“Déjenos en paz” reclaman habitantes de Juanacatlán frente a termoeléctrica

Este domingo habitantes de Juanacatlán se reunieron para exigir nuevamente respuestas sobre el proyecto de la termoeléctrica “La Charrería”. A pesar de que el cabildo había rechazado previamente el proyecto en una sesión del 22 de febrero, la comunidad cuestionó la falta de transparencia y que la sesión no se llevara a cabo de manera pública, como se había prometido. 

En la manifestación, se exigieron acciones concretas, como la declaratoria de municipio libre de megaproyectos y un documento firmado por las y los regidores donde reafirmen el rechazo definitivo a la termoeléctrica. Quienes habitan el municipio rechazan el proyecto, pues identifican los impactos ambientales y de salud que traería, entre ellos: los riesgos de contaminación del aire, agua y los efectos en la flora y fauna.

Reiteraron que, aunque ya cuentan con el rechazo del gobierno municipal, planean llevar su lucha ante las autoridades estatales y federales para evitar la reactivación del proyecto, advirtiendo que no permitirán que Juanacatlán se convierta en un macrocorredor industrial.

Texto y fotografías por Farah Medina / @_dtfarahm_

El pasado 10 de febrero, en Juanacatlán, Jalisco la comunidad junto a colectivos en defensa del medioambiente y la vida como Un Salto de Vida, se manifestaron en contra del proyecto, “La Charrería”, una termoeléctrica de ciclo combinado con impactos medioambientales, sociales y en la salud de los pobladores. 

Esto, ante las declaraciones hechas por el gobernador del estado, Pablo Lemus, quien ha asegurado la reactivación de este proyecto con el apoyo de la presidenta Claudia Sheinbaum y como parte de su Plan Eléctrico Nacional. Juanacatlán ya se había enfrentado a esta lucha durante el sexenio del expresidente Andrés Manuel López Obrador,  quien impulsó dicho proyecto.  

En aquel momento, la organización de sus habitantes, cuatro amparos y la negativa del entonces gobernador Enrique Alfaro, hicieron que el proyecto diera marcha atrás. 

Tras estas nuevas declaraciones, las y los habitantes han señalado la incongruencia que existe entre autoridades e instituciones, quienes niegan que se vaya a instalar en Juanacatlán.  Y es que, el proyecto ya se encuentra aprobado y con estudios de factibilidad. 

Esta es la segunda manifestación que realizan en un par de semanas. Como parte de sus exigencias previas  solicitaron una sesión de cabildo pública, con el fin de presenciar la negativa del cabildo, incluyendo a la presidenta municipal, Ana Rosa Vergara, en contra de la reactivación de este proyecto. Sin embargo, aunque este había sido el compromiso, el sábado 22 de febrero, el cabildo tuvo esta sesión sin previo aviso, lo que les impidió estar presentes.

En dicha sesión, si bien se dio el no a la termoeléctrica por parte de la presidenta municipal y su cabildo, los habitantes entregaron una solicitud por escrito a las y los regidores para que se realizara nuevamente el domingo 23 de febrero, pero no todos firmaron la solicitud. En esta solicitud, además, se les pedía que se hiciera una declaratoria de municipio libre de megaproyectos. 

Aún así, se convocó a la población, colectivos y autoridades, como se tenía previsto, para exigirles que manifestaran su postura pública ante la termoeléctrica. A la cita, se presentaron únicamente los regidores, quienes se encargaron de leer un comunicado en el que aseguraron que “existe desinformación por parte de otros actores políticos que buscan enfrentar a la población con el gobierno municipal”.

La declaración fue condenada por la población, puesto que, afirmaron que ni su postura ni su exigencia al gobierno municipal son un tema político. Recordaron que se trata de un tema de salud pública, unidad comunitaria y el derecho a decidir sobre su destino. Por lo que pidieron a las autoridades dejar de convertirlo en un tema político y partidista.

Las y los regidores aseguraron que su postura también es “No a la termoeléctrica” y aseguraron que no se ha presentado ningún proyecto ni solicitado permiso alguno para la instalación de la termoeléctrica y que en caso de solicitarse, no se aprobarán ningún permiso ni promoverán un cambio de uso de suelo

Ante el cuestionamiento sobre su decisión a realizar la sesión el día anterior, expresaron que esto se debía a dos razones: se requería una sesión anterior para generar la petición de realizar una sesión pública, pero, por cuestiones de tiempo no se pudo llevar a cabo y temían por la seguridad del cabildo, ya que en la manifestación del día 10 de febrero pudieron percibir una “falta de respeto” por parte de los pobladores.

La población respondió, afirmando que en ningún momento les ofendieron, únicamente expresaron su dolor, No los estamos agrediendo, simple y sencillamente estamos demostrando el dolor que nos ha causado. ¿Por qué ahora se sienten agredidos? (…) Nuestro dolor no les interesa. No los agredimos. Estamos agredidos por ellos, porque no nos saben defender”, advirtió una habitante de Juanacatlán.

Más allá de las declaraciones, insistieron al Cabildo acciones concretas, como la declaratoria de municipio libre de megaproyectos y un documento definitivo que exprese su rechazo a la termoeléctrica, que sea firmado y público.

Durante esta manifestación, la comunidad expresó su opinión y tuvo la oportunidad de cuestionar a las autoridades que estaban presentes. Con indignación e impotencia expresaron su hartazgo, ya que identifican que su territorio ha sido destinado una vez más para la instalación de megaproyectos. Esto no es reciente, en distintas ocasiones han querido venderles el “progreso” a través de estas obras de muerte, que lo único que han traído ha sido corredores industriales y contaminación.

 “Pero el progreso, como el del Salto, ya sabemos que no se traduce en bienestar para la población, se traduce enfermedades, se traduce en muerte, se traduce en la perpetuación de las condiciones precarias de la vida de todas las colonias. Ustedes las conocen. Eso no se traduce, eso no se va a traducir para Juanacatlán en nueva infraestructura de salud, de escuelas, de buen transporte” denunció Alan, integrante del colectivo Un Salto de Vida. 

Niñas y niños se sumaron a la manifestación con carteles demandando a las autoridades que no permitan la termoeléctrica. Mateo, un niño de Juanacatlán, fue quien cuestionó a las autoridades su posicionamiento, “¿De qué lado están? ¿De los ricos empresarios que solo les importa generar dinero sin importar el costo? ¿O del pueblo que los eligió y confió en ustedes? Es por eso que hoy les pedimos su respaldo, no al cambio de uso de suelo”.

En un documento dirigido a las autoridades municipales, estatales y federales, la población de Juanacatlán, expuso lo que la termoeléctrica causaría a nivel medioambiental. Dentro de este mismo, reconocen que “aunque más eficientes y menos contaminantes que otras plantas térmicas, aún tiene impactos ambientales, y de salud humana en áreas de alta contaminación ambiental”. En este documento, afirman que los principales efectos serán las emisiones de Gases de Efecto Invernadero, contaminación del aire con óxido de nitrógeno y dióxido de azufre, la contaminación del agua y un impacto en la flora y fauna. 

A la par, denunciaron la explotación del agua del municipio mediante pipas que operan día y noche, extrayendo agua no sólo para uso doméstico, sino también para las industrias. Señalando que pareciera, existe una prioridad hacia las empresas, ya que el suministro de agua a los hogares es limitado, con servicio solo un día a la semana durante pocas horas.

Frente a ello,  la construcción de fraccionamientos en el municipio de El Salto, continúan, sin antes garantizar el suministro de agua para nadie. 

También, en el documento dirigido a las autoridades, se señalan las enfermedades a las que se enfrentarían las personas con la termoeléctrica: problemas respiratorios, enfermedades cardiovasculares y cáncer, siendo las poblaciones más vulnerables, “niños, ancianos y personas con enfermedades preexistentes”.

Lamentablemente, los problemas de salud no son un tema nuevo para la población de Juanacatlán.  

Los pobladores señalan que desde la instalación de industrias en la zona, ha aumentado la incidencia de enfermedades y muertes, incluyendo casos de bebés que no alcanzan a nacer y jóvenes que mueren sin llegar a la edad adulta, así como falta de medicamentos y ambulancias en los servicios médicos municipales.

Lorena Suárez, habitante del municipio, cuestionó la buena intención del proyecto, según las declaraciones del gobernador del estado, “Vi por ahí un video del gobernador Lemus, donde él lo dice con mucho entusiasmo: hay algo bueno, viene algo bueno para Juanacatlán. (…) piensa que somos unos ignorantes, pero no somos unos ignorantes. Y si en verdad le queremos mandar algo bueno a Juanacatlán, que mande un hospital que tanta falta hace”.

Durante la manifestación se presentaron a la población los vídeos con las declaraciones del gobernador Pablo Lemus y del senador Carlos Lomelí.

Este último señalado por expresar su apoyo al proyecto de “La Charrería” y cuestionar a las y los habitantes por no querer dicho proyecto que traería, supuestamente, una inversión de 571 millones de dólares, además de criticar a quienes se oponen al proyecto, sugiriendo que lo hacen por desinformación.

Este tipo de declaraciones oficiales que minimizan los riesgos o promueven el proyecto a pesar de la oposición local, dejan a las y los habitantes de Juanacatlán con zozobra, puesto que, cuestionan que se presente el proyecto como un “rumor” cuando hay indicios claros de su reactivación.

 Juanacatlán reconoce que la termoeléctrica “no viene sola”, por lo que planean llevar su inconformidad ante las autoridades estatales y federales para que también den el rotundo no a la termoeléctrica. 

Confían en que su organización y presión hará que por fin puedan “dejar en paz” al municipio y a las personas. “Déjenos en paz. No le estamos pidiendo (…) Se los estamos exigiendo. (…) Nosotros unidos tenemos el poder claro y no vamos a permitir que Juanacatlán se convierta en un macrocorredor industrial partiendo de la termoeléctrica”. 

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Farah Medina
Farah Medina
Llegué al periodismo por accidente e impulsada por el ‘olfato periodístico’, las narrativas con una perspectiva de derechos humanos y la necesidad de seguir creando espacios para las voces, plumas y visión de las mujeres periodistas, me quedé.

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