La calle del Turco
Por Édgar Velasco /@Turcoviejo
Hace un par de días le di la buena noticia a mi madre: “Por fin”, le dije, “tu deseo se hizo realidad”.
Mi madre odia las calles sucias, y la colonia bien podría ganar en un concurso donde se premie a las calles sucias. El epicentro de la suciedad es el centro municipal que siempre está lleno de basura de todo tipo: hojas secas de los árboles, papeles, servilletas de los tacos que se ponen en la noche, el “punto limpio” desbordado de basura. Y esa suciedad se extiende por las calles: ya quedan pocos vecinos que barran sus banquetas. La de la casa de mi madre, que se limpia todos los días, es un oasis. No es el único, obviamente, pero cada vez son menos y, por lo tanto, cada vez duran menos tiempo limpias: si la barre en la mañana, para mediodía ya está sucia otra vez.
Cada tanto repetía: “Deberían multar otra vez. Antes pasaban multando a la gente que tenía sucia su banqueta”. Y téngale: su deseo se hizo realidad: hace unos días se anunció una campaña de socialización para invitar a la gente a que tenga limpia su acera, y después comenzarán a poner multas que van de los 1,715 a los 2,629 pesos.
Como bien sabe y recuerda mi madre, y como documentó ayer en su columna el periodista Jonathan Lomelí, la medida no es nueva. Si le dan clic aquí, podrán leer más o menos desde cuando la hacienda municipal busca conseguir recursos haciendo que la gente limpie sus banquetas.
Es un hecho que la ciudadanía debe involucrarse más en el cuidado de la ciudad y uno de los temas más sensibles es el de la basura. Es de lo más común ver a la gente tirando desechos a diestra y siniestra: colillas de cigarros, latas de cerveza, bolsas, botes de agua, cajas de sildenafil; hay personas que no se hacen cargo de los excrementos de sus perros, amén de los que dejan los perros callejeros. Una mañana, mientras esperaba a Verónica en la esquina de la casa, pude ver como un señor arrojó desde su bicicleta una bolsa de basura en la esquina ya de por sí atascada de bolsas; un par de minutos después, una pareja bajó de una camioneta de redilas y dejó dos bolsas jumbo para hacer más grande el túmulo, sin pena y con total desfachatez.
“Se prohíbe tirar basura”, dicen los letreros y de fondo se escuchan las risas grabadas.
Ahora bien, el problema es que los gobiernos de todos los partidos, pero muy especialmente los de Movimiento Ciudadano, parecen ser una especie de rey Midas de la recaudación: todo lo quieren hacer con multas cuyos fondos van a dar a sepa dios dónde. ¿La verificación es buena? Posiblemente, pero tiene un tufo a negociazo que no le han quitado ni siquiera disfrazándola de gratuita vía pago del refrendo—de gratuita nada, aunque lo jure Pablo Lemus. Si acaso subsidiada, que no es lo mismo ni es igual porque la seguimos pagando—. ¿El reemplacamiento era necesario? Seguramente no, pero de algún modo tenían que poner al corriente la cartera vencida de las fotoinfracciones y refrendos. ¿Se justifican las multas por traer portaplacas? Definitivamente no, pero ahí las tienen.
¿Es necesario multar a la gente por no barrer la calle? Seguramente mi madre va a responder que sí, aunque en realidad lo que es necesario es cambiar la educación de las personas y la manera en que nos relacionamos con la ciudad, porque además de tener, otra vez, un tufo pestilente a medida recaudatoria, además tiene toda la pinta de que se va a convertir en un foco, uno más, de corrupción. ¿Qué va a pasar, por ejemplo, si alguien barre su banqueta a las nueve de la mañana y la persona encargada de inspeccionar —y multar— pasa a las tres de la tarde, cuando ya haya basura otra vez? ¿Se supone que hay que estar barriendo todo el tiempo? ¿Qué va a pasar si alguien barre a las siete de la mañana y se va a trabajar y en el transcurso del día pasan las personas de inspección y hay basura? ¿Le van a dejar la multa por debajo de la puerta? ¿Cómo se va a defender esa persona si le inventan la multa más alta sólo por no estar presente? Más todavía: ¿va a pasar lo mismo que con las fotoinfracciones, que son fácilmente anulables porque no hay manera de demostrar que el infractor fue notificado de su falta? ¿Qué va a pasar cuando la persona de inspección le diga a la propietaria de la casa “uy, tiene basura y la multa es cara, usted dígame cómo le hacemos”?
Si con lo que se recauda por la vía de la verificación no vemos una política ambiental seria, con recursos bien dirigidos, ¿por qué habríamos de suponer que va a ser diferente con las multas por no barrer?