Maroma
Por: Infancia Común A.C. / Invitades en Maroma
La Ciudad de México se ha convertido en un referente discursivo a nivel nacional, respecto a la promoción de los derechos sexuales y reproductivos de las adolescencias; sin embargo, en la habitabilidad de la realidad concreta existen diversos desafíos que dejan entrever que estos derechos para muchas adolescentes se encuentran alejados de sus propios sentipensares, pues es común pensar que tanto las niñas y niños y adolescencias son sujetas pasivos a las cuales sólo se les debe dar la información, dejándolos de la lado en la construcción del conocimiento y reconocimiento de su propia sexualidad, dificultando que se puedan apropiar de ella.
A la luz de esta situación, desde la equipa de Infancia Común A.C., hemos aprendido junto con algunas adolescencias, que se hace vital el diálogo intergeneracional para poder acompañar de mejor manera los procesos de cambios corporales y emocionales que presentan las adolescencias en el devenir de su existencia, y que además este tránsito se hace aún más complejo según las intersecciones que habitan, por ejemplo, la edad, la orientación e identidad sexual, la raza, la clase, la religión o creencias, la escolaridad, y la comunidad en la que se desenvuelven, etc, características que complejizan y dificulta el acceso a los derechos sexuales y reproductivos
Una alternativa para abordar, acompañar y dar cabida a los sentipensares de las adolescencias, es la construcción de espacios seguros, de confianza y de cuidados para la expresión emotiva que sea representada, a través de obras de arte que más allá de la cultura hegemónica, la cual considera arte a aquellas obras ubicadas en espacios oficiales y que cumplen con ciertos criterios. A lo anterior las piezas artísticas creadas desde las adolescencias provocan reflexiones subjetivas, que nos hacen cuestionar la necesidad de que los derechos sexuales y reproductivos sean situados, sensibles y un derecho clave, que garantice que las adolescencias se reconozcan y sean reconocidas en toda su corporalidad y capacidad de agencia, para que de esta manera ellas y ellos, procuren y entretejan vínculos afectivos, sexuales y eróticos desde principios dignos, amorosos, responsables y con ternura, que tanta falta hace en contextos donde imperan múltiples violencias.
Ante este panorama, consideramos que los espacios pueden re habitarse y ser sitios para reinventar y disputar las realidades que habitan las adolescencias, ejemplo de ello es una propuesta que se viene cocinando desde hace dos años y que ha sido posible dada la participación de adolescencias, quienes nos han permitido acompañarles.
El Museo Itinerante de la Sexualidad tiene como intención ser un espacio donde florecen los cuidados y la creación colectiva, que corresponde con el entramado de la subjetividad corporal y que se narra desde el arte, a la vez que es un vehículo para acceder al mundo personal y de esta manera, dar cuenta de la diversidad de experiencias erótico, afectivas, sexuales y de decisión que se encuentran inmersas en los procesos de salud, sexualidad y reproducción.
El museo también tiene una apuesta política, la cual se encuentra desde el momento de su nacimiento, pasando por la creación de obras artísticas hechas por adolescencias hasta el mensaje que busca difundir con el público que lo visita, el cual es crear una educación sexual y abordar los derechos sexuales y reproductivos desde el punto de vista no adultocéntrico, ni desde el deber ser establecido y cargado por cuestiones religiosas, político electorales o moral preestablecida, ante ello la idea es generar ruptura y puentes de entendimientos que miren la temática de la salud sexual y reproductiva, como un derecho que abona en los procesos de prevención de violencias, abuso sexual y psicológico. Para que ello sea una realidad, se hace indispensable abordar con perspectiva de género y enfoque de derechos humanos, para así cambiar la visión que comúnmente tenemos de la sexualidad, es decir, dejar de reducirla a la reproductividad, sino comprenderla como un componente integral de la vida humana con sus respectivos holones: relaciones afectivas, erotismo, género y reproductividad.
Sin duda el arte nos sirve para re existir y para las adolescencias representan un medio para expresarse y dar sentido a la diversidad de vivencialidades que están transitando donde las violencias se encuentran presentes en los espacios familiares, escolares, comunitarios, sociales y también virtuales; por lo que situarnos desde la creación, empatía y el acompañamiento amoroso es una forma de sembrar resistencia, pero también de abogar por la lucha y el activismo a favor del cambio colectivo que necesita de todas, todes y todos.
Las reflexiones para y desde la sexualidad siempre son necesarias, nos falta mucho camino por recorrer aún, sin embargo, es importante que comprendamos que las personas adultas no somos poseedoras de todo el saber y que para que la salud y educación sexual pueda ser integral es necesario transversalizar el enfoque de los derechos de las niñeces y adolescencias.
Deseamos, que esta intención continúe y que la creación artística sea testimonio y herramienta política para expresar, narrar, plasmar y hacer exigibles nuestras voces, sentires y subjetividades y que, a su vez, estas sean abrazadas por otras existencias, que estamos seguras han cosechado semillas para el florecer de contextos de vida dignos y con justicia social.
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Infancia Común A.C.
La equipa de Infancia Común realiza labores de promoción y defensa de los derechos de las niñas, niños y adolescencias para abonar a los procesos de prevención de diversas formas de violencias. Para que ello sea una realidad construimos y facilitamos espacios de formación para niñeces y adolescencias, incidiendo en sus espacios escolares, familiares y comunitarios fortaleciendo redes de saberes y herramientas que permitan condiciones de justicia social.
