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Por Anashely Elizondo / @Anashely_Elizondo
Con la última declaración del Presidente Donald Trump y el Primer Ministro israeslí Benjamín Netanyahu, en la que aseguraron que Estados Unidos tomaría el control de la Franja de Gaza y que, además, tienen planes de convertirla en la “Nueva Riviera de Medio Oriente”, sólo he podido recordar una frase que se ha impregnado en mi subconsciente desde la primera vez que la leí: “Estados Unidos sólo salva el mundo en sus películas”.
Y si bien, es cierto que la propaganda gringa ha invadido todo lo que consumimos (películas donde superhéroes nacionalistas destruyen la maldad, música patriótica y discursos sobre libertad), la ficción, en esta ocasión, se encuentra muy alejada de la realidad.
Es importante, ahora más que nunca, recordar que desde su independencia, Estados Unidos de América ha perpetrado esta ficción en la historia mundial, no es ninguna novedad que Trump declare que su intención es “beneficiosa”, de ponerle un fin a la guerra y que su intervención se centrará en la desmantelación de bombas, la limpieza de edificios destruidos y el impulso de la economía en la zona, eso sí, con el desplazamiento de la población palestina que se encuentra resistiendo a los múltiples ataques del estado sionista de Israel.
Este supuesto “fin de la guerra” no es más que una utopía fascista y en realidad, representa una llamada “limpieza étnica”, característica crucial de cualquier genocidio y que supone, según páginas de Amnistía Internacional, el objetivo es: localizar, registrar, marcar, aislar de su entorno, desposeer, humillar, concentrar, transportar y asesinar a cada uno de los miembros de un grupo étnico. Hasta este momento, Trump ha cometido actos inhumanos en contra de los migrantes latinoamericanos que se encuentran en territorio estadounidense, por lo que no es sorpresa que rechazara la oportunidad de replicar sus tendencias imperialistas en un territorio vulnerado como lo es el palestino.
En mayor o menor medida, países como México, Cuba, Rusia, Turquía, Puerto Rico, Vietnam, El Salvador, Irak, Afganistán, entre otros, han sido víctimas de las llamadas intervenciones estadounidenses, las cuales, son disfrazadas para la prensa y la opinión popular como una “oportunidad” de resarcir problemáticas sociales y aliviar sus penares, sin embargo, los precios por esta llamada libertad han impactado en la autonomía de los países, cobrando con territorio, recursos naturales e incluso, con la independencia de los mismos.
Con toda la información en nuestras manos, es de vital importancia mantener vivo el recuerdo de estas imposiciones políticas que han cobrado vida y recursos de los países que han sido invadidos por el gigante del norte en nombre de la “libertad”.