Cristina Rivera Garza, Argelia Castillo y Gabriela Díaz dialogaron sobre el legado de la mujer en el arte y la literatura en la mesa de diálogo “Voces inquebrantables: Voces por la equidad de género”, durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Hablaron sobre el duro camino que representa ser una mujer en el arte, un entorno, que consideran, les ha invisibilizado. Sin embargo, remarcaron que también, siembre han sido las mujeres las que han decidido nombrar lo que artistas masculinos no.
Por Karen García / @karen_gdlt
En el marco de la Feria Internacional del Libro en Guadalajara (FIL), la autora Cristina Rivera Garza junto con la presidenta de la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA), Argelia Castillo y la directora titular de la Orquesta Filármónica Mexiquense, Gabriela Díaz Alatriste, dialogaron sobre sus experiencias como mujeres dentro de los distintos ámbitos artísticos que les atraviesan.
En la mesa titulada “El legado de la mujer en el arte y la literatura”, que se enmarca en la serie de conferencias “Voces Inquebrantables: Voces por la equidad de género ”, la pregunta detonadora la lanzó Sara, moderadora del encuentro, “¿cuál es el legado que han recibido, el qué proponen y el qué es lo que hace cada una de ellas para entrar en la agencia femenina artística?”
Ante esta interrogante, la artista visual Argelia Castillo remarcó que el legado de las mujeres en el ámbito visual ha sido un camino difícil, pues tanto el acceso a la educación como a las academias artísticas, “no era un lugar permitido para ellas” y mucho menos el acceso a experimentar el dibujo de desnudos, si acaso sólo se les permitía dibujar vacas como “desnudo”.
Además, expresó que como mujeres artistas se han enfrentado a los obstáculos familiares, a ejercer la maternidad, a los prejuicios sociales y el antes mencionado obstáculo educativo.
“El arte hecho por mujeres ha cobrado gradualmente visibilidad.”, mencionó Argelia.
Asimismo, contó que la revista Science, publicó un artículo donde revelan que las mujeres siempre han estado inmersas en el arte desde la época rupestre, pues se comprobó que las manos encontradas en las pinturas rupestres son de mujeres.
“Lo interesante es que se sabe que son manos de mujeres tanto por el tamaño como por la disposición de los dedos. Seguramente la mano fue la forma de firmar”, comentó Argelia.
Esto crea un precedente sobre la presencia artística femenina desde los primeros registros.
A esta misma pregunta, la escritora Cristina Rivera Garza expresó que:
“Hay cosas que las mujeres han problematizado en la literatura que a veces nuestros colegas del otro bando no necesariamente hacen”. Entre estas problemáticas resaltó la función de la escritura y el cuerpo, enfocada muchas veces en la vulnerabilidad, la enfermedad, la conexión con otros o las relaciones de poder.
“Recuerdo haber leído novelas cuando era muy joven y casi todos los cuerpos de las mujeres eran descritos en los siguientes términos: todas invariablemente tenían senos turgentes”, comentó Cristina, narrativas que han sido reescritas por las propias mujeres, quienes decidieron comenzar a hablar en la literatura de los cuerpos diversos.
“Le han dado un vuelco a la manera en que vemos la sexualidad” y explicó que hay una relación entre la escritura y el activismo, pues gracias a este se pueden imaginar mundos distintos y cambiar el mundo contemporáneo.
De la misma manera, Gabriela Díaz reconoció el enorme legado de las mujeres en la música clásica. Durante la conferencia, compartió su experiencia en las instituciones de música a las que perteneció y cómo la presencia de las mujeres como exponentes era algo “pequeño” o hasta invisible, una situación que en su opinión “dificulta la vivencia artística y académica”. Por lo que, ser la primera directora titular de la Orquesta es algo que nunca imaginó a sus 11 años.
“Ni siquiera lo pensé. Cuando se dice que soy la primera directora es en la historia de nuestro país.”, comentó la directora.
Para finalizar, la directora protestó ante la violencia patriarcal que se suscita en el ámbito artístico y sus múltiples impactos en las vidas de las mujeres artistas:
“Me da gusto estar aquí, porque de alguna u otra manera puedo decir que la violencia se ejerce no sólo física y psicológicamente. El que no se tenga el derecho de laborar en nuestra profesión es una violencia. El que no pueda ganar el sustento del día, es una violencia. El que no pueda tener un lugar como cualquiera de mis otros colegas es una violencia institucional e histórica.”, concluyó Gabriela Díaz.