Por Daniela Zenteno, Isaac Magaña, Mariana Chong y Santiago Peltier
Anemia, desnutrición, delgadez extrema, frío constante y falta de fuerza son algunos de los síntomas del Trastorno de Conducta Alimentaria (TCA) llamado “anorexia”, pero ¿qué hay más allá de lo físicamente visible? ¿qué repercusiones mentales tiene esta enfermedad en quien la padece?
“Un trastorno seductor” son las palabras que utiliza la psicóloga Zaira Ruiz, responsable del Programa de Salud Laboral en el Instituto Jalisciense de Salud Mental (SALME) la dependencia encargada de la promoción, prevención, atención, enseñanza e investigación en salud mental en el estado de Jalisco.
En entrevista, la psicóloga Zaira Ruiz Solís explica algunos de los signos y síntomas psicológicos, de conducta y físicos que presenta una persona que vive con anorexia, los cuales, se suman a los factores que le rodean dentro de los espacios en los que se desenvuelve, como la escuela o la familia. En estos casos, dice Ruiz Solís, la convivencia social fuera de casa, con amistades o eventos públicos busca limitarse al máximo, “ya no quieren salir, son sumamente irritables con las demás personas y sufren de cambios de humor muy radicales” precisa la experta.
Un trastorno de conducta alimentaria llega a demeritar todas las áreas de convivencia, pone en el centro algo que naturalmente los seres humanos necesitamos para sobrevivir: la comida y, en su lugar, generar un inmenso temor a su alrededor. Este desorden es capaz de cambiar todos los hábitos de una persona haciéndole creer que le harán un bien, cuando la realidad es que solo causa más heridas y dolor.
¿Cómo identificarlos? A decir de Ruiz Solís, hay algunas claves que pueden ser “señales de que alguien está atravesando por un TCA”:
“Que estén como muy atentos a su peso, que la mayoría de sus pláticas y de sus conversaciones sean respecto a la apariencia, a veces se vuelven expertos en etiquetajes, que estén muy preocupados en sí ya bajé, si ya subí, si estoy teniendo una buena apariencia para algún evento, que les estresen los eventos”.
El cuerpo perfecto para el verano
Este trastorno, advierte “se fija en personas, principalmente mujeres, con perfiles de autoexigencia en constante necesidad de validación y un fuerte anhelo de control”. Y es que, en el 2018 SALME atendió un total de 74 consultas relacionadas a trastornos alimentarios, de las cuales 64 correspondían a mujeres.
Desde un enfoque psicosocial no se puede decir quién lo sufre más y quién lo sufre menos, ya que es un padecimiento; sin embargo, las mujeres sufren mayor presión social por los cánones de belleza definidos por la sociedad y eso causa que estos trastornos sean más comunes en ellas. Constantemente están viendo la imagen de la “mujer ideal” e, incluso, la psicóloga Zaira describe cómo estos estereotipos pueden reforzar los trastornos:
“El requisito a las mujeres de manera muy subliminal es que en estas vacaciones no es que vayas a la playa nada más, sino que tienes que lucir de esta manera para que vayas a la playa”. Redes sociales y plataformas digitales como YouTube, Instagram, Facebook y TikTok se llenan de consejos, dietas y ejercicios para “lograr el cuerpo perfecto de verano” o como es llamado popular “hot girl summer”.
Los discursos en la industria del entretenimiento han sido modificados, sin embargo, desafortunadamente el mensaje principal sigue siendo el mismo: cumplir con un estándar de belleza impuesto por la sociedad.
Pero el hecho de que se presente mayormente en mujeres no significa que los hombres no sufran de trastornos alimenticios, aclara rápidamente Zaira, solo que lo sufren de distinta manera. Nos comenta que para ellos es más difícil platicar de este tipo de problemas, ya que no es común que hablen al respecto.
“Tienen características de personalidad de ser muy introvertidos, casi no lo manifiestan, ahora súmale que entres mujeres nos platicamos las cosas, con los hombres no, el hombre no puede decir: me da miedo como luzco”.
Las mujeres sufren de esta problemática en su mayoría, 9 de cada 10 personas en México que son diagnosticadas con un trastorno son del género femenino, Arantxa es una de ellas.
Arantxa es una joven de 19 años de edad y estudiante, fue diagnosticada con anorexia nerviosa desde los 14 años de edad y, pese a recibir una intervención no deseada, lo considera como algo necesario que “no hubiera logrado sola”:
“Creo que lo que más me servía del trastorno era como un mecanismo de defensa, por así decirlo, me gustaba el control y me sigue gustando el control de las cosas, soy perfeccionista entonces cuando no podía controlar cosas de mi vida al menos el peso, mi cuerpo, la comida entonces eso lo podía controlar” enfatiza Arantxa.
Una de sus experiencias más dolorosas con este trastorno es haber “perdido” el último año de secundaria. Este momento importante de su vida lo considera como un “punto blanco” en su historia, puesto que recuerda muy poco de ello: “recuerdo tener miedo de salir con gente, tener miedo de ir a fiestas, a reuniones, perderme cosas familiares por el hecho de tener miedo. Perdí mucho tiempo.”
Cuando tenía 14 años se dio cuenta que algo no la estaba siendo ser feliz. No obstante, dice que no quería recibir ayuda, pero una hernia en el esófago fue el extremo que la llevó a hablar con sus padres para iniciar su tratamiento.
“Come como hombre y ponte mamado”
Si bien, las mujeres sufren más de estos desórdenes alimenticios, sea por la presión social, estereotipos o expectativas -como se explicó- 1 de cada 10 personas que sufre un TCA en México es hombre, la mayoría decide no hablar de ello y vivir en silencio, así lo relata Luis.
Luis de 20 años de edad vivió por mucho tiempo con obesidad, lo que le hizo sufrir bullying, acoso y violencia verbal dentro de sus espacios escolares, fueron estas situaciones lo que lo llevaron, desde la secundaria, a dejar de comer:
“Cuando no estás bien físicamente te llega la depresión bien cabrón, llegas a un punto en el que dices ¿Quién soy en ese momento? no quiero ser esta persona, y la decisión más fácil, es decir: me voy a matar”.
El Instituto Nacional de Psiquiatría reconoce que el 10% de los jóvenes que sufren de anorexia han intentado practicar suicidio, Luis tiene la fiel creencia que este número es mayor: “no hay hombre que alguna vez en su vida que no diga ¿qué hago? A algunos les ha llegado la de ¿y si me suicido?”. Luis menciona que siempre le fue difícil hablar sobre sus problemas, ya que estos eran minimizados, la solución de los demás siempre fue un “tema de ejercicio” y “lucir de cierta manera”. Y es que él está convencido de que las mujeres tienen una mayor ventaja para buscar ayuda.
“Si te sientes triste porque estás muy gordito, te dicen no te preocupes, haz ejercicio, ponte mamado, haz esto, cambia. Llega una chica y dice me siento triste y dicen cuéntame por qué, ellas dicen ¿por qué? cuéntame para buscar la solución a tu problema, no le dicen ve al gimnasio, ponte mamada”.
Luis cree que los estereotipos patriarcales hacen que el hombre no pueda pedir ayuda, puesto que, esto “le quita mérito”, lo hace ver como alguien “débil” y no como un “chingón”. Además, menciona que para una mujer es aceptado que asista a terapia, mientras que el hombre “debe de ir por unas cervezas, salir con sus amigos” para olvidarse de sus problemas. Por ello, Luis afirma que la terapia es sana y debería ser realizada por todo aquel individuo que posea un problema.
“Pide ayuda, reconoce que la fuerza no reside en ser el más fuerte o ser el más chingón, ser el que más conoce o ser el que más hace, sino ser una persona que afectivamente sana”.
¿Qué puedo hacer?
Cada caso que es detectado por el SALME es atendido siguiendo un mismo protocolo, el cual consiste en lo siguiente:
La persona interesada debe a la dependencia, en los casos de personas menores de edad, deben acudir acompañadas a la cita de valoración. El primer contacto lo hace el departamento de psiquiatría, en donde se abre un expediente y se le agenda una cita para el servicio de psicología.
Dependiendo el caso y/o si la persona tiene algún tipo de descompensación grave se decide la periodicidad de las citas y si debe intervenir un internista para atender sus necesidades de salud física. A partir de ahí se hace la derivación y seguimiento que hará la persona especialista en nutrición y trastornos de conducta alimentaria.
Además, la psicóloga Zaria Ruiz Solís, explica que, durante todo el proceso, se utiliza un lenguaje específico para ayudar a la persona en el transcurso de su recuperación, de tal manera que, en lugar de hablarles de peso, se utiliza el índice de masa corporal. Además, se negocia qué es lo que consumirá en sus planes alimenticios.
En el siguiente enlace puedes acceder a la página oficial del SALME para conocer los diferentes servicios que ofrecen: https://salme.jalisco.gob.mx/ también puedes recurrir a las organizaciones que se alían a esta dependencia para atender estos casos: Consulta y Asesoría Integral para el Tratamiento de la Anorexia y la Bulimia A.C. (CAITAB), el Consejo Mexicano de Psicología, la Asociación Jalisciense de Nutrición (AJANUT) y el Colegio de Médicos Especialista de la Nutrición (COMENU).
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Este reportaje fue realizado en el marco del Bloque de Producción periodística convergente del Tec de Monterrey Campus Guadalajara, del cual ZonaDocs fungió como socio formador.