En México, solo 3 de cada 10 profesionistas de carreras relacionadas con las ciencias STEM (por sus siglas en inglés) ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, son mujeres. Mientras tanto, 9 de cada 10 estudiantes en estas áreas son hombres, según informó el Instituto Mexicano para la Competitividad A.C (IMCO).
Frente a esta realidad, el IMCO reconoce, en un análisis de la situación, que son las brechas de género las que determinan estas tendencias, las cuales, empiezan en la infancia y aumentan con el tiempo, llegando hasta la etapa adulta y el ámbito laboral.
Por Jacqueline López / @jacqueline_lope
De acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), en el país cada vez son más las mujeres que logran acceder a las universidades. Tan solo en 2021, 55% de la población que egresó de sus estudios en educación superior fueron mujeres, demostraron en su informe “¿Dónde están las científicas? Brechas de género en las ciencias STEM”.
Sin embargo, aún existen múltiples brechas de género que se agudizan conforme este sector de la población avanza en sus procesos formativos, profesionales y laborales. De tal forma que, si bien hay más mujeres que logran graduarse de la universidad, son menos las que obtienen un título de posgrado y muchas menos las que ocupan posiciones de liderazgo en sus empleos o reciben salarios superiores a sus compañeros hombres.
Las carreras STEM, -acrónimo de los términos en inglés Science, Technology, Engineering and Mathematics– son carreras conocidas mundialmente por tener mejores salarios; además, se asocian con habilidades como: la solución de problemas complejos, el pensamiento analítico y crítico y la capacidad de aprendizaje, mismas que han sido histórica y erradamente atribuidas a los hombres o “al sexo masculino”. Sin embargo, estas capacidades y aptitudes están presentes en las mujeres desde que son niñas, prueba de ello es que, en el nivel de básico de educación en México, ellas han demostrado tener los mejores resultados en las pruebas del Plan Nacional para la Evaluación de los Aprendizajes en el área de matemáticas.
Contradictoriamente, solo 1 de cada 10 estudiantes de las ciencias STEM son mujeres y de cada 7 mujeres que terminan bachillerato solo una decide estudiar una carrera “catalogada para hombres”. De acuerdo con el IMCO, esta tendencia queda marcada también en el ínfimo porcentaje de científicas que año con año egresa de estas carreras, pues en casi una década éste paso de 27.6% a 28.8%.
El IMCO, manifiesta que, sumada a las brechas, estereotipos y normas de género, el ambiente y situaciones que rodean a estas mujeres desde la infancia en las aulas, como la deficiencia de orientación vocacional y la influencia de compañeros, familia y docentes, condicionan su acercamiento a estas áreas y van tomando fuerza conforme pasan los años y crecen.
Esto hace que, al momento de decidir ingresar a la universidad, no “desarrollen” las mismas habilidades o interés en las asignaturas STEM. En el ciclo escolar 2020-2021 solo 22% de mujeres se inscribieron a carreras de estas áreas, contra un 33% de hombres. Estas diferencias son notorias entre los estados de Coahuila, San Luis Potosí y Guanajuato, los cuales ocupan los lugares con mayor participación femenina en carreras STEM y entidades como Nayarit y Quintana Roo, con los lugares con menor participación.
Si bien, se advertía que internacionalmente las carreras STEM tienen mayor ingreso comparadas a otras carreras, el que menos mujeres formen parte de éstas contribuye a que exista una brecha salarial de género. De esta manera, las mujeres tienen mayor probabilidad de ser oficinistas o de dar clases, mientras que, los hombres ocupan puestos en plantas industriales, situación que provoca que por cada 100 pesos que gana un hombre en STEM, una mujer reciba 82.
Superar estos obstáculos no es imposible y, por ello, el IMCO propone atender estas situaciones desde el origen y sus causas estructurales, interviniendo desde los primeros años de formación de las niñas y adolescentes. Entre las acciones que podrían llevarse a cabo se encuentran:
- Añadir enfoque de género en los contenidos de ciencia y tecnología en los programas de educación básica.
- Implementar programas de orientación vocacional desde secundaria para que las estudiantes tomen decisiones sobre su educación superior más informadas y basadas en datos.
- Desarrollar las capacidades de los gobiernos estatales y federal, instituciones de educación superior y centros de trabajo para recabar datos sobre STEM con perspectiva de género.
Finalmente, el IMCO reconoció la importancia de que existan modelos femeninos a seguir en las ciencias STEM, que sean referencia para que estas niñas y adolescentes en formación sepan que las capacidades y aptitudes no tienen género “ver a otras mujeres que son científicas, ingenieras o matemáticas ayuda a convencer a las niñas de que ellas también podrían serlo” concluyeron.