Escribiéndonos resistimos
Por Erika Pichardo, maestra, feminista y parte de la Red Feminista de Maestras Guadalajara / @MaestrasFemGDL
Como maestras, nos han enseñado que tenemos todo el conocimiento y que sabemos qué hacer con él. ¿Qué pasa cuando te sientes perdida y así tienes que llevar a otres en su camino?
Mucho tiempo me dijeron que yo: tenía habilidad con las personas, que iba a saber qué hacer para ayudar a les otres, pero; nunca nadie me dijo qué tenía que hacer para llegar a ese punto de sabiduría que se supone que tengo. Me tocó leer la primera columna de las morras y me dije: ¿Cómo voy a acompañar a estas morras si parecen tener cosas más claras y seguras que yo?
En este camino de ser maestra, de ser feminista; y de ser persona tengo muchas dudas y mucho miedo de equivocarme porque me volvieron el ejemplo de muches; y una figura mítica que acompaña procesos que no siempre entiendo.
Llevo más de 4 años siendo maestra, y otros más acompañando infancias en su camino, y todavía no estoy segura de a dónde vamos, ni si mis decisiones son correctas.
O peor aún, si mis ejemplos y mi congruencia le sirve de algo a mis morrilles, o a las personas que acompaño. Y aún así, acompaño desde la ternura: quiero acompañar desde la horizontalidad y el cuidado. Dejar de lado mi adultocentrismo y centrarme en aquelles que quieren ser acompañades.
Quiero acompañar procesos donde yo también me dé la oportunidad de aprender cosas nuevas en comunidad donde deje a les demás aprender desde sus intereses y facilitar los procesos que elles tengan.
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