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Andrés Manuel López Obrador, presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos; Joseph Biden, presidente de los Estados Unidos de América y Justin Trudeau, primer ministro de Canadá presiden “Cumbre de Líderes de América del Norte. Foto Isabel Briseño
Bajo la promesa de cuidar el medio ambiente y cuidar a las comunidades indígenas de sus países, los mandatarios de Canadá, Estados Unidos y México trazaron las primeras directrices de cadenas de suministro para la creación de automóviles eléctricos y para hacer un plan de sustitución de importaciones por productos regionales
Texto: Arturo Contreras Camero / Pie de Página
Fotos: Isabel Briseño
La palabra favorita de la décima Cumbre de Líderes de América del Norte fue cadenas de producción, si se juzga por los discursos de Joe Biden y Justin Turdeau (presidente de Estados Unidos y primer ministro de Canadá respectivamente). Durante el encuentro los mandatarios, junto con el presidente Andrés Manuel López Obrador, sentaron las bases del plan para explotar a escala industrial-continental los minerales estratégicos para la transición energética.
Entre las palabras de los mandatarios convivían términos como autos eléctricos, cargadores homologados y minerales con otros que parecieran opuestos, como soluciones sostenibles, cuidado de saberes tradicionales y crecimiento liderado por la creación de trabajo para indígenas.
Hasta el momento, los planes de negocios y cadenas de suministro quedaron próximos diálogos públicos privados entre empresas y gobiernos de los tres países para identificar retos y oportunidades en común. Cada país se comprometió a mapear las reservas de materiales críticos en la región, según informó la Casa Blanca en un comunicado sobre el encuentro. Además los servicios geológicos y de estadística de los tres países organizarán talleres trilaterales para compartir estos datos y facilitar la cooperación.
Las negociaciones de la cumbre tomaron más tiempo de lo esperado, por lo que el mensaje de los mandatarios a medios de comunicación, que estaba agendado a las tres y media de la tarde, inició alrededor de las cinco. En el patio central de Palacio Nacional no solo esperaban cientos de periodistas de los tres países, también secretarios de Estado y ministros, parte de la comitiva de los presidentes.
El primero en hablar fue el estadounidense Joseph Biden, que dijo que las relaciones de los Tres Amigos se renovaron: “Trazamos la línea general general para un futuro más próspero para nuestra gente. La razón de esta cumbre es compartir valores compartidos y un futuro común”.
Después prometió crear una fuerza de trabajo trinacional que se aproveche de la migración ordenada:
“Ya no puede haber más dudas, no nos podemos amurallar –dijo respecto a la creación de un muro en la frontera– somos mejores y más fuertes cuando trabajamos en conjunto”.
En su momento el presidente López Obrador le reconoció como el único presidente de Estados Unidos que no ha continuado con la construcción del muro fronterizo.
Acto seguido, el estadounidense presumió el programa de recepción de migrantes que anunció este domingo desde El Paso, Texas, en plena frontera. El plan pretende ampliar el programa de recepción patrocinada para venezolanos que implementó Biden al llegar a la Presidencia a ciudadanos de Cuba, Haití y Nicaragua. Esto también implica que México tendrá que recibir a los migrantes que no califiquen con los requisitos de este programa; hasta 30 mil por mes.
Después, tomó la palabra Trudeau.
“El libre mercado que creamos a través del TLCAN hace a nuestras economía una de las más grandes del mundo; nuestro PIB unido es más grande que el de la Unión Europea”, dijo en un marcado discurso con tono empresarial.
Después, como si se tratara de una campaña de responsabilidad social de una empresa, mencionó el compromiso de conservar el 30 por ciento del territorio y de los mares, firmado por estos tres países y otros durante la COP-15 de biodiversidad llevada a cabo a finales de 2022 en Montreal
A la par, Estados Unidos se comprometió a reducir sus emisiones de metano de residuos sólidos y líquidos en un 15 por ciento para 2030, mientras que en una conferencia matutina días antes el canciller Marcelo Ebrard compartió que, por orden de López Obrador, México reduciría sus emisiones de gases contaminantes en 35 por ciento en el mismo periodo.
Al final tomó la palabra López Obrador, quien celebró que se fortalecieron las relaciones económicas y comerciales. Anunció la creación de un comité trilateral para la planeación e implementación de un plan de sustitución de importaciones para productos elaborados en América del Norte. La idea es “procurar ser cada vez más autosuficientes, así como para hacer realidad el desarrollo, la cooperación y el bienestar de todos los países de nuestro continente”, según dijo el presidente.
El comité estará integrado por cuatro representantes de cada país, por parte de México lo integrarán el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebradrd; el de Hacienda y Crédito Público, Rogelio Ramírez de la O; la de Economía, Raquel Buenrostro, y el empresario Alfonso Romo Garza.
Durante su discurso, el presidente mexicano aplaudió el programa de recepción de trabajadores jornaleros implementado por Canadá para 25 mil personas de México, mientras que agradeció a Biden no llevar a cabo redadas contra migrantes como su antecesor. Después le pidió regularizar a todos los millones de migrantes mexicanos en Estados Unidos.
El presidente López Obrador evitó hablar del combate al trasiego de drogas, a pesar de que se le hizo una pregunta de la prensa al respecto de la detención de Ovidio Guzmán y sus implicaciones para el tráfico de fentanilo. Por su parte, Biden anunció un plan amplio para reforzar los pasos fronterizos en los que se instalarán máquinas de rayos x de última generación.
Durante su participación, López Obrador se tomó un paréntesis para aplaudir el apoyo de Trudeau y de Biden al gobierno constitucional de Brasil, que el fin de semana sufrió un intento de golpe de Estado por parte de simpatizantes del expresidente de derecha, Jair Bolsonaro.
Por su parte, el primer ministro aseguró que su gobierno seguirá con el plan de intervenir la seguridad pública de Haití, donde a partir de un terremoto desastroso y del asesinato de su presidente ha estado sumido en un clima de violencia y control de varias bandas armadas. El primer ministro anunció que aplicaría sanciones a las élites de ese país, a quienes responsabilizó del estado de esa isla.
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Este trabajo fue publicado originalmente en Pie de Página que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar la publicación original.