En defensa de “la masa”

El Ojo y la Nube

Por Adrián González-Camargo / @adriangonzalezcamargo (IG)

Una aparición tan enigmática como universal es la de la masa, que de pronto aparece donde antes no había nada. Puede que unas pocas personas hayan estado juntas, cinco, diez o doce solamente. Nada se había anunciado, nada se esperaba. De pronto, todo está lleno de gente.
Elias Canetti, Masa y Poder

Las siguientes líneas son un complemento a la extensiva y extendida conversación que se ha creado a partir de los elementos diegéticos (partes del universo cinematográfico) y extradiegéticos y extrafílmicos de la ya vapuleada y esperemos pronto olvidada Emilia Pérez. Sin buscar una necedad para continuar criticando al filme, partiré en realidad de un fenómeno que ya hemos visto en redes sociodigitales en otros momentos, pero que el boom sociodigital y mediático del filme nos ha ayudado a visibilizar con mejor precisión. O al menos, con más elementos para su análisis. 

A partir de las 13 nominaciones a los premios Oscar y, posteriormente, su estreno en México el 23 de Enero, se ha erigido una masa que, honrando a Canetti en la cita al inicio de este artículo, de pronto apareció y de pronto se manifestó en contra de Emilia Pérez, de Jacques Audiard y de Karla Sofía y de quienes podrían ser señalados como ‘responsables’ del filme. Y, a partir de ello, varias escritores, críticos de cine, quiero-ser-críticos, revisionistas o simples opiniólogos, han desdeñado y eliminado a priori muchos comentarios de ‘la masa’ cuando la masa ha ido en contra del filme. Si bien es cierto que el odio se fue ganando a priori, es decir, antes del estreno y en este sentido sí era hasta cierto punto válido señalar un grupo de la masa como el que está buscando ser parte de la conversación como una forma de generar comunidad, también es que cierto que conforme la película fue viéndose, la masa siguió siendo crítica. Especulamos que una parte eligió no ver la película en salas cinematográficas por continuar el discurso dominante, que era el de odio al filme. Y otra parte, probablemente con mayores elementos, sí decidió castigar al filme por las condiciones extrafílmicas. Para muchos de ellos fue suficiente saber que las tragedias de nuestro país eran cantadas en ridículas canciones y que la historia de un narcotraficante que se vuelve buena casi por acto de magia también era suficiente para desdeñar el filme.

Además de esto, creo que criticar la masa solo porque es masa, puede en nuestros días ser un gran desacierto. Muchos de los “especialistas” que deseñaron a la masa, partieron de considerar que la masa solamente está viendo ciertas partes de la obra completa. Esto es, en principio, una falacia de composición; es decir, la falacia que toma una parte por el todo. Por tanto, se vuelve paradójico. En primera, porque para juzgar o no lo que dice la masa, tendríamos qué, efectivamente, leer todo lo que ha dicho o no la masa. Todo. O al menos utilizar un método de estadística inferencial, para partir de una muestra y hacer inferencias con base en esa muestra. Empero, esto no es suficiente. Por ejemplo, una famosa crítica de arte que pensó que era oportuno hablar del filme en vez de exposiciones de plátanos, cree que la misma parte de la sociedad que está criticando férrea y acérrimamente Emilia Pérez es la misma que escucha narcocorridos en sus playlists. Nada más falaz.

El gran problema de englobar a la sección pública que critica a Emilia Pérez es justo eso: englobarlo. Pareciera que en el mismo espacio cabe la chica, el chico o le chique de 18 años que le pareció ofensiva la película, como el adulto de 40 que le pareció ofensiva, como la señora de 80 que apenas le entendió y que vive junto a la señora de 81 años que sí le entendió y también se ofendió. Tal vez ni ella (la crítica de arte) ni nadie que englobe y homogeinice a la masa, considere que hay enojo genuino, que también puede estar ahí en esa masa la o el familiar de una persona desaparecida, o que se estén manifestando dentro de la masa alguna o algunas personas que llevan años luchando en asociaciones, grupos, movimientos o en activismo social con cierta, mucha o alguna relación con el problema tan grave de las desapariciones forzadas. Parece que tampoco caben, en la masa, las personas que tienen un valor para decir que no solo porque un crítico o crítica diga que una película es buena. Esto, tal vez, sea lo más grave de esas respuestas. 

Otro “crítico”, que fue de los primeros en desdeñar a la masa creyendo que estaba en pleno porfiriato y que poco faltó para decirles piojosos a los que criticaban el filme, cree que un filme como Emilia Pérez es algo similiar al Gesamtkunstwerk  (la obra de arte total) de Wagner y que Emilia Pérez deberia consumirse como las sociedades europeas consumieron la ópera o los conciertos privados de música hasta el siglo XX. O qué carajos, en el siglo XXI siguen haciéndolo. Si así fuera, nos queda claro que ni el “crítico” ni el mismo Audiard leyeron a Theodor Adorno, quien comenta justo respecto a la ópera wagneriana, que:

“Las discordancias en los procedimientos técnicos, de un compositor de máximo nivel formal como Richard Wagner proclaman la imposibilidad socialmente diseñada de lo que pretendía, una obra de arte que reuniría a la sociedad burguesa en torno a un culto y por tanto a la falsedad del contenido objetivo de sus mismas obras.” (Theodor W. Adorno en Escritos Musicales).

Audiard ha buscado defenderse de “la masa” argumentando que su película es una ópera y por tanto tienen cabida sus momentos inverosímiles. Lo preocupante es que, ni Audiard ni el crítico amante de la ópera ni muchos entienden que hay temas que “la masa” no quiere ver en ciertos géneros, y la ópera justamente es uno de ellos. A esto habría que añadir que ni Audiard ni el crítico amante de la ópera ni al momento ningún crítico o especialista sería capaz de determinar que, efectivamente, Emilia Pérez es una ópera. Empezando por que, como dirían Rick Altman o Steve Neale (autores especialistas en género), que los géneros no se crean solo porque alguien los nombra, como si fueran dios que al primer día dijo “hágase la luz”, sino que lo que necesitan los géneros para consolidarse y existir es la convención asimilada del público y la repetición. Así, habría que además definir qué chingados quiere decir eso de que una película es una “ópera” cuando pagamos por ver una película y no por entrar al Teatro Degollado o a Bellas Artes. Y en adición a esto, solo la masa será pues quien determine si el género es o no aceptado. Convención, pues. O, tal vez, ni Audiard ni los productores pensaron si quiera en tener un público latinoamericano y nosotros en México estamos siendo simplemente el último eslabón de la cadena.

A principios de marzo sabremos si la masa o no tuvo algún efecto, pues no dejemos de olvidar que los Oscar siguen siendo premios políticos y que son votados por los miembros de la Academia de Cine de Estados Unidos. No de México. Ojalá ese impulso y esa rabia sirva para unirnos a ver más cine mexicano… y quién sabe, para defender nuestros derechos, votar con mayor puntualidad a nuestros gobernantes y hacer de nuestra sociedad un mejor lugar para vivir. Hace muchos años dijo el gran director de cine francés, François Truffaut, que “los franceses tienen dos profesiones: la suya propia y la de crítico de cine”. Ahora la masa, las y los mexicanos también se convirtieron en críticos de cine: una masa crítica, combativa que esperemos crezca por el mismo camino: de ser una masa que no acepta las representaciones ridículas de una sociedad lastimada y tan necesitada de justicia.

Comparte

El ojo y la nube
El ojo y la nube
Adrián González Camargo es cineasta, escritor y académico. Estudió el Doctorado en Arte y Cultura por la UMSNH y una maestría en guionismo con la beca Fulbright-García Robles en CSUN. Se ha dedicado a la gestión cultural, producción radiofónica y al análisis de textos artísticos. Es profesor de la Escuela de Humanidades y Educación del Tec de Monterrey, Campus Guadalajara.

1 COMENTARIO

  1. Malisimoooo ,pesimooo trabajo y totalmente fuera de la realidad “Emilia Pérez ”
    y para tratar de convencernos nos quieren hacer creer q es como un cincierto de opera!! el cual a la masa mexicana tampoco noooos gusta !!!

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Quizás también te interese leer