El hombre solía ser dirigente ganadero, a principios de la década movía ganado entre Puebla, Guerrero y Morelos. Hoy ya no se mueve por el área limítrofe entre los tres estados, dejó de cruzar por ahí su ganado pues la zona se volvió de alto riesgo ante la irrupción de grupos de la delincuencia organizada. Lo mismo Los Rojos, la escisión guerrerense del cartel que comandaban los Beltrán Leyva, que integrantes de la Familia Michoacana que se asentaron en la zona.
Acepta platicar con LADO B, bajo la promesa de la reserva de su nombre, unos días después de que, durante un enfrentamiento con una célula de la Familia Michoacana, cayeron seis compañeros suyos de Fuerza Territorial Poblana (FTP), el grupo de autodefensa civil que tiene presencia en más de 20 municipios de la región.
Él —dice quien ayudó a hacer el enlace— es una de las cabezas visibles de FTP tras el deceso de Eloy Martínez, a quien llamaban “Comandante”.
El encuentro es en su negocio actual, un lugar de venta de comida para ganado ubicado en una de las carreteras que cruzan la mixteca poblana.
Ahí, el hombre de grueso bigote que recuerda al del general Zapata y que calza unos huaraches cruzados por correas mira desde su silla el transitar de grandes vehículos motorizados mientras espera a otros ganaderos de pequeña escala, algunos de traspatio, llegar a comprar.
“El inicio de esto –dice– es organizar a la ciudadanía por la situación en la que nos encontramos por la gente delictiva, la gente que se dedica a hacer el mal. Estábamos sufriendo secuestros, ya ni se diga robos de casa habitación, esto estaba muy fuerte. Y yo no digo que no, hasta la fecha hay, pero ya le bajaron un poquito. No digo que las corporaciones policiacas no hacen nada, pero somos más ciudadanos que instituciones, entonces empezamos a organizarnos para bien de nosotros”.
“Nos obligamos a hacer esto para protegernos. Yo me senté a platicar con los jefes de los mandos policiales y les dije, esto no es un gusto, es una necesidad. Si ustedes se dieran abasto, la verdad, pues nosotros a trabajar, porque esto genera gasto, vas a ayudar a una familia, pues tienes que gastar, y así como está la economía no estamos para eso, pero nos tenemos que forzar porque queremos el bien social, queremos una tranquilidad en el país, en todas las áreas. Y yo ya entendí: si hay paz, hay prosperidad; pero si estamos de la fregada, pues no vamos a salir de ahí”.
El enfrentamiento de FTP del pasado 20 de julio no es el primero que deja como saldo la muerte de integrantes de la autodefensa. El 8 de febrero del 2022 se registró otro enfrentamiento en el mismo municipio, Jolalpan, ubicado a casi 150 kilómetros de la capital poblana, en el vértice en el que convergen Puebla, Morelos y Guerrero.
En esa ocasión, de acuerdo con el portal Enlace Noticias, la balacera entre un grupo criminal de Guerrero e integrantes de Fuerza Territorial Poblana se produjo en los límites de las comunidades de Santiago Mitepec y Temalac, ambas juntas auxiliares de Jolalpan.
El sitio de noticias reportó que el enfrentamiento “duró varias horas y dejó como saldo 3 muertos y varios heridos”, dos de las personas que perdieron la vida en la refriega eran integrantes reconocidos de FTP, Alejandro Martínez y Alberto Rodríguez, la tercera persona asesinada, se presume, era parte del grupo criminal.
En 2016, a finales del sexenio de Moreno Valle, LADO B documentó en su trabajo titulado “Puebla bajo amenaza” que, en Izúcar de Matamoros, una de las cabeceras municipales más grandes de la Mixteca poblana, las colonias ya eran recorridas por rondas ciudadanas, grupos de vecinos que buscaban autoprotegerse ante el incremento de la criminalidad en la zona.
Pero esas rondas no son —dice el entrevistado— el antecedente de FTP: “ellos estaban haciendo sus propias rondas. Surgieron varios grupos y me parece bien, es necesario”.
Y tampoco es, como aseguró el gobernador Luis Miguel Barbosa en una de sus ruedas de prensa matutina, un grupo que haya sido impulsado por quien fuera dirigente de las autodefensas de Michoacán a mediados de la década pasada, el doctor José Manuel Mireles.
Aunque sí estuvo hace algunos años en la región: “Lo invitamos cuando ya estábamos, pues, avanzados. Lo invitamos para que nos dirigiera unas palabras y nos contara sus experiencias. Estuvo en una ocasión acá con nosotros, por lo mismo que somos un grupo que queremos el bien, no el mal, porque por ahí se habla, se rumora que Fuerza Territorial es un grupo delictivo, eso es mentira. Eso es mentira. Nosotros como pueblos tratamos de hacer las cosas bien para que nuestra Mixteca esté tranquila”.
“Yo tengo unos familiares allá en México y me dicen que ya no aguantan porque si tienes un negocito es de ‘págame’, y yo la verdad ya le dije a mi familia: les daré una o dos veces, pero si me chingan, me los chingo. ¿Cómo voy a trabajar para otro pendejo? Nomás porque tiene sus pinches huevotes, pues yo también tengo los míos, por eso estamos haciendo esa barrera, para que no lleguen, para que no nos alcance a cubrir ese cáncer”.
LADO B (LB): ¿Y cómo se financian?
Entrevistado (E): De nuestros propios recursos. Aquí ninguno , ni gobierno ni nadie, es de nuestros propios recursos, por eso les digo, con los que hemos platicado, trabajamos para bien sin recibir nada.
LB: Alguna vez, cuando estaba muy fuerte el asunto de las autodefensas en Michoacán, se hablaba de que los migrantes también estaban metiéndole dinero para apoyar, porque finalmente lo que hacen es proteger a sus comunidades, ¿Acá pasa igual?
E: Ahorita no, la verdad no recibimos apoyo de nadie. Esperemos que sí nos ayuden nuestros compatriotas que están en Estados Unidos, porque eso sí, nos han dicho que están contentos, se sienten más seguros, porque la verdad ya no se aguantaba, seguido levantones y levantones, y aunque les daban ahí de 10 mil, 15 mil pesos se los sacaban. Ahorita ya le bajaron un poquito.
Eso nos hace sentirnos bien, aunque sea poquito pero ahí tenemos negocitos y nos sentimos más tranquilos y trabajamos más libre. No tienes eso de que a ver si no vienen y te chingan, porque es la verdad, estamos como un conejo en el cerro, con un ojo duermes y con otro despierto porque no sabes en qué momento te pueden caer. Pero ni modo, ese es el tiempo que estamos viviendo hoy en día.
Una emboscada
Fue la Familia Michoacana, o “los michoacanos”, dice el entrevistado cuando se le pregunta sobre la agresión que sufrió FTP el 20 de julio: fue una emboscada.
“El motivo de esa ida (a Jolalpan) era porque se iba a salvar a una familia que quería salirse de ahí, que ya no aguantaba (la criminalidad). Hablaron con el comando, y se organizó que unos cuantos fueran. Él (Eloy Merino) la tomó muy a la ligera, ‘si namás vamos a ir a protegerlos para que se salgan de ahí’, pero nunca esperaron esa sorpresa.
“Los estaban esperando, porque… ya ni modo, así es… iban a ir desde una noche antes, fueron, pero se regresaron, porque no sé qué había pasado, ahí sí no sé, pero se regresaron. Y ya otro día ahí sí ya fueron. Y ya fue cuando se encontraron con esos canijos que ya estaban esperándolos”.
LB: El gobernador, en una de sus ruedas de prensa, incluso también el fiscal del estado, hablan de que hay dos hipótesis de lo que pasó el 20 de julio, que algún grupo del crimen organizado de Guerrero entró y provocó el enfrentamiento. Otra de las líneas de investigación es que sea una pugna interna entre grupos de autodefensas.
E: No. No. Medio escuché eso de que somos dos grupos delictivos que peleamos por áreas, rutas, eso es mentira. Lo que pasa es que allá tenemos también compañeros y ya no aguantan ; por ejemplo, si ven que tu hija está bonita ¡madres! , y ya ahí te la dejan, hacen el cobro de piso que está muy cabrón allá.
LB: ¿Allá donde?
E: Allá, de Jolalpan para allá, toda esa zona. No sé si conozcas, allá hay mucho trabajo en fábricas de mina de piedra, y de todo eso, y cobran todo eso y ya están hasta el tope de esa gente, ya no les dan la libertad pues, y para allá ni siquiera las corporaciones llegan, trabajan a sus anchas.
LB: ¿Además de delinquir, de extorsionarlos, estos grupos están buscando algún control de la zona?
E: Ellos sí quieren eso, lo están buscando. Quieren la vía libre, les estorbamos. La verdad nos quieren espantar, nos quieren… para que ellos ya tengan acceso, porque ahorita somos una piedrita en sus zapatos.
Aquí es paso, y una vez que ya no estemos, ellos pueden hacer todo aquí, como empezar a cobrar a piso, empezar a hacer sus desmanes, pero como estamos pues ya no es tan fácil. Si le soy sincero, decía un señor: si quieres detener el agua no la quieras detener, ya está invadiéndote, hay que ponerle diques antes, eso es lo que estamos haciendo.
La organización
Fuerza Territorial es una Asociación Civil, conformada ante notario, dice el entrevistado. Y cuentan con una fuerza humana de no menos de 2 mil personas que reciben entrenamiento y capacitación de una persona cuyo nombre omite, y que vive en el municipio de Atlixco y se dedica a preparar agentes de seguridad y policías. Al menos así era hasta antes de la muerte de Eloy Merino, lo que venga después de su deceso aún está por verse.
“Ahorita estamos aún en el luto. Ahorita aún no vemos eso, ahorita somos pueblos y miraremos en adelante quién nos va liderar, mientras estamos en la espera, que pase todo esto”, responde.
LB: ¿Y qué dicen los gobiernos de la zona? ¿Cómo es su relación con ellos?
E: Ay, híjole, pues ahora sí, la verdad quién sabe, ya ve que cuando están dentro de una institución a veces le tiran a uno, a veces… según sea su conveniencia. Yo digo que, a mi punto de vista, lo miran bien, porque también ellos saben que en cada área de cada uno de ellos la cosa está muy mal, entonces deben de comprender y entender que si no se suma el ciudadano las cosas estuvieran peor. Ellos por su mismo protocolo no pueden actuar de otra manera, y no se dan abasto, son muy pocos policías. Hasta ahorita, pues vamos bien, están mirando resultados. La delincuencia sí está, sí está, pero no como si no hubiera gente organizada, la verdad estaríamos peor.
LB: ¿Y cómo le hacen para que no se les desvíen? Mucho se ha dicho sobre si dentro de las autodefensas hay gente del crimen organizado, o que se corre el riesgo de desviar el objeto inicial de proteger ¿Cómo le hacen ustedes para que eso no llegue a pasar?
E: Aquí lo que hacemos es, un ejemplo, tú te sumas, eres de una comunidad, te sumas con nosotros y traes a más gente, se nombra un comandante y un segundo. Y a partir de ahí te vemos si eres chamba, si te dedicas a lo legal. Ya de ahí tú buscas a otro igual. Tú ya como comandante vas a ser el primer filtro, y todos nos conocemos en la comunidad. Yo, por ejemplo, cómo voy a meter a ese cabrón que vende droga, o consume. No. Entonces tú garantizas que es gente de chamba, es gente buena, que le preocupa la seguridad, y así es como vamos haciendo grande al grupo, porque no podemos meter a alguien que no conocemos. Y si en el transcurso del tiempo la riega, pues hay que irlos sacando. De esa gente no queremos.
LB: Usted me dice ahorita que tienen un comandante por comunidad, ¿cómo es la escala jerárquica?
E: Pues van ascendiéndole dependiendo de cómo van, ahora sí, hablando en sus hechos. Ahora sí ya te toca a ti y por votación se asciende.
LB: ¿En qué comunidades tienen presencia?
E: En todo lo que es la Mixteca. Ya hasta llegamos a Acatlán de Osorio, ya tenemos gente. Huehuetitla también. Y ahí sí están los Rojos, ellos son los que mandan.
LB: ¿Son más sanguinarios?
E: No, son igual que estos hijos de la mañana.
LB: ¿Y cómo llegaron los Michoacanos?
E: Mira, todo mañoso busca su hueco, por ejemplo, yo soy bien cabrón, órale, pero ya tengo esta zona. Y tú dices: ‘hijo de la chingada, pues yo cómo voy a seguir siendo, pues no, también armo lo mío, y me voy para allá’. Y así se van, porque nadie quiere ser sota, todos quieren ser reyes. Desgraciadamente, para organizar lo malo sí se organiza rápido, pero para lo bueno es difícil.
LB: ¿Estos michoacanos llegaron desde 2015-2016, cuando dice que empezaron a formarse ustedes, o llegaron después?
E: Yo creo antes. Sí, antes. Yo sacaba ganado por toda esa zona, ahí por el 2008-2009 por ahí estaba tranquilo. Después yo también le saqué, ya no quise ir. Sólido como la chingada, y decía entre mí: ‘aquí me agarran, me traban, me destraban, y me vuelven a trabar y ni uno por mí’. En serio. Está feo por allá. Dejé de ir, mejor. Empezaron a entrar por ese lado.
LB: ¿Ustedes tienen gente en Atlixco?
E: Sí, sí tenemos. Hasta San Martín Texmelucan tenemos.
(…)Sí somos miedosos, no te creas que no, pero al ver esto también es más gacho. Hasta el momento a mí no me ha tocado, pero acá más adelante está un tortillería que ya le quería cobrar 100 mil de entrada y no sé cuánto mensual. Y pues se fue el dueño. Yo le decía a la R, mira, nomás dile que no se nos vaya a arrugar, y a lo que dé. No podemos permitir que eso pase. Acá abajo, tendrá como dos meses, levantaron a un frutero, pobrecito. A ese sí le quitaron dos tortons, dos nissanes y efectivo, y lo levantaron y se lo llevaron para Huajuapan, le dieron la vuelta y lo fuimos a rescatar, en paz descanse nuestro compañero Eloy, yo no pude ir, a las cumbres de Maltrata.
(…)Y dijo el señor que escuchó que decían: ‘allá en Izúcar no podemos trabajar por esos pendejos huarachudos que están organizados’… nuestro grupo. Por eso te digo, que si no estuviéramos, la cosa estaría peor.
***
Este trabajo fue publicado originalmente en Lado B que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar la publicación original.