Oxímoron
Por Andy Hernández Camacho coordinadora de La Mamá Cósmica / @andybrauni / @lamamacosmica
Ilustración: @mamicha.maternidad
Soy maestra de literatura en bachillerato, el lenguaje siempre ha sido y será parte importante de mi vida. Plasmar en palabras aquello que sentipienso en mi día a día es sin duda la mejor manera de entender el proceso tan complejo que la maternidad ha representado para mí…
Durante los casi cuatro años de enfrentarme a la maternidad, he ido descubriendo que este proceso es como un laberinto de experiencias que me hacen transitarla en medio de una sociedad misógina, patriarcal, maternofóbica y claro niñefóbica…estos descubrimientos no han sido sencillos pero que necesario es darles un nombre y así reconocerlos, visibilizarlos y gracias a espacios como este COMPARTIRLOS.
Acá he reflexionado sobre el parto y el puerperio, la violencia casi invisible que se experimenta en ambos, también sobre la eterna compañera que es la culpa materna, sobre poner el cuerpo todos los días, la lactancia y el destete…la carga mental que al fin se ha reconocido como algo inherente el trabajo de cuidados, la ciudad y sus espacios que rara vez están pensados desde la crianza…la crianza respetuosa excepto con las madres y padres, las condiciones laborales que muchas veces vuelven precarias las condiciones bajo las que maternamos, e incluso sobre el privilegio que es el descanso en un mundo que valora lo productivo y no lo reproductivo.
Explorar mi maternidad desde el lenguaje me parece un privilegio y esto se volvió aún más evidente cuando me di cuenta que en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española la palabra “maternar” no existe, pero irónicamente sí incluye el término “mamitis” que además se define como “excesivo apego a la madre.”
En este 10 de mayo me cuestiono (como lo he hecho los últimos 4 años), si en verdad tenemos motivos para celebrar, sobretodo cuando seguimos luchando por el derecho básico a elegir libremente la maternidad, pero más aún cuando la elección de ejercerla se vuelve solitaria y parece funcionar solo a través del sacrificio. O cuando pienso en qué estoy criando en uno de los países más violentos del mundo (solo estamos debajo de naciones con conflictos bélicos). Y me pregunto cómo puedo darle certidumbre a mi hijo cuando el entorno es violento y el Estado mismo no garantiza nuestra seguridad…
Complejo pensar en la maternidad desde una perspectiva gozosa cuando entiendes que las condiciones económicas y de recursos son las que realmente marcan cómo será tu maternidad y que carecer de una situación económica estable y no contar con una red de apoyo inevitablemente nos lleva a experimentar la maternidad con angustia, agotamiento y precariedad.
Es posible celebrar esta fecha cuando aún tengo que dar explicaciones y justificar que reconocer todo lo anterior nada tiene que ver con el amor inconmensurable que siento por mi hijo, y que lo que pesa no son las crías, sino las expectativas bajo las cuales debemos maternar en esta sociedad patriarcal.
Y en medio de todas estas reflexiones y cuestionamientos me recuerdo una y otra vez que las maternidades son políticas y que es urgente resignificarlas y reapropiarnos de ellas, así en plural, porque son diversas y porque nadie transita su maternidad desde el mismo lugar. Y entonces descubro también, que en una sociedad que muchas veces nos da la espalda, nosotras las madres apostamos a la organización, a crear tribus que contienen y acompañan, y salimos a las calles para tomar los espacios públicos y decir junto con les hijes AQUÍ ESTAMOS. Porque ser mamá es encontrarte en otras redes de mujeres, en otras dinámicas de cuidado mutuo.
Hace unos días leí sobre el término matrescencia, que fue utilizado por primera vez en 1973 por la antropóloga norteamericana Dana Raphael y que hace referencia a la etapa de cambios múltiples que vivimos las mujeres cuando nos convertimos en madres. Debo confesar que me llenó de alegría encontrarme con que nosotras mismas estamos buscando y descubriendo nuevas palabras, un nuevo lenguaje que al fin le ponga nombre a nuestras experiencias, ignoradas por tanto tiempo…
Narrarme es sin duda un ejercicio catártico que me ha permitido encontrarme en las voces de otras mujeres y personas que maternan…que cuidan y que también han sido cuidadas. Es en este laberinto de emociones encontradas, en donde también he encontrado relatos sobre maternidad y cuidados en los que me leo, me identifico y que me hacen entender que aún hay tanto por decir, por compartir…ningún texto que aborde un tema que nos atraviesa como el cuidado está de más, al contrario estoy convencida de que necesitamos muchos más relatos de maternidad, de paternidad, de crianza y de cómo se transita este complejo camino. Principalmente es urgente leerlos para poder imaginar alternativas incluso a nivel político y a nivel social.
Me resulta difícil recibir felicitaciones en esta fecha, siento que hay una deuda enorme hacia las mujeres que maternamos, pero creo que en todo caso yo celebro nuestras voces, los textos, las palabras que acompañan nuestros maternajes, especialmente aquellas que vendrán.
Honro hoy y todos los días a las MUJERES que son MADRES, a las que lo fueron, a las que quisieron y no pudo ser, a las que lo intentan, a las que sin serlo ejercen como tales, a las que lxs buscan incansablemente, a las que deciden no serlo…a mi madre, a mi hermana, a mis abuelas, tías, primas, amigas…las admiro, las abrazo y las acompaño.
¡Que la maternidad sea siempre desde la rebeldía y la desobediencia!