La responsabilidad afectiva es la conciencia de que nuestras acciones afectan a las personas con las que nos relacionamos: amores, amigues, familia y otres.
Aunque es una herramienta para construir vínculos de mayor cuidado y dignidad, hay que identificar sus límites para no escondernos del “sufrimiento sin violencia” que a veces toca vivir. Esto lo explicaron la periodista española, Noemí Casquet y la filósofa argentina Tamara Tenenbaum en el quinto día de la FIL.
Por Ximena Torres / @ximena_tra
El filósofo Immanuel Kant afirmaba que las personas “son un fin en si mismo, no un medio para los fines de otros”. Es decir, cada quien es merecedor de un trato digno y no vive para el uso de los demás. Ese pensamiento es tan flexible que funciona para explicar la importancia de la responsabilidad afectiva y a la vez, los límites del concepto.
La reflexión la puso sobre la mesa Tamara Tenenbaum, filósofa y escritora argentina, durante la charla “#Responsabilidad afectiva ¿moda digital o una forma más sana de amor?” de la Feria Internacional del Libro (FIL) en Guadalajara. En la actividad, realizada el 1 de diciembre, también participó la periodista y escritora española especializada en sexualidad, Noemí Casquet.
“La responsabilidad afectiva es la noción de que nuestras acciones tienen consecuencias también para las demás personas con quienes nos relacionamos, de que, lo que hagamos puede hacer daño” y responder ante ello, expresó Noemí.
A la explicación, Tamara agregó que el origen del concepto es el libro “The ethical slut” (1997) de Dossie Easton y Janet Hardy. En esta obra las autoras propusieron la responsabilidad afectiva como una posibilidad de vivir una relación no monógama (no exclusiva entre dos personas) basada en los cuidados. Fue revolucionario porque en ese entonces el engaño y las mentiras eran los únicos referentes sobre el poliamor, las relaciones abiertas y otro tipo de vínculos sexoafectivos entre más de dos personas.
Sin embargo, hoy muchas personas apuestan por la responsabilidad afectiva en todo tipo de relaciones, incluyendo las monógamas y las que van más allá de lo romántico: las de amistad, las familiares, etcétera.
MamaCasquet, como se le conoce a la periodista española en redes sociales, explicó que hablar de esta noción de cuidado es importante porque actualmente se vive en un sistema de “individualismo tóxico”. Además, pareciera que las personas tienen miedo a las emociones y al amor.
“Estamos en un contexto de consumo de cuerpos, un pico de entretenimiento y una cultura del amor romántico. Algunas personas van por la vida relacionándose a lo loco sin importar lo que sus acciones implican para los demás. Eso tampoco significa que hay que asumir las emociones ajenas, pero sí hay que ser más responsables” dijo ella.
Para enfrentar ese sistema, recurrir a la responsabilidad afectiva es una posibilidad. Noemí Casquet propone como herramientas la comunicación asertiva, tener claros los acuerdos de cada relación y apostar por la intensidad horizontal.
La comunicación asertiva se refiere a la resolución de conflictos en los que, más que reproches, descalificaciones y enfrentamientos, se expliquen las necesidades de cada persona de manera calmada. De esa forma, al tener una conversación incómoda, las personas se sientan más escuchadas y no con una postura defensiva. Para aplicar este tipo de comunicación, la periodista explicó la “técnica del sándwich”, usada en el marketing en muchas ocasiones.
“La técnica del sándwich se trata de decir algo positivo sobre una relación, luego lo jodido, lo malo (exponer el problema) y luego algo positivo otra vez. Entonces es más fácil de tragar”, mencionó.
Tener claros los acuerdos de una relación se refiere a que cada persona en un vínculo sexoafectivo deje claros sus límites y posibilidades en el afecto, en lo sexual, lo social y cada uno de los ámbitos de su vida compartida. Funciona porque así no se asumen los deseos de cada uno, una o une. Existen herramientas gráficas como el “buffet relacional” o “relationship anarchy smorgasbord” en inglés para plantear esa negociación.
Por último, la intensidad horizontal se relaciona con buscar la estabilidad y la tranquilidad emocional en una relación, dijo Noemí.
“Una cosa de las que me pasaban cuando estuve en relaciones pasadas es que yo veía una intensidad vertical: a veces estaba súper bien con esa pareja y luego de repente súper mal. Entonces cuando mejoraba, aunque no fuera tanto, me parecía que era, wow, increíble. Ese ‘te quiero’ después del maltrato era lo máximo. Después me di cuenta que hay una intensidad horizontal y al principio hasta me parecía aburrida, hasta que cambié mi perspectiva y vi la profundidad”.
Después de reconocer sus virtudes, Tamara Tenenbaum también invitó a problematizar la responsabilidad afectiva, pues explicó que en las relaciones siempre hay noticias que “pueden caernos mal” y eso está bien porque es parte de la experiencia.
A esa experiencia la llamó un “sufrimiento sin violencia” que hay que aceptar cuando una persona termina una relación, por ejemplo. El problema planteado por la filósofa es que en muchas ocasiones las personas reclaman una falsa responsabilidad afectiva para no enfrentar esas emociones desagradables.
De ahí los límites del concepto central de la charla. Tamara además relacionó esa reflexión con la idea de algunas de compañeras feministas de quienes ha escuchado posturas como “tú eres el centro”, pero sin una perspectiva que también contemple la empatía hacía las demás personas. “No solo hay que pensar en la película de una misma, porque el mundo no nos debe nada”, explicó.