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El cortometraje de ficción Bucan Tu Rhachhidu’ trae del futuro las enseñanzas y horizontes de la participación política de las mujeres en pueblos indígenas. Aporta desde la creatividad de la cineasta Luna Marán y las herramientas del cine comunal que aplica con el colectivo Hagamos Lumbre
Texto: Daliri Oropeza Alvarez / Pie de Página
Fotos: Cortesía Hagamos Lumbre
Las mujeres abren la esperanza de dignificar la vida y cuidarla, gracias a su lucha por la igualdad en los pueblos indígenas y la participación política que ejercen. El futuro tiene horizontes donde aún existe la naturaleza, gracias a ellas. Es la propuesta narrativa de Luna Marán, cineasta y el colectivo Hagamos Lumbre, en la ficción titulada Bucan Tu Rhachhidu’ (Deja lo que te espanta).
“Es importante subrayar que la película reconoce que las mujeres hemos participado desde hace muchas décadas. Y no tiene que ver con una Ley de Paridad que se inventó una diputada panista”, cuenta Luna Marán, directora y productora del cortometraje Bucan Tu Rhachhidu’, el cual proyecta la vida en el año 2080 y porqué las mujeres ya no tienen miedo.
El cortometraje de ficción circula ya en diversos festivales. Actualmente, en Ambulante y en el Festival Internacional de Cine de Morelia. La exhibieron Cortos Pulsos, Festival Internacional de Cine de la UNAM (Ficunam) y Muestra NAHUALA. Bucan Tu Rhachhidu’ coloca a las mujeres como pieza fundamental para un futuro viable, donde prevalece la vida.
“Nosotras ocupamos el espacio y planteamos este futuro comunal. Las mujeres hablan de cosas muy concretas. Tienen que ver con la repartición de los cuidados, para que las mujeres puedan hacer política comunitaria. Del reconocimiento y de que no se trata que las mujeres van a acceder al poder. Subrayarlo. Sino que las mujeres participen en la conversación de esos futuros que se van armando en la comunidad. No es poder, sino dar un servicio en pro de la comunidad”, describe Luna Marán en entrevista después de la proyección en Ficunam.
El Cine Comunal o en comunalidad es una metodología nacida en la región zapoteca de la Sierra Juárez, que ha encontrado sentido gracias a proyectos como el Cine Too Lab, El Cine Comunitario en Guelatao, el Campamento Audiovisual Itinerante, y ahora, las producciones del colectivo Hagamos Lumbre.
Hacer cine comunitario es desafiar las relaciones verticales de las grandes producciones del séptimo arte. La asamblea, la rotación de labores, la colectividad. Es estar siempre en diálogo con los integrantes del equipo. Consensuar las decisiones y el rumbo del proyecto. Es romper con el cine vertical, de acuerdo con Luna.
En esta entrevista a tres voces, Cela Cruz Ramírez y Rosalinda Dionisio Sánchez, dos actrices defensoras del territorio y, Luna Marán, productora-directora de Bucan Tu Rhachhidu’, hablan del reto comunitario, organizativo, imaginativo, de proyectar la realidad desde las mujeres zapotecas que impulsan y cuidan su comunidad, implicadas como actrices en hacer la ficción.
Esta obra es una mezcla de cine documental y experimental (link) con diálogos intervenidos por imágenes de la naturaleza más abundante y los megaproyectos más destructivos. “Las labores de cuidados sustentan la vida en las comunidades”, resalta Luna.
Resalta las labores actuales de las mujeres a través de la comunidalidad y los sistemas propios de gobierno de los pueblos en Oaxaca. Las mujeres que además de hostentar cargos polliticos, también participan en la educación, la cultura, la siembra, la vida cultural, la salud o la defensa del territorio.
Cela Cruz Ramírez: participación y cuidados
Cela Cruz Ramírez es una mujer de edad ha ostentado varios cargos comunitarios en su comunidad zapoteca, en Santa Catarina Lachatao, en la sierra norte de Oaxaca. Es una de las protagonistas del cortometraje Bucan Tu Rhachhidu’.
–¿Las mujeres te han influenciado para participar en cargos en tu comunidad?
–Desde chicas mi mamá nos inculcó el acomedirse. Así lo fuimos haciendo. Entre mis 15 y 16 años me dieron el cargo para hacer vocal de la fiesta del pueblo.
De ahí fui Promotora de Salud y de ahí presidenta del DIF. Con mi familia salimos de la comunidad por años, y cuando volvimos a regresar, me dediqué al tema de la basura, de ya no usar los trastes desechables.Trabajamos para comprar trastes. Tener vasos, platos, cucharas para no estar comprando desechables.
Eso pasó en el 2006 y desde ese año en el pueblo se prohibió el unicel. Después ya ocupé otro cargo, me nombran como presidenta comunitaria, a raíz de un problema político que tuvimos con nuestras agencias, que llevaban ya nueve años impugnando a nuestra autoridad.
Ahí ya empecé. Me di cuenta que ya por años ha participado la mujer. No en el 2016, cuando dijeron, según que tenían que integrarse mujeres a los cabildos. Pero nosotros desde el 2000 y antes ya había regidoras, tesoreras, secretarias, una presidenta municipal.
–¿Qué aciertos recuerdas como presidenta comunitaria?
–Yo me siento satisfecha, porque la gente respondió a lo que como Cabildo acordabamos. Claro e ir al tequio. Ir al bosque, cuidarlo y recorrer para que no talen. Vigilar, vigilar.
Ya reforestamos en el 2008, pero nos comentó un técnico que era mucho mejor ir a hacer las curvas de desnivel, le llaman. Lo que hicimos fue limpia 50 centímetros y hacer zanjitas y limpiar hasta encontrar tierra en el mismo bosque. para garantizar que la semilla caiga en la tierra y crezca de forma natural. Ha servido muchísimo.
Yo no tengo estudio, yo nada más estudié la secundaria.
–¿Para ti qué significó participar y actuar en esta película?
–Pues créame, la verdad, nunca pensé. Fue algo y pues muy bonito, sentí algo. Lo que queremos que al rato se enteren nuestras mujeres.
Debemos de participar… Pero también yo ya lo viví, y ya lo ví con la regidora teniendo un niño chiquito. Es pesadísimo. Es pesado para una mujer, pero no es imposible. Mis hijos ya están grandes, ellos nos apoyan. Pero me dio sentido el gran apoyo de mi esposo cuando he sido presidenta porque pues él de repente hacía de cenar, ya quité la ropa o ya la lavé.
Y ahorita la película, pues el verme ahí, si se siente algo. Créeme que estás adelante porque es importante lo que estás haciendo. Pues nunca me imaginé que fuera así de grande. La película ayuda a resaltar la voz de las mujeres.
Rosalinda Dionisio Sánchez: por la tierra contra megaproyectos
Rosalinda Dionisio Sánchez es una mujer adulta que lucha contra la minera Fortuna Silver en su pueblo zapoteco, San José del Progreso, Ocotlán. Al iniciar, recuerda que a su comunidad le arrebataron el zapoteco con la prohibición y la discriminación, pero no dejan de ser un pueblo indígena.
–¿Cómo fue tu participación en la película?
– Además de conocer a Luna desde hace muchos años, el tema de la lucha por la nos unió. Luna le ha puesto un interés en visibilizar uno de los casos de violaciones de derechos humanos más grandes en Oaxaca: el tema de mujeres y de la defensa del territorio.
Hizo unas tomas y video de la defensa de San José del Progreso. Es un proceso de defensa del territorio por un megaproyecto de minería de una empresa canadienses, se llama Fortuna Silver. que tiene empresas en México que la subsidian, como es minera Cuzcatlán. A raíz de ese proceso organizativo de mi comunidad, pues emprendimos esta lucha con las mujeres.
Ha sido muy difícil parar el proyecto porque cuando nosotros nos enteramos, ya estaba implementada la minera, ya estaban los permisos. No hubo consulta, no hubo otras opciones. A raíz de eso, se hace este movimiento. Algo que siempre, en mi caso, es denunciado, son las las dimensiones de derechos humanos.
Y en un punto, a mí me tocó participar con estos cargos en la defensa contra la minera. Lo difícil ha sido porque también, hay que ser realistas, en las comunidades todavía existe machismo. No tenemos las mismas oportunidades las mujeres que los varones.
–¿Como han sido esas oportunidades?
Los varones desde cierta edad van escalonando los cargos y en cambio, nosotras cuando se da esa parte de la reforma o ley de género, electoral de la participación de las mujeres, con porcentajes, la ponen sin ver formas de los pueblos, ni de herramientas para las mujeres. Está enfocada más a los partidos políticos, pero citadinos. No de las comunidades.
Ahí fue el primer golpe que muchas compañeras sufrieron. Porque solo las obligaron. En la Asamblea que es una ley fuerte para las comunidades, no, pero lo otro fue la parte de que usaban los nombres de las compañeras para postular puestos nomás. No creemos en pero esas otras formas.
La mayoría de las que participamos, también nos conocemos en los diferentes procesos organizativos de nuestros pueblos y vimos que es importante, aparte de visibilizar el trabajo, tenemos una tarea de seguir a abriendo estos caminos para las que vienen atrás.
–¿Cómo lo refleja la película?
Algo que yo tengo muy claro es que muchas mujeres ancestras, que dieron la vida por estos procesos organizativos, nos abrieron los caminos a nosotras. Por eso estamos ahora donde estamos. Entonces, en la película, era cómo colocamos esa parte de lo que hicieron y ahora nosotras hacemos. No lo vimos como ‘¡ah, sí! vamos a ser actrices’. El punto es la lucha de las mujeres y la defensa del territorio.
Sale esta propuesta de hacer la película y nosotras ‘¿pero qué vamos a hacer?’. Ahí hay material, nos dijo Luna. Yo en un momento dije, pues se puede visibilizar la lucha para que esto pueda seguir caminando. Creo que Luna en especial, con otros cineastas que conozco, se han enfocado a esta otra parte de lo colectivo, del cine colectivo, de trabajarlo de esa manera.
Cuando a mí me involucró Luna, en eso de de estar en los guiones… incluso yo tengo la Licenciatura en Derecho. Y así acompañarla en algunos procesos más jurídicos, es chido que te involucres de otras maneras. Por eso también estoy muy contenta que se llenara la sala
Ya viendo ahora terminado el material, con el sonido, está más bien. Está terminado un poco más detallado lo que vimos. La verdad es muy bello, porque no eres actriz. Eres defensora pero de actriz, pero como multi rollos. Como tal, fuimos dialogando para grabar sobre la organización de nuestros pueblos. Aún con los nervios, en un momento lo tomamos como una grabación y nos metimos al tema. Lo hablamos con las compas.
Nos dimos primero la oportunidad de que cada una diera nuestro contexto, para entendernos a cada una. Fue un tema muy amplio. Y aunque solo se ve una partecita, lo que sí es lo más sustancioso.
–¿Por qué son importantes las mujeres para el futuro?
Son más mujeres que participan en la defensa del territorio. No es que hable por ellas, pero sí poner la voz de cómo las mujeres nos nos vemos ahí. Cada contexto es diferente, pero creo que eso es lo chido, colocar el tema: las mujeres son importantes para el futuro de la naturaleza. Primero porque somos parte del territorio, nosotras somos quienes hemos aportado para que esto pueda fluir en las comunidades. Se hace un buen de trabajo, pero no nos lo reconocen.
O sea está chingón la comida pero ¿quién la hace? está chingón ir a barrer y aunque sean trabajos que nos han colocado por roles de género, lo hacemos nosotras. Somos un porcentaje importante en el mundo quienes tienen el cuidado de la tierra, quiénes estamos cuidando la tierra, el agua. Es la necesidad del agua, es la necesidad de la comida. Tenemos otro acercamiento más en la naturaleza, no digo que los varones no, pero yo sí he identificado que tenemos otro apego.
Y esa cosa de dar vida. Nosotras como mujeres tenemos otro apegos diverso a el de los varones.
Queremos nosotras ahora ser pilares para otras mujeres. ¿y cómo lo vamos a hacer? Si no fortalecemos esas bases, nuestra organización, nuestra naturaleza. Qué hice yo, qué hiciste tú, qué podemos seguir haciendo juntas.
Por eso es muy bonito, el significado de Bucan Tu Rhachhidu’ (Deja lo que te espanta).
Por ejemplo algo que al menos yo que estoy en ese proceso de defensa contra ña minería, porque nos han implementado megaproyectos que nos han destruido de la forma comunitaria y nuestro territorio, yo hablo más de este tema, pero creo que cualquier otra cosa que destruya la vida comunitaria es un primer factor que cambia a los las formas de vida y acaba con la vida.
El sentido es proteger este sagrado. Bien hecho en el cine, exactamente, porque en ese corto que se presentó cómo justo ponemos es otra parte de de la vida, el agua, el bosque, porque sabemos que estos elementos son quienes nos mantienen, desde nuestros espacios, pero son la fortaleza misma.
Luna Marán: No es el poder. Es servir a la comunidad
–¿Cómo realizar esta pieza con cine comunal?
–Tenemos una forma de vida que tiene que ver con trabajo comunitario. Que tiene que ver con las preocupaciones por el territorio y los problemas sociales. Es un cauce, no es algo que esté que sea ajeno a nosotras. Más bien es parte de nosotras y es la la construcción.
Uno crece un espacio que te alimenta y eso va a alimentar todo lo que hagas. Es muy difícil salir de ahí, es difícil pensar que voy a hacer algo, que no sea comunitario. No funciona así.
El trabajo en donde en la sierra es colaborativo. Yo estudié cine y sé que las lógicas afuera, digamos, son otras. Pero yo no puedo llegar con doña Cela y querer hacer las cosas como se hacen afuera, porque sé que se pueden hacer más como lo hacemos nosotros.
Estamos acostumbrados a hacer las cosas de una sola forma. Pues no. Si yo me tuviera que poner en el papel de hacer una película como directora de afuera, vertical, pues sí sería muy difícil para mí.
Me costaría mucho porque mi lógica natural es consultar. Le mando el trabajo a doña Cela, le pregunto qué opina, me dice está bien, ya me da su gusto. Bueno, voy con alguien más a consultar.
Mi forma natural de trabajar desde que he empezado es consultar.
Escucho, retroalimento, transformamos entre todo el equipo y eso, la verdad, sí retrasa los procesos, pero lo logra porque las mujeres como ellas son mujeres muy prácticas y toman decisíones. No como en Tío Jim que mi familia sí me dijo, quita esto, pon esto. Y como que era muy concreto lo que se quería decir entre todas, entonces, salió el asunto.
–¿Cómo armaron el guión?
No fue complicado , porque en realidad estamos de acuerdo en el horizonte. Estamos de acuerdo hacia dónde vamos, qué queremos decir, qué nos es importante que quede grabado. Cómo es que alguien esté pensando en otro futuro.
Estamos yendo hacia el mismo camino. Es importante para todas. No es guión, es algo muy natural y muy muy dialogado. Sí, el guión digamos en términos estrictos, si se escribió una escena que era interior. Luego se presentan y conversan sobre la participación política. Sí hubo un texto, digamos, donde sabíamos que iban a estar reunidas que iban a estar sentadas en círculos este sabíamos que el tema era la participación política de las mujeres y cada quien iba a decir su punto de vista.
Y si teníamos claro, cuando se integró el material de Elena, que la idea era el que el material de Elena interviniera, visualmente las intervenciones de ellas, no, con la naturaleza o las minas de Zacatecas . La naturaleza viva es en la sierra entre Calpulalpam y Guelatao. Es el mismo medio ambiente de nosotras.
Las mujeres dialogaron y como si estuvieran aprendido algo, porque realmente es una interpretación de su propia práctica. Era bastante sencillo porque vamos a hablar de algo, que ya hemos estado hablando y es algo que nos importa. Solo hay que hablarlo.
Algunas sí se conocían, otras no se conocían, pero todo este proceso ha sido de platicas y entrevistas que fueron como una especie de investigación para plantear un universo temático, que tiene que ver con la defensa del territorio.
–Y poner la defensa del territorio de las mujeres al centro de modo natural…
–Pensando en la exploración de la complejidad del quehacer de mujeres como Doña Cela, o la propia Rosi. S mujeres, pero que también hacen participación comunitaria, pero también están haciendo defensa del territorio. Y son demasiadas labores la que realizan.
Dimensionar que son ellas las que están defendiendo el territorio y que gracias a que ellas lo están haciendo, pues las cosas están sucediendo, y así sigue preservándose la naturaleza.
En lo personal, ahí me cruza, no es algo que esté externo a mí, sino es algo que yo estoy viviendo todos los días y que los conflictos que se estaban diciendo en el en el la película, que es que se ocupa que las labores de las mujeres.
Porque es un tema, se atraviesa diario. Yo, digamos, una mujer en el pueblo que está haciendo participación política también y que estoy ahí viendo cómo suceden las cosas en la asamblea, veo como lo difícil que es poner nuestra palabra en la asamblea, que nos escuchen.
Normalmente las mujeres damos las soluciones en las asambleas, y si no son tomadas en cuenta, los conflictos se alargan y hasta que no encuentran de otra obedecen. La palabra de las mujeres y ahí es cuando se soluciona.
Desde mi experiencia cotidiana, es todo el tiempo. Voy a las asambleas del pueblo y tengo cargos. Yo tengo cargo, un nuevo cargo en Guelatao, un modelo de economía cooperativista. Se crearon en la pandemia tres cooperativas, una caja de ahorro, una gasolinera y una consultora. Entonces yo tengo el cargo de una especie de figura que va a auditar las cooperativas. Me gane la rifa del tigre y el doctorado en economía que no tengo.
–¿Ocupar el cine para resaltar la labor de las mujeres en la organización propia?
–Cómo aprovechamos, como dijo Rosa, la oportunidad de los recursos que le dan al cine. Nos dijeron, presenten en algo y nosotros ocupamos el espacio y planteamos este futuro comunal.
Hay varias cosas que que ellas dicen que son muy concretas, que tienen que ver con la repartición de los cuidados para que las mujeres puedan hacer política comunitaria.
Hay un asunto del reconocimiento. De que no se trata que las mujeres van a acceder al poder por el poder. Para nosotros es muy importante subrayar que no se trata que las mujeres accedan al poder, sino que las mujeres participen en la conversación de esos futuros que se van armando en la comunidad y que no es tener poder, sino dar un servicio en pro de la comunidad. Es muy importante para nosotras nombrar eso.
Porque desde el feminismo tradicional se piensa en el empoderamiento de las mujeres. Desde nuestra comunidad es más bien cómo las mujeres sí participamos de la toma de decisiones de lo que va a ser el futuro. No por el hecho de de estar en el poder, sino por el hecho de contribuir en esa conversación y de ser parte de esa decision colectiva.
Hay otra parte que de la película que que tiene que es muy importante para mí subrayar que tiene que ver con reconocer que las mujeres hemos participado desde hace muchas décadas y que no tiene que ver con una Ley de Paridad que se inventó una diputada panista.
–Poner los cuidados en el centro para el futuro…
–Estamos hablando de reconocer que las labores de cuidados sustentan la vida en las comunidades.
No solo el hecho de estar en las asambleas, sino que también las otras formas que sostienen la vida dentro de las comunidades. Hay que reconocer que esa genealogía de participación no es la misma en todas las comunidades.
Porque hay comunidades, como dice Cela, que están las mujeres, están prestando el nombre y solo firman, pero sí hay comunidades también como la de Doña Cela, que ya han sido presidentas dos veces. Hay una historia y para nosotras es muy importante decir no es que vinieron a a ayudarnos con su Ley de Paridad, sino reconozcamos la historia que hay desde atrás este que las mujeres hayan luchado.
Y también reconocer las complejidades de esa de esas estructuras que vienen de afuera, que nos dan en la madre, porque generan obligaciones que por un lado pueden sonar como positivas. Pero no, como dice doña Cela en la película, si las mujeres no van a la Asamblea, no se preparan o a la hora que les dan un cargo, es muy complicado.
Porque es es mucho conocimiento del que se ocupa para poder ser autoridad. Así es muchas áreas desde el reconocimiento del territorio y demás habilidades sociales, organizativas.
Cosas como muy concretas como la que dice Jenny: que sí pensamos en guarderías fuera de las asambleas para que las mujeres puedan dejar a sus hijas, entonces las mujeres van a poder tener más cabeza para poder trabajar.
Dicen cosas, que si lo estructuramos, ya son son manifiestos para el futuro.