.
“Las empresas de transporte compartido han dado empleo a miles de personas jóvenes en el país. Mi meta es asegurar la longevidad de esos empleos”, afirma Shahi.
Un reporte de 2019 publicado por el Ministerio de Transporte de Nepal registró 26 aplicaciones de transporte compartido activas en el país. En ese momento, las dos más grandes, Tootle, de origen local, y Pathao, con sede en Bangladés, sumaban en conjunto 26 500 operadores de motocicletas en el Valle de Katmandú.
Hasta ahora, la asociación ha solicitado a las empresas reducir sus tarifas por servicio a un máximo de 9% y brindar a los conductores un seguro y un fondo de pensiones. Actualmente, no hay regulaciones que exijan a las compañías hacerlo.
Con la ayuda de Shahi, los conductores también participaron en la redacción de nuevas regulaciones desarrolladas por el Departamento de Gestión del Transporte de Katmandú. Si se implementan, se requerirá a las empresas proporcionar seguro y garantizar que los conductores hayan tenido licencia de conducir por al menos un año. Además, los conductores estarían obligados a tener cascos para su clientela y programar inspecciones vehiculares con frecuencia.
Pradip Adhikari fue uno de los primeros miembros de la asociación. Comenzó a trabajar como taxista de motocicleta hace dos años y medio, tras volver de Dubái. Cuando inició, dice, ganaba 4500 rupias (34 dólares) al día, pero conforme creció el número de trabajadores en el sector, sus ingresos se redujeron a alrededor de 2000 rupias (15 dólares) al día.
Adhikari comenta que está satisfecho con su trabajo, pero que le preocupa no tener seguro de accidentes o acceso a una pensión. Unirse a la asociación le ha ayudado a cultivar esperanzas en el futuro. “Antes, no tenía a quién contarle mis problemas”, dice. “Trabajar como colectivo es más productivo que hacerlo solo”.
Shahi espera eventualmente reunir conductores de otras ciudades en Nepal. “La asociación es una casa y nosotros somos los miembros”, dice. Su objetivo es regular legalmente el transporte compartido y asegurar los derechos de conductores, clientes y empresas. “Nuestro trabajo siempre será el de vigilantes”.
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Este trabajo fue publicado por Global Press Journal:
The Union Leader Helping Nepali Motorcycle Drivers Navigate the Gig Economy