Por Tzitzi Santillán / @tzitzisantillan
Foto portada: Okupo +
Ayer cerca de la media noche nos dieron la noticia que se había ido nuestro querido Zul de la Cueva. Han pasado algunas horas y sigo esperando que desmienta la noticia. Toda la mañana he estado en contacto con gente que lo conoció y lo quería. No he podido hacerme café. Diría él que este café no es nada aceptable.
Ningún robo es bueno, pero el día que dos policías de Guadalajara lo asaltaron, él perdió un celular, pero la ciudad de Guadalajara y el estado de Jalisco ganaron una de las plumas más ácidas, mordaces e inteligentes de los últimos tiempos, así que no sé él, pero nosotros salimos ganando.
El primer proyecto en el que trabajamos juntos fue un programa de radio por internet en el 2013. Un experimento valiente y divertido como todos los programas de radio en los que Zul participó posteriormente. Nuestra casa fue Radio Centinela, el nombre del programa era La Precopa y se transmitía los viernes a las 19:00 horas. Nuestra audiencia era extremadamente pequeña pero no importaba. Lo que importaba era que se trataba de hacer comentario político mientras iban corriendo las primeras copas del fin de semana. Cuánta cosa se dijo. Cómo nos reímos. Lo mejor era que esos viernes terminaban en El Sonidero, La Fichera o El Valiente, otras grandes aportaciones de Zul a la vida de la ciudad.
De los proyectos políticos que vinieron después solo diré que hubo triunfos, descalabros, aprendizajes y un montón de frustración. En su faceta de asesor, Zul fue padre de muchas ideas brillantes que usaron más de una expresión o figura política.
Amante del arte (sus cuadros debieron decorar el pasillo del edificio donde vivía porque en su departamento no cabían), excelente barista, gran cocinero y mejor anfitrión. Su hogar era sede tanto de tertulias como de cuartos de guerra.
Pero lo que más vamos a extrañar de él va a ser su humor ácido y su inteligente claridad política que lo mismo creaba memes que extraordinarias colaboraciones en diversos medios. Buen locutor, mejor entrevistador. Qué cosas, su último proyecto radiofónico se titula “Lo que dure”. Se me parte el corazón con tanta ironía.
Zul no se guardaba nada. Hizo pasar muy malos ratos a más de una figura política, porque si Zul era bueno en muchas cosas, como detractor era lo más, en especial de aquellos que le causaban decepción como los de la “refundación”. A todos nos parecía muy divertido, pero nunca fue gratuito. Hace unas semanas escribió: “ A mí me dicen no pocos y no desde hace poco, que no salga de noche, que mire sobre mi hombro cuando camino”. Al final todos ellos y ellas se conduelen hoy con su partida.
No fui yo más amiga de él que sus demás amigos. Algunas experiencias en las que nos juntó la vida o nos juntamos nosotros por tercos no terminaron bien y aún así, hubiera pasado por 20 tropiezos más de esos, porque Zul era brillante. Y lo queríamos.
Supongo que está bien por él que diga que, teniendo tanta información como tenía (y que se llevó con él), a sus amigos los protegía aún a costa de su propio bienestar. Así lo hizo con mi familia.
Me faltó más tiempo y más trabajo con él. Por lo que leo en las redes a muchos nos hubiera gustado tomar más café contigo, Zul.
Me quedo con tus palabras de diciembre: “Creo que el camino es ventilar el aire, abrir puertas y ventanas, abrir los escotillones…”
Zul ¿por qué te vas tan pronto si estamos tomando a gusto? ¡Parfavar!
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Este texto fue publicado originalmente en Transparencia y Poder: