En el marco del Día Internacional de Acción contra las Presas y por los Ríos, celebrado hoy 14 de marzo, entrevistamos a la Doctora Raquel Gutiérrez Nájera, abogada ambientalista fundadora del Instituto de Derecho Ambiental.
Por Ángel Melgoza / @ARMelgoza
Foto: Prensa UdeG
Doctora Raquel, el estado de Jalisco ha representado un papel importante a nivel nacional en la lucha contra presas y en defensa de los ríos por el antecedente de la lucha contra la presa de Arcediano en 2004 donde usted estuvo involucrada. ¿Hasta dónde podemos remontar la participación organizada de la sociedad en la defensa de los ríos en México?
La lucha contra la presa de Arcediano fue un hito a nivel nacional. Podemos mencionar un antes y un después de Arcediano en la lucha por la defensa de los ríos, lagos, por el agua en general, porque visibilizó, por un lado, la lucha contra un proyecto depredador que no garantizaba el derecho humano al agua, como pretendían vendernos para abastecer a la Zona Metropolitana de Guadalajara, como por el otro, la contaminación profunda que existe en la cuenca del río Santiago.
Yo rescataría estos dos aspectos, combinados con una amplia participación de la sociedad civil, de los académicos, que hicieron alianza con comunidades afectadas por el megaproyecto de manera directa, como fue el caso de la señora Lupita Lara. Esto evidenció que la ciudadanía organizada, con la academia, con las comunidades, son capaces de detener proyectos depredadores que no garantizan la finalidad para la cual son elaborados.
Partiendo de que la contaminación ambiental se refiere a la presencia de sustancias nocivas en el agua, aire o suelo, y que estas tienen diferentes orígenes, en materia de ríos, ¿cómo podemos comenzar a entender qué significa hablar de ríos contaminados y los diferentes grados de gravedad de dicha contaminación?
El problema de contaminación de las cuencas hidrológicas a nivel nacional me parece que es de los retos de la política ambiental en materia de recursos hídricos más apremiantes que tiene nuestro país.
Si nosotros vemos los diagnósticos que han elaborado tanto la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), como el Instituto Nacional de Ecología, la UNAM, o la propia Universidad de Guadalajara, así como varias instituciones académicas públicas del país, casi todos dan cuenta de que la mayoría de las regiones hidrológicas del país, que son 13, tienen algún grado de contaminación.
Resalta por su alto grado de contaminación, como lo mencionan en el Programa Hídrico para la región Lerma-Santiago-Pacífico, pues esta región. Y la explicación se basa en la demanda para el desarrollo económico que tiene esta región hidrológica, que es una de las más importantes del país tomando en cuenta de que aporta alrededor del entre el 20% de el Producto Interno Bruto de México. Por ella corren los principales parques industriales de la República Mexicana, empezando por el Estado de México, Querétaro, Guanajuato, Jalisco, y quizás por los estados con una agricultura más ‘primaria’ como Michoacán y Nayarit, pero de ahí en más todos los estados que se abastecen de esta región hidrológica, pues son los más dinámicos, desde el punto de vista económico.
A pesar de la gran reforma que tuvo la Ley de Aguas Nacionales en el 2004, para incorporar la gestión integrada de recursos hídricos, esta no ha sido implementada. Ni por la CONAGUA, ni la Secretaría de Medio Ambiente, y obviamente ninguna de las otras secretarías. La compaginación de los factores económicos, ambientales, y sociales, es uno de los grandes pendientes y retos que tiene nuestro país.
¿Por dónde comenzar a hablar del estado de contaminación que presentan los ríos de Jalisco? Entiendo que según datos de la CEA tenemos 30 principales, siendo el Santiago el de mayor cauce.
En Jalisco tenemos ríos contaminados y uno de ellos, el mayor, es el río Santiago, y el río Zula, que es un afluente del río Santiago, pero también aquí entra el lago de Chapala y la parte baja del río Lerma.
En la descontaminación de los ríos no basta con decir que estamos inspeccionando a las empresas de nuestro ámbito de acción, sino que se tiene que elaborar una estrategia conjunta que vaya caminando hacia cero descargas.
Me parece que aún la norma 001, recién modificada que ya incluye el parámetro de toxicidad, pues no es suficiente si no tenemos procuradurías tanto a nivel Federal, como estatal, y municipal, que se encarguen del monitoreo y vigilancia de las descargas a los vasos de agua. Una estrategia y una política que Jalisco debe llevar es el fortalecimiento de las instituciones, sobre todo la parte de inspección de las procuradurías y las direcciones de inspección a nivel municipal. Y tener metas cuantitativas que se puedan estar monitoreando e inspeccionando; sobre todo a los grandes contaminadores, a través, ya sea de manera directa o a través de los drenajes municipales, que también es una parte muy fuerte de la contaminación que va a los ríos de manera indirecta.
Un elemento muy importante es la fiscalización y rendición de cuentas de parte de la autoridad a través de consejos ciudadanos donde efectivamente los ciudadanos pidan cuentas sobre los avances y metas en cuanto al saneamiento de los cuerpos de agua.
Entonces lo primero es reconocer el problema. Lo segundo es establecer cuáles son los mecanismos jurídicos que avalen una respuesta al problema grave de contaminación. Y lo tercero es constituir instituciones fuertes con capacidad de acción.
La actual administración del gobierno estatal implementó la estrategia “Revive el Río Santiago”, en la que ellos señalan que atienden “el problema de contaminación en el Río Santiago de una manera integral, reconociendo las limitaciones en el marco legal y normativo, así como los vacíos de la federación en su papel de autoridad del agua.”
¿Es adecuada esta estrategia? ¿Han tenido avances? ¿Hay diálogo con las autoridades? ¿Qué tan grave es la contaminación del Santiago y qué tanto se puede lograr con esta estrategia?
Conozco la estrategia de Revive el Río Santiago, por la medida cautelar que impuso la Comisión Interamericana de Derechos Humanos al Estado Mexicano respecto a la contaminación del río Santiago.
Obviamente una de las medidas cautelares es controlar y mitigar las fuentes de contaminación del Santiago que está afectando gravemente la salud de las poblaciones aledañas al río. En ese sentido, me parece que la estrategia que el Gobierno de Enrique Alfaro presenta como una opción para descontaminar el río, si bien me parece un avance, porque cuando menos ya hay una política dirigida a descontaminar, también no es menos cierto que es algo limitado y que además no dice nada a las poblaciones locales (al menos por las reuniones y visitas que yo he tenido en Juanacatlán, El Salto, en la parte de la Ribera del lago de Chapala perteneciente a Poncitlán).
Es una estrategia que se está yendo a otras partes la cuenca, y que pretende controlar las descargas de competencia estatal y municipal que se dan de manera indirecta, ya sea a través de las granjas porcícolas, de los comercios, pero la estrategia no tiene nada respecto a toda la gran contaminación que se genera en la Zona Metropolitana de Guadalajara y que llega al Santiago vía El Ahogado. Todas las ciudades del Área Metropolitana son unas grandes contaminadoras del río Santiago y no se están monitoreando ni se están inspeccionando , sino sólo las de los municipios más pequeños.
Además a la estrategia le falta pues la parte Federal. El gobierno estatal no puede decir que va a acabar con la contaminación del río Santiago sin la concurrencia del Gobierno Federal, porque en materia de aguas nacionales, quien tiene la rectoría en la regulación, pues es el Gobierno Federal, entonces el Gobierno Federal debería de estar involucrado de manera directa en toda esta estrategia, pero eso no está ocurriendo. No hay una buena comunicación, no hay una buena coordinación dentro del nivel estatal y el nivel federal.
Y los municipios no tienen recursos para estas actividades, porque si los municipios realmente se sumarán a esa estrategia, deberían de estar totalmente involucrados en las descargas que van a través de las redes municipales al río Santiago. Y no tienen gente que esté monitoreando todas estas descargas. Ellos continúan en un tema desarrollista económico de ciudades infinitas, siguen ampliándose en la zona metropolitana los municipios y eso implica más demanda de agua y descargas porque no solamente quieren más agua, sino también las descargas urbanas son mayores, ¿y estás a dónde van? Pues a la cuenca de la Barranca del río Santiago, o vía la cuenca del Ahogado.
La estrategia me parece buena iniciativa, pero muy limitada en cuanto a la falta de incorporación del Gobierno Federal, y a que no tiene parámetros, metas para fiscalizar si realmente está teniendo algún efecto positivo o no en las descargas al río. Si fuera una estrategia real debería partir de cero descargas al río, no esperándolo de manera rápida, pero sí de manera progresiva, se tendrían que ir disminuyendo hasta llegar a descargas cero al río, hasta que este recobre la salud ambiental hídrica que permita la vida en todos sus sentidos.
Escuchamos mucho hablar de cambio climático o crisis climática, grandes efectos globales, en lo local, ¿estamos en condiciones de regular las descargas que hacen las industrias en los cuerpos de agua? ¿De tratar las aguas residuales de los centros urbanos? ¿De ‘recuperar’ nuestros ríos?
Regular las descargas a los ríos es una asignatura pendiente. Tanto las instituciones encargadas de la inspección y vigilancia, la CONAGUA, como las procuradurías estatales, como la Profepa a nivel federal y las direcciones de inspección a nivel de los municipios, pues son estructuras débiles, laxas, o a veces inexistentes. Mientras no fortalezcamos esta área de inspección y vigilancia en los niveles federal, estatal y municipal, no vamos a contribuir en evitar que los ríos y cuerpos de agua se sigan contaminando.
Los ríos, o la contaminación de los ríos, pues son indicadores de salud ambiental, de ecosistemas de todo el funcionamiento de una cuenca, de todo el funcionamiento de una microcuenca, porque con la contaminación del río hay pérdida de vida acuática, hay pérdida de vegetación riparia que corre a lo largo de los ríos, y también de la biodiversidad asociada a ríos limpios y sanos.
Me parece que el tener ríos limpios, saludables, es uno de los mejores indicadores que podemos tener para garantizar el derecho humano a un ambiente sano, al agua potable, al saneamiento. También al derecho a la reparación por daños ambientales, y ya no se diga al desarrollo sostenible, que implica el derecho al agua, disminuir la pobreza, aumentar el acceso a la justicia, mejorar la eficiencia de todo lo que son las cuencas, energéticamente hablando, etcétera.
¿Qué pueden hacer las personas, la sociedad civil, para aportar en la solución, en la limpieza de los ríos y cuerpos de agua? ¿Qué papel juega la educación en este sentido?
Me parece que el papel de la sociedad civil es fundamental en las soluciones para limpiar los ríos y cuerpos de agua en nuestro país. De hecho, debido a los grupos de la sociedad civil, de las comunidades afectadas, de los académicos, de las universidades públicas, es como se han logrado avances en esta materia. Y lo digo así porque nosotros vemos cómo se emite la política ambiental, pero los mecanismos de la implementación de la política a veces se quedan cortos, no van de la mano de una política ambiental que tiene México desde los años 80 muy estructurada y consolidada. La implementación sigue siendo una de las asignaturas pendientes.
Los grupos de sociedad civil y afectados son actores fundamentales que visibilizan la problemática y que muchas veces proponen las soluciones rebasando el quehacer de la propia autoridad. Por ejemplo, eso ocurrió en el caso de Arcediano y en el caso de la presa del Zapotillo. Si bien es cierto que la presa ya está construida, ello no quita que la población siempre fue adelante de la autoridad, y me parece que ese es el triunfo de los pueblos de Temacapulín, Acasico y Palmarejo. Más allá de si se hizo o no una presa, me parece que aquí la victoria es que la comunidad, los afectados, propusieron su propio esquema de solución al problema, y cómo compatibilizar su existencia con una presa. Me parece que fue una lucha exitosa por estos aspectos que impulsan un nuevo elemento dentro de lo que son las luchas socio-ambientales, como lo que es el que desde las comunidades afectadas se proponga un esquema de solución al problema y que la autoridad lo haya aceptado.
Esta es una constante que debemos de seguir en lo sucesivo, es decir, debemos de no bajar la guardia en todo lo que es el monitoreo, vigilancia y participación; seguir impulsando esquemas de política pública que reivindiquen una gestión hídrica integrada de los cuerpos de agua y con soluciones desde las comunidades locales para incorporarlas como política pública a nivel nacional.