La alfabetización mediática e informacional permite empoderar a las y los ciudadanos por medio del conocimiento y la adquisición de habilidades para aprovechar las tecnologías de la comunicación e información, pero sobre todo para mantener una postura crítica y analítica ante la información que reciben.
Para saber más hablamos con el experto investigador, Guillermo Orozco Gómez, quien considera que el primer paso de este proceso de alfabetización es identificar la desinformación tan presente en nuestras prácticas mediáticas.
Por Aitana Rodríguez / @Aitanaerg
Piensa en los medios de comunicación a los que estás expuesto diariamente. ¿Listo?, son muchos, ¿cierto? La televisión, la radio, el celular, así como la larga lista de redes socio digitales como: Instagram, TikTok, Facebook o WhatsApp, estas -por ejemplo- son sólo algunas de las plataformas digitales que te bombardean con anuncios, noticias, memes, videos, audios y todo tipo de recursos para tu entretenimiento e interés.
“Hay cada vez una variedad de medios y una variedad de estilos de comunicación para poder estar comunicado con los demás o con la información, no necesariamente con otras personas. Ha sido explosivo el crecimiento de la comunicación tecnológica y nos ha permitido y nos permite hacer muchas cosas que eran impensables hacer en otros momentos”, así lo explica Guillermo Orozco, especialista en alfabetización mediática.
Aunque el acceso a estas herramientas es de gran provecho, precisa, también traen consigo diversos retos y problemáticas; por ejemplo: la constante exposición a información falsa, violaciones a la privacidad, sobreestimulación informativa, fraudes, difusión de discursos de odio y otras situaciones que se requieren prevenir para disminuir los riesgos o consecuencias que pueden representar.
Por esta razón, es importante hablar sobre la Alfabetización Mediática e Informacional (AMI), proceso educativo promovido, desde 1982, por La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), ya que reconoce la importancia de que las y los ciudadanos sean empoderados con conocimientos, destrezas y habilidades sobre el uso de las tecnologías de la información y la comunicación a los que están expuestos cotidianamente.
¿Qué es la AMI?
Cuando se habla de Alfabetización Mediática e Informacional (AMI) se habla de acceso a las tecnologías, pero también se habla de personas preparadas para aprovechar estas tecnologías desde una actitud crítica y analítica de la información que reciben.
Identificar una noticia falsa, un rumor, discursos de odio, verificar la información que se recibe, entender cómo funcionan los medios de comunicación y su influencia en la cultura o la opinión de las personas, así como aprender a crear y difundir mensajes propios a través de los medios de comunicación, las cuales son algunas de las habilidades que las y los ciudadanos pueden desarrollar desde la AMI.
La importancia de que las personas aprendan a ser críticos con su entorno mediático radica en que puedan ser más exigentes con el contenido que reciben de los medios y profesionales de la comunicación e información, ejercer sus derechos y obligaciones en el entorno digital y mediático. Así como que sean dotados de herramientas para dialogar y participar, activa, ética y democráticamente.
“Todos estamos expuestos a cada vez mayor información en todos los lenguajes; escritos, radiofónicos, audiovisuales, así como con todo lo que es del mundo que no es de los medios, sino de las computadoras y de la inteligencia artificial. Entonces, tenemos que ser conscientes y tendríamos que ser educados desde la escuela primaria en que tenemos que aprender a dialogar con los otros a través de cualquier medio de comunicación” explica Guillermo Orozco, quien en la Universidad de Guadalajara encabeza la Cátedra de Alfabetización Mediática e Informacional (Cátedra AMIDI).
La AMI para combatir la desinformación.
Cómo se ha explicado brevemente, la AMI es una propuesta que pretende combatir diversas situaciones que nos ponen en riesgo. Una de ellas, es la desinformación, que es como se llama a la información creada o manipulada que se comparte con la intención de engañar o hacer daño.
La desinformación puede tener muchas formas, niveles y propósitos, como hacerte sentir algo, hacer que actúes o pienses de cierta forma. Sin embargo, es importante adquirir el conocimiento básico para poder combatirlo, para lo cual el primer paso es identificar la falsa información y, el segundo paso, es no contribuir a su difusión.
Para entender cómo funciona la desinformación debemos tener en cuenta dos puntos. Primero, nuestro propio conocimiento, experiencias, educación y cultura, es un sesgo u obstáculo inevitable que puede influir en la información que aceptamos como verdadera y que después compartimos. Usualmente, aceptamos la información que es más fácil de entender, que nos provoca alguna emoción o que refuerza que tenemos la razón.
Segundo, las redes sociodigitales, influyen en que esta información creada o manipulada con mala intención, se difunda con mayor rapidez. ¿Por qué sucede esto?, bueno, pues esto se explica por el propio funcionamiento de las plataformas digitales que tienen el objetivo principal de que permanezcas el mayor tiempo posible dentro de esa app y que a su vez te conecta con contenido o personas que piensan igual a ti, lo que genera burbujas informativas que facilitan la propaganda y difusión de información falsa.
Algunas de las prácticas recomendadas por el Centro de Cultura Digital para verificar la información. Considera que algunas de las características de información pueden ser las siguientes:
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- Suele ser anónima, no hay personas o instituciones que se hagan responsables de la información.
- Poseen titulares impactantes o alarmantes. Suelen utilizar lenguaje informal o poco serio.
- El contenido busca apelar a las emociones.
- Es contenido que no aparece en otros medios.
- Se aprovechan de prejuicios sociales.
- Carecen de fuentes fiables, son ambiguas o difíciles de comprobar.
Si consideras que la información que estás recibiendo puede ser falsa, puedes verificarla de la siguiente manera:
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- Identifica quién lo dice y su relevancia en función de la circulación o alcance que tenga
- Consulta las fuentes de referencia y fuentes alternativas para contrastar la información.
- Analiza la información de cada fuente y trata de identificar si existen contradicciones.
- Presta atención a las fotografías o recursos de apoyo, en ocasiones pueden estar editados o ser antiguos.
Estas son solo algunas de las propuestas para identificar la desinformación, si deseas seguirte preparando y alfabetizando sobre las tecnologías de información y comunicación. Puedes obtener más información en los siguientes enlaces:
Cátedra UNESCO de Alfabetización Mediática e Informacional y Diálogo Intercultural.