#FIL2024
Kenya Cuevas, la defensora por los derechos trans presentó su primer libro “Casa de las muñecas” la noche del viernes durante las actividades de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL). En esta obra literaria relata parte de su vida, violencias atravesadas, pero sobre todo resiliencia, así como el activismo impulsado y que ha incidido por ejemplo en la creación de la Ley Paola Buenrostro.
Texto y fotos por Leslie Zepeda / @lesszep2
El 30 de septiembre de 2016 Kenya Cuevas presenció el transfeminicidio de su amiga Paola Buenrostro, desde entonces ha emprendido un camino de lucha y resistencia donde ha enfrentado a diversas autoridades gubernamentales en búsqueda de justicia por su amiga y todas las mujeres trans asesinadas, en específico las trabajadoras sexuales, por su identidad de género.
Fue el pasado 18 de julio de 2024 que logró que el Congreso de la Ciudad de México aprobara la tipificación del transfeminicidio como delito. Tuvieron que pasar casi 8 años desde el asesinato de su amiga para que el gobierno aceptara esta moficicación, para que validara ante las leyes la violencia que viven las mujeres trans en este país.
Este recorrido es el que precisamente narra Kenya Cuevas en su libro “Casa de las muñecas”, su primera obra literaria que presentó en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL). Desde su infancia hasta su más reciente trabajo activista y el reconocimiento que ha recibido por ello.
La defensora relató que con este libro reflexionó sobre la importancia de acompañar a las infancia trans en la búsqueda de su identidad de género, sobre todo por parte de sus familias, quienes deben ser un espacio para guiarles, acompañarles y no como suelen hacerlo, abandonarles. Esto último puede ponerles en situaciones de riesgo como como la prostitución, drogadicción, la situación de calle, entre otros.
“Yo no tuve ese acompañamiento integral, por ello tuve que vivir todo lo que me tocó vivir, todas estas amarguras, tristezas, dolores pero al final el reflexionar y darnos cuenta que la acompañar a una infancia trans puede cambiar el rumbo de la historia Yo lo único que sabía es que me gustaban las faldas y me gustaba el pelo largo y no comprendía de género, ni de constructos ni de nada. Yo a los nueve años ya tenía muy claro que en esta vida yo quería ser una niña”, comentó.
Kenya Cuevas reconoció que su activismo surgió desde la rabia y el enojo por el transfeminicidio de Paola Buentrostro, y que la impulsaron a realizar acciones disruptivas. Por ejemplo, cuando ella misma se metió a un ataúd y cerrando el carril central y lateral de Periférico, una avenida principal de la Ciudad de México. En ese momento habían pasado tres años desde el asesinato de su amiga y no había avances en la carpeta de investigación.
“Fue un antes y un después de la lucha trans, de ahora sí reconocer a las mujeres trans en el país, empezarlas a visibilizar, sus problemáticas. Estos impulsos eran porque nadie me pelaba, nadie me hacía caso y eran las formas que encontré en ese momento para que fuera escuchada al menos por las autoridades, las autoridades siempre van a ser omisión, nunca van a atender”, infirió.
La incansable lucha que emprendió desde entonces ha rendido frutos, ya que apenas en agosto de este año se aprobó la Ley Pola Buenrostro. Kenya afirmó que con ella se logra modificar el Código Penal, el código y el Reglamento Orgánico de la Fiscalía y lo más importante, la Ley de Víctimas, que por primera vez se reconoce la familia social en caso de transfeminicidios.
Esto quiere decir que con la aprobación de esta ley y las modificaciones consecuentes, que los cuerpos de aquellas víctimas de transfemincidios pueden ser reclamados por aquellas personas como amigxs, pareja. Este es un punto fundamental dado que una problemática común es que las familias abandonen relaciones con las personas trans precisamente por su identidad de género.
Añadió que esta ley contempla la tentativa y algunas otras agravantes. La sentencia mínima es de 35 años y la máxima es de 70 años. Estos agravantes se pueden dar si es asesinada dentro del contexto del trabajo sexual, si es aseinada frente a uno o dos familiares, hay variantes que pueden aumentar esta sentencia.
Por otro lado, Kenya narró las dificultades que atravesó para poder consolidar su proyecto de mausoleo para mujeres trans, ya que tuvo que hablar con diversas autoridades gubernamentales y que la mayoría sólo le daban negativas al escuchar que se trataría de un mausoleo para trabajadoras sexuales.
A pesar de ello, este es un logro más narrado en este libro es el primer mausoleo en México para mujeres trans y trabajadoras sexuales, ubicado en el panteón San Lorenzo Tezonco en la alcaldía Iztapalapa. Según afirmó la autora éste cuenta con 150 espacios. Allí precisamente fueron trasladados los restos de Pola Buenrostro en un ataúd nuevo y sobre todo colocando el nombre que ella eligió como mujer trans.
“Nuestro mausoleo es un joyero porque es donde depositamos nuestras joyas más preciosas”.
“Cuando la mataron, cuando la estábamos enterrando me acerqué y le dije Pao yo no sé si voy a cambiar el sistema, pero te prometo que voy a hacer todo lo posible por hacerlo Su nombre va a quedar en la eternidad, ella no va a ser olvidada tan fácilmente en este plano, porque su historia, su nombre, quedó grabada para todas las personas LGBT del mundo y también para la justicia de todas las mujeres trans”.
Kenya ha acumulado cariño, vínculos con personas y admiraciones de personas de la población LGBTIQ+ pero también de personas en general que han conectado con su historia y lucha de vida. Esto fue evidente durante la presentación de su libro. El espacio de la sala asignada no fue suficiente para las personas que con añoranza acudieron a escucharla.
“Me fue súper bien, no alcanzó a entrar toda la gente y obvio nos íbamos a esperar que un evento donde yo estuviera se llenara. El amor y el cariño de la gente ha sido muy hermoso y la verdad no estoy nerviosa. Estoy muy contenta y muy feliz porque ya presenté el libro y de alguna forma impresa les quiero dejar un agradecimiento a toda esa gente que me ha apoyado y es el cariño que les puedo dar”, comentó al respecto.
Kenya es una mujer sonriente que transmite confianza a las personas, sobre todo aquellas que comparten su identidad de género, su trabajo la he hecho ser una representatividad que se traduce también en un acompañamiento a personas que viven diversas violencias. Diariamente recibe miles de mensajes en sus redes sociales pidiéndole ayuda. A pesar de este panorama ella continúa su camino como defensora de los derechos de las personas trans.
“Sí es pesado pero cuando lo haces con amor todo se aligera y la verdad es que siempre tengo las palabras correctas, los contactos correctos, las vinculaciones correctas para atender a tanta gente, entonces agradezco que en el camino he hecho una gran red de apoyo y de institucionalidad precisamente para garantizar cuando alguien me llama las dos, tres de la mañana sepa con quien canalizarle y que sea atendida adecuadamente”.
El refugio de Kenya ante su compleja labor es su familia, tres perros que son como sus hijos y su pareja con quien recientemente se comprometió:
“Eso me libera de todo el estrés, tengo tres, los tengo aquí tatuados, acá sus huellas, sus nombres, los amo mucho, son la pupila de mi vida. Aparte, ahora ya el gran amor que tengo es Ángel, estoy comprometida en matrimonio y eso también. Hoy tengo a alguien que me espera en la casa y que bueno que también hoy cuida a los niños”.