Colectivo Teocintle: 10 años de cultivar comunidad y resistencia 

El Colectivo Agroecológico Teocintle llevó a cabo la “Fiesta del Teocintle” para celebrar en comunidad sus 10 años como organización que incentiva prácticas de huertos urbanos. El festejo se llevó a cabo en el Parque Arqueológico de Zapopan, ahí participaron quienes a lo largo del tiempo han contribuido a la permanencia de esta organización que tiene como objetivo cultivar alimentos y cultivar comunidad.

Textos y fotos por Leslie Zepeda / @lesszep2

Teocintle proviene del Náhuatl teocentli o teocintli que significa ‘maíz del dios’; por ello, afirman que los teocintles son los parientes silvestres del maíz. Los antecesores directos de los cuales se domesticó el maíz como cultivo por los antiguos habitantes de Mesoamérica. Por estas razones, fue que desde el Colectivo Agroecológico Teocintle eligieron su nombre hace diez años, en 2013.

“Teocintle es el ancestro silvestre del maíz entonces, todo el significado y trasfondo que tiene para nuestra cultura mexicana, es así maravilloso desde que en un primer taller que tomamos nos explicaron todo esto es que dijimos queremos que así se llame”, afirmó una de sus integrantes fundadoras. 

Desde su inicio y hasta la fecha, el objetivo de esta organización ha sido llevar a cabo un huerto comunitario dentro de la ciudad con prácticas agroecológicas en donde la principal preocupación es el cuidado de la naturaleza y del medio ambiente, y la regeneración de este entorno que estaba totalmente abandonado; es decir, cultivar alimentos, pero también cultivar la comunidad.

Iniciaron siendo una comunidad extraordinariamente grande con 80 integrantes, según contó Everardo Pérez Cárdenas, quien en al inicio de este colectivo presidía una asociación civil y quien guió la construcción del colectivo como una organización formalmente. Actualmente lo integran de 25 a 30 personas, y sigue siendo de los colectivos más grandes que tratan temas agroalimentarios en la Zona Metropolitana de Guadalajara, ya que normalmente éstos son de menos de diez personas.

Everardo Pérez explicó que quienes están aquí es por gusto, lo que quiere decir que las actividades en torno a la organización son fuera de sus labores y cotidianidad, esto significa que el tiempo y esfuerzo que aportan es de manera voluntaria, ya que no hay una remuneración económica.

“Hay quienes estamos aquí desde que inició, pero también hay otros que se han sumado en el camino y es también muy válido, que han encontrado aquí un espacio donde sus búsquedas y sus proyectos que querían llevar a cabo aquí ya se ven este reflejados y que aquí también han encontrado una comunidad que los respalda. La comunidad se ha transformado mucho pero se mantiene el objetivo principal”, aseguraron desde el colectivo.

Por otro lado, Everardo Pérez añadió que al inicio del colectivo, cuando estaban aprendiendo a gestionar una organización se asesoraron de otras asociaciones, colectivos para aprender de ellas y ellos, ahora, él es quien nota el gran cambio pues son ahora el Colectivo Agroecológico Teocintle a quienes se acercan para asesorarse en el tema. Además informó que el sentido de comunidad que han construido en este espacio está “impreso” en la tierra:

“Ellos han estado trabajando la tierra por años; se le llama impresión de tu trabajo, de tu esfuerzo y sentimiento hacia la tierra porque ahí tú sabes si traes tristeza, alegrías, enojo, pues le pegas a la tierra o estás sembrando y llorando, me ha pasado a mí también. Entonces hay un sentimiento que le otorgas a la tierra y es ahí cuando sientes que es tuyo, sientes pertenencia. Aquí es el tema del alimento, no nada más el alimento de comer, sino lo que implica producción, la circulación o comercio, lo que articula es la comunidad, este colectivo”.

Debido al gran esfuerzo que ha implicado la resistencia de 10 años como colectivo agroalimentario en una ciudad como Guadalajara donde se prioriza la construcción de grandes edificios; por ello, es que organizaron la “Fiesta del Teocintle” para invitar a personas nuevas, pero sobre todo a quienes de alguna manera han apoyado en el fortalecimiento del colectivo. 

Ésta se realizó este 21 de cctubre e incluyó un amplio programa con mercado agroecológico, presentación del Grupo Folclórico Aztlán, círculo de mujeres, taller de tambores, conversatorio: Cultivando los espacios públicos, bordado comunitario, herbolaria para sanar el cáncer, proyección 10 años de historia y “Un Vergel en medio del Desierto” y el cierre de actividades con música en vivo.

Para la apertura de esta celebración realizaron una ofrenda prehispánica con flores e instrumentos que evocaron a los cuatro elementos, agua, tierra, fuego y aire, esto en agradecimiento a lo que la Tierra brinda y les ha dado mediante la cosecha de alimentos estos diez años. 

Sobre todo porque no ha sido poco lo que han generado estos años, contaron cómo el colectivo ha participado de manera activa, desde un primer momento, en la construcción un huerto comunitario, posteriormente la construcción de la pérgola -una estructura de bambú que está cubierta con una bugambilia y chayotes-, una bodega y un vivero. Y en las demás áreas lo han hecho personas especializadas en bioconstrucción, pero sí hemos apoyado en algunas como la cocina comunitaria, el temazcal.

El colectivo está instalado en el Parque Arqueológico de Zapopan, un espacio que lograron gestionar desde 2013 con el gobierno municipal y que estaba en pésimas condiciones, sin alumbrado público, inseguro y que era utilizado como basurero. Ahora es todo lo contrario, un espacio de convivencia, comunidad y autosustento alimentario, sin embargo no ha sido sencillo, así lo afirmaron desde el Colectivo Agroecológico Teocintle:

“Ha sido también de muchos altibajos, en el primer cambio de administración, en 2015, si fue como que no se entendía nada de la visión del espacio, no sabían cómo funcionaba y si hubo una ruptura y total de, pues ya sacamos al colectivo y no no queremos que que sigan sembrando acá, pero se hizo un proceso de resistencia en donde nos movilizamos y el parque pasó a otra dependencia y hasta ese momento sí había como una relación a lo mejor este no de tanto apoyo, pero mínimo de dejar trabajar, como de pues ustedes ahí en el huerto y háganse bolas. Ha habido otros momentos que sí ha habido más apertura, más apoyo, se entra más en diálogo. Se hace incluso un trabajo conjunto”.

Para quienes integran este colectivo se tendría que trabajar siempre de manera conjunta, no que las autoridades municipales, que no son quienes desempeñan esta labor, quienes sean las únicas en tomar decisiones, sino que se trabaje coordinadamente con ellas y ellos, quienes estos diez años han realizado un trabajo colaborativo por el bienestar del medio ambiente y vecinal de esta zona. 

“Ahorita el Parque depende de Desarrollo comunitario, que tienen una visión también muy sesgada de lo que debería de ser este lugar. Y no sé hasta qué punto les interese promover este tipo de alternativas. Yo me pregunto: si solamente estuviera a cargo de funcionarios públicos entonces ¿cuánto duraría un parque como este?”.

Finalmente, en un ambiente de celebración y agradecimiento se desarrolló la  “Fiesta del Teocintle”, con la participación de personas que como semilla aportaron algo para que creciera la comunidad del Teocintle. 

“Los huertos públicos y comunitarios son espacios donde además de que se cuida la naturaleza, se generan muchas relaciones comunitarias que fortalecen el tejido social desde las bases”.