Día Escolar de la No Violencia y de la Paz: 30 de enero

En Pie de Paz

Por Ma Teresa Prieto Quezada 

La paz se aprende, se enseña y se vive

La paz no es sólo un deseo, es una actitud ante la vida, es una filosofía, una forma permanente de vivir y ser, una manera de proceder que se traslada a nuestros actos cotidianos. La paz es un camino, como señaló Gandhi, representante de la lucha no violenta por la paz en el mundo, por lo que se establecido en conmemoración de su asesinato, el 30 de enero es el Día Escolar de la No Violencia y la Paz, propuesto por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). 

Partiendo de este postulado de Mahatma Gandhi que se refería a que “se puede luchar por ideales sin recurrir jamás a la violencia” las escuelas son un espacio vital que puede ser esencial para la promoción y fomento de una cultura y educación para las paces y las convivencias en la niñez y juventud. La escuela representa una segunda casa, en donde niñez y adolescencias aprenden a convivir y a respetar a sus compañeras y compañeros. 

Las sociedades y las instituciones actuales, atraviesan por procesos de desigualdad que se manifiesta de muchas maneras como la discriminación, humillación, racismos, exclusión, falta de respeto y desconfianza al diferente.  Es por ello que promover la cultura de paz desde la escuela es una oportunidad que representa la entrada a un espacio real y simbólico para construir bienestar y paz individual y colectiva; lo cual requiere interpretar el territorio emocional considerando, de que cualquier gesto, por muy pequeño que sea, puede repercutir en la vida de nuestros alumnos

El espacio educativo es un lugar donde se pueden adquirir los conocimientos, habilidades emocionales y compromisos socioafectivos para formarse como seres humanos que ayuden a construir una mejor sociedad, por lo que este día y los restantes del año, es una buena oportunidad para que la niñez y la adolescencia reciban orientación y herramientas para aprender a gestionar los conflictos de forma no violenta, con recursos y estrategias inteligentes, donde docentes, administradores de la educación, padres de familia co-aprendan la paz como estilo de vida. La paz es una perspectiva para repensarnos en el mundo en contextos de diálogo horizontal y democracia amorosa, donde los sentimientos y una nueva racionalidad nos permitan vivir juntos en la diferencia y la diversidad.

La escuela es un lugar ideal para promover y hacer las paces, al igual que la calle, la familia, el trabajo y en cualquier lugar que convivamos, para ello se requiere que exista una serie de herramientas y mecanismos que nos ayudan a llegar a ella. La cultura de paz nos dota de un estado de bienestar que está lejos de una mera situación en la que no haya violencia, es un estado de justicia, libertad, inclusión y respeto. 

Las propuestas pedagógicas que desarrollan habilidades socioemocionales para fomentar la convivencia y la paz, pueden contribuir a que los estudiantes aprendan a ponerse en los zapatos del otro, en donde niñez y adolescencias aprenden a convivir y respetar a los iguales y a los diferentes al fomentar en sus vidas la civilidad, el respeto a la dignidad humana, siendo parte de la construcción de un mundo más justo, equitativo y más feliz. 

Al ser la cultura de paz una forma de pensar para actuar, no se puede imponer, hay que darla a conocer y contagiar a los menos convencidos con nuestras formas de proceder y con nuestros actos y resultados, al concluir como señala Carina Kaplan (2024) que: “La cultura de paz se enseña y se aprende, pero, sobre todo, se contagia”

La cultura de la paz tendrá que formar parte de nuevas experiencias y emociones con la vida y la otredad. Promover la paz en las escuelas, significa pensar en la reconstrucción del lazo social y en la oportunidad de que la experiencia escolar funcione como refugio simbólico de todas y todos. La escuela es un territorio donde se aprende a convivir y a sentir paz junto a los otros y en soledad. 

Recuperar la dimensión política y pública de la paz implica educar en la mirada de reconocimiento del otro, bajo el horizonte de una ciudadanía sensible y humanizadora, que promueva una justicia afectiva al posicionarse en el ejercicio del derecho humano, el cuidado, la responsabilidad, la protección, fomentar la inclusión, reducir el acoso y la intimidación entre pares. 

Desde estas convicciones, necesitamos debatir públicamente con qué lentes teóricos abordamos educación socioemocional en la escuela donde se enseñe que tener éxito es algo más que buenas calificaciones y ser bueno académicamente, avivando desde una edad temprana la formación en una cultura de amabilidad, inclusión y respeto, para prevenir el acoso antes de que se promueva e intensifique en la relaciones personales y sociales, se trata de preparar a nuestra niñez y juventudes a desenvolverse en un mundo complejo con amabilidad, empatía y confianza.

Para ello sirven nuestras investigaciones, para aportar rigurosidad, fundamento y responsabilidad a este debate. La ciencia que hacemos en las escuelas es indispensable y urgente, es por ello que nuestro sistema educativo valora nuestra actividad y quehacer científico puesta al servicio de la escuela y de la sociedad en general. 

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Profesora Investigadora de la Universidad de Guadalajara.  Coordinadora del Doctorado en Gestión de Paz y Prevención de las violencias. Coordinadora del Estado del Conocimiento COMIE: Convivencia, disciplina y violencia en las escuelas en México.  Líder del Cuerpo Académico UDG 1153 “Investigaciones en procesos de violencias, paz, convivencia y ciudadanía. 

Correo electrónico: materesaprieto@cucea.udg.mx 

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"Es una columna que busca colocar en el debate público la relevancia de la cultura y la educación para la paz. Esta columna es escrita en colaboración con las y los integrantes del Centro de Estudios para la Paz (Cepaz) del Instituto de Justicia Alternativa del Estado de Jalisco”.

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