#AlianzaDeMedios
Desde hace siete meses Gabriela Martínez, alumna de la UACM, no ve a su hija. Su expareja, maestro de la universidad, la secuestró y la llevó a Campeche; la Universidad lejos de cumplir con su protocolo contra la violencia de género, ayuda a agresores como el de Gabriela a permanecer impunes y a volver el caso contra las víctimas
Texto y fotos: Arturo Contreras Camero / Pie de Página
“La universidad, lejos de sancionar a los profesores los está encubriendo, los está defendiendo y a quienes denunciamos, lejos de apoyarnos nos está violentando todavía más”, asegura Gabriela Martínez, víctima de violencia vicaria que se acercó al Protocolo contra violencia a las mujeres en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México para denunciar el acoso y el hostigamiento dentro de la institución. Sin embargo, después de hacerlo, se enteró más tarde que la propia universidad, por otra oficina, había ayudado a quien acusa de secuestrar a su hija.
“La sorpresa fue cuando me encuentro a mi agresor. Me lo encuentro en los pasillos y me entero que mediante uno de los abogados de la universidad logró sacar un documento firmado y sellado por la universidad, en el que asegura que yo lo estoy agrediendo al interior de la universidad. Cosa que evidentemente no. O sea, en términos psicológicos pues yo lo veo y me causa una adrenalina y una angustia de ¡Ay, ahí está, ahí está! y lo que hago es que le doy la vuelta. Me espero a que pase o simplemente me voy”, cuenta en entrevista Gabriela.
A pesar de haber levantado una denuncia ante la Unidad de atención del protocolo, Gabriela no ha recibido ningún tipo de medidas precautorias por parte del mismo. Y a pesar de que le detallaron el funcionamiento del protocolo, no le informaron que el mismo estaba incompleto y que no puede emitir ningún tipo de resolución, como habíamos publicado en Pie de Páginaanteriormente.
Gabriela conoció al profesor Lenin “N” en 2015, cuando cursaba sus estudios de arte y patrimonio cultural en la misma UACM. Desde entonces comenzaron una relación, se casaron y tuvieron una hija. Sin embargo, después de mucha violencia, como refiere la misma Gabriela, decidió terminar el matrimonio. A partir de esa decisión, inició su suplicio, mismo que se vio coronado con la noticia de apoyo de la Universidad a Lenin.
Según dice, el documento que emitió la UACM y del que Pie de Página tiene una copia, fue usado por Lenin como prueba en un juicio familiar que sostiene contra Gabriela por la custodia de su hija. Junto con la sumisión del escrito, Lenin solicitó al juez una multa en contra de Gabriela. La multa la obliga a pagar 10 mil pesos por cometer violencia de género en contra de Lenin.
Actualmente Gabriela ha abierto carpetas de denuncia. No solo ante la Unidad de atención de la UACM, sino también ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Además suma una orden penal en contra de Lenin, un juicio familiar por la custodia de su hija y una denuncia ante la Fiscalía 59 de la Ciudad de México, especializada en delitos en agravio de menores. Sin embargo, ninguna parece tener resultados.
Una larga historia de violencia
Desde que su relación empezó a volverse violenta Gabriela intentó terminarla y huir de ella. No obstante, independizarse le costó mucho trabajo, pues durante su matrimonio su pareja la obligó a dejar sus trabajos, por lo que perdió autonomía económica.
“Cuando decido terminar con el matrimonio, me cuesta mucho trabajo poder independizarme, pero finalmente lo logro. Se lo comunico, un día le digo: yo me voy a ir, logré acondicionar mi cuarto en casa de mi mamá, para estar con la niña, habíamos acordado una guarda y custodia compartida, y él a todo me decía que sí”.
La mañana del 16 de marzo de 2022, día que Gabriela estaba lista para mudarse con su hija, Lenin llegó para decirle que se la iba a llevar a una revisión con el doctor, que en dos horas la regresaba, sin embargo ni él ni la niña regresaron.
“Dejó de contestar el teléfono. Dijo que la iba a traer en dos horas y es ahí que empieza toda una peripecia. Dijo que la traía dos horas”, cuenta con pesar Gabriela.
“Cuando vi que no regresaban, levanto un reporte de persona desaparecida y me mandan a la Fiscalía 59, pero nunca me quisieron levantar la Alerta Amber (especial para menores desaparecidos). Ahí es cuando empieza la violencia institucional”.
La mudanza que Gabriela había preparado era para mover las pocas posesiones de ella y su familia. Pero ahora estaba sola, y en una casa demasiado grande para mudarla sin ayuda.
“Me dejó todas las cosas. Mi mudanza iba a ser pequeña, y ahora tenía que dejar toda la casa. No tenía manera. Con eso atorado hablé con el casero, le expliqué todo y me dijo que me iba a dar tiempo, pero me dió una más: Me dijo que habían adeudos de renta y de varios servicios que tenía que cubrir».
Violencia institucional
En lo que Gabriela buscaba una manera de salir de esa casa y de localizar a su hija pasaron tres semanas o cuatro. Después de ese tiempo, finalmente se enteró que Lenin se había ido a esconder a Campeche, junto con su hija, a quien había dejado bajo el cuidado de su madre.
“Hablé a la policía de Campeche, logré que fueran a casa de su mamá, pero no pudieron hacer un cateo, porque necesitaban un oficio de colaboración y me dijeron que tardaban meses en tramitarlo”, dice. Con pocas esperanzas fue a la Fiscalía 59. “Yo ya había encontrado a mi hija, y pedí que levantaran una Alerta Amber, pero no, entonces dije, bueno, yo ya hice su trabajo, ahora por lo menos pidan que la policía pueda entrar por mi hija y yo voy por ella”.
La respuesta fue peor que no haber solicitado nada. “Me trataron super mal, me dijeron que eso era cuestión de mucho tiempo, que eso no se hacía así ¿Entonces qué hago. Si ya encontré a mi hija por qué no me apoyan? Me echaron a la calle, en ese entonces no tenía abogada ni sabía qué más hacer”, cuenta.
Después de conseguir una abogada, Gabriela se enteró que el mismo Lenin había levantado cinco denuncias penales en su contra después de haber huido con su hija. “Yo no sabía, yo lo denuncié una vez porque él me quiso pegar. Pero cuando me enteré, yo tenía cinco denuncias entre violencia, lesiones, daños a la salud y no sé qué más”.
Ahora, por si fuera poco, entre todos los frentes de denuncia que tiene abiertos, Gabriela debe enfrentar un amparo que promovió para apelar una orden del juez del asunto familiar, quien dictó guardia y custodia en favor de Lenin a pesar de reconocer que él ejercía manipulación sobre la menor.
“Cuando dictan la guardia y custodia provisional, dice tal cuál el Secretario de acuerdos: señor, le abrimos la invitación para que deje de manipular a su hija y deje de sembrar ideas negativas respecto a su mamá. Su hija está manipulada, ya salió en los estudios, pero por esta vez le vamos a dar la guardia y custodia. ¿Cómo es posible que decida eso? Prácticamente dice: usted es el agresor, pero por esta vez le vamos a dar la custodia”, critica Gabriela.
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Esta historia se publicó originalmente en Pie de Página, se reproduce en virtud de la #AlianzaDeMedios de la que ZonaDocs forma parte: