Tabúes, Libertad y Risas: Mónica Soto Icaza Presenta “Confesionario de una libidinosa irredenta”

#FIL2024

“Confesionario de una libidinosa irredenta” es la nueva obra de Mónica Soto Icaza, en su presentación la autora compartió su experiencia como editora, escritora y promotora independiente, destacando cómo su trayectoria, desde sus inicios en la revista Época hasta su colaboración con Playboy, revista en la que moldeó su visión del erotismo como una herramienta de autoconocimiento y empoderamiento. 

Además la autora reflexionó sobre los retos de combinar roles creativos y empresariales, destacando que su autogestión le ha permitido explorar temas disruptivos sin restricciones editoriales. A través de personajes femeninos fuertes y decididos, su libro desafía las concepciones tradicionales del erotismo, promoviendo una relación sana con la sexualidad como un camino hacia la plenitud personal. Con un enfoque ligero pero profundo, Mónica posiciona la literatura erótica como un espacio de seducción, libertad y confrontación personal.

Por Vanessa Briseño @nevervb 

Durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) 2024, Mónica Soto Icaza presentó “Confesionario de una libidinosa irredenta”, una compilación de 28 relatos que exploran el erotismo y el placer desde una narrativa que fusiona realidad y ficción. Alejandro Rosas, moderador de la presentación, enfatizó sobre el rol multifacético de la autora:

“Mónica está toda la semana y además recibe gente, se toma fotografías, promueve sus libros, entonces sí ha revolucionado totalmente el asunto como desde la perspectiva de la autora editor, que creo que eso es muy, muy, muy notable”. 

Alejandro pidió a Mónica compartir su experiencia en este modelo de autogestión que combina su trabajo como escritora, editora, promotora y vendedora, logrando un impacto que muchos autores consideran admirable antes de entrar de lleno al contenido de la obra.

Mónica explicó que su trayectoria como editora y autora es el resultado de décadas de aprendizaje y trabajo constante. Recordó sus inicios a los 20 años como correctora de estilo en la revista Época, donde terminó asumiendo múltiples roles debido a la falta de personal y recursos.

“Como en la revista estaba en las últimas, estaba moribunda, pues nadie quería trabajar ahí, entonces me acordaron también para hacer corrección de estilo de la sección cultural y terminé siendo el asistente de editor, reportera, foto, terminé haciendo todo. Hasta a veces tuve que diseñar la sección porque los de diseño se ponían en huelga porque no les habían pagado”.

Durante esta etapa, Mónica destacó el apoyo de David Siller, editor de la revista, quien la impulsó profesionalmente: “Me adoptó y me enseñó muchísimo”.

Además, compartió su experiencia como gerente editorial de una empresa de boletines turísticos a los 24 años, donde enfrentó retos para ganarse el respeto de sus colegas y desarrolló habilidades al editar múltiples artículos semanalmente sobre destinos que nunca había visitado. También habló sobre su editorial independiente, Amarillo, donde editó más de 300 libros. “Eso fue una fogata muy intensa”. Refiriéndose a su trabajo como escritora, reflexionó sobre la importancia de la autocrítica y la humildad:

“Es muy diferente tener buen ojo para los libros ajenos que para los tuyos. Normalmente, uno para los suyos, como son tus hijitos según todo mundo dice, pues no tienes la objetividad para darte cuenta, pero hay que hacer un ejercicio de humildad tremendo para aceptar cuando la historia no funciona”. 

Mónica aseguró que no publica textos si no están a la altura de sus estándares, como una novela que ha reescrito 16 veces y que aún no considera lista para ver la luz.

Mónica Soto Icaza

Igualmente, la autora habló sobre cómo ser editora le ha permitido aprender tanto de los aciertos como de los errores de otros escritores. “Ser editora y estar en contacto con tantos escritores me enseña mucho qué no debe hacer un escritor, porque de repente uno se sube a un pedestal y siente que el mundo no los merece”.

Comentó que la interacción directa con los lectores en los stands de las ferias ha sido clave para entender qué funciona en un libro y qué no, además de valorar la importancia de la libertad creativa:

“Si tú escribes pensando en los lectores, aunque suene horrible y egoísta, la gente se da cuenta que estás haciendo algo falso. Pero cuando tú escribes desde lo que quieres contar, desde la forma en que lo quieres contar, la gente lo recibe de una manera muy bonita”. 

Añadió que disfruta profundamente estar en el stand y observar las reacciones de las personas, “por lo menos, si no se llevan un libro, si se llevan una carcajada para mí es perfecto”.

Así mismo, Mónica mencionó que su colaboración con la revista Playboy fue un logro significativo en su carrera, describiéndola como una experiencia enriquecedora que conectó su interés por el erotismo con la escritura. Relató cómo conoció al editor Arturo J. Flores durante una feria del libro, donde coincidieron en una presentación. Aunque al principio su propuesta no fue aceptada, persistió y finalmente logró publicar en la revista. Sobre la experiencia, comentó: “Yo siempre quise ser una conejita Playboy y se me hizo de la manera como más me hubiera gustado”.

Resaltó la exigencia de calidad en los textos y la apertura de su editor, lo que la motivaba a entregar siempre lo mejor.

Las anécdotas de su libro surgieron inicialmente como columnas publicadas en Playboy, lo que le permitió explorar su estilo narrativo y conectar con un público más amplio. Mónica contó cómo estas experiencias se convirtieron en material literario. Además, reflexionó sobre la autenticidad en la escritura y la inspiración, señalando que su motivación no provenía de estímulos externos, sino de sus propias vivencias.

Monica aseguró que su enfoque como escritora de textos eróticos no parte de su identidad como mujer, sino de su deseo de contar historias. Aunque reconoce que su perspectiva es femenina por naturaleza, afirmó: “Nunca he hecho algo pensando que soy mujer, nunca he creado a partir de ser mujer”. 

Sin embargo, destacó cómo los condicionamientos sociales y familiares influyeron en su trabajo, particularmente en sus inicios, cuando llegó a autocensurarse por temor a la reacción de su madre y su abuela. Al superar estas barreras, decidió abordar la sexualidad desde un enfoque más ligero e irreverente, encontrando en la risa una herramienta poderosa para romper tabúes: “La risa es una de las estrategias de seducción más importantes que tenemos, y pues la literatura erótica, finalmente, es seducción”.

Además, Mónica enfatizó que el verdadero tabú en su experiencia no radica en hablar de sexo, sino en hacerlo desde un lugar de poder y no de victimización. Comentó:

“Lo que confronta no es que hable de sexo, es la libertad desde donde lo hago”. 

Considera que este enfoque resulta disruptivo, ya que desafía la idea de las mujeres como objetos o pertenencias. Su independencia como autora también le ha permitido explorar estos temas sin restricciones editoriales, lo que valora como un privilegio. Igualmente, destacó que sus personajes reflejan a mujeres fuertes, decididas y generosas, algo que para ella es fundamental compartir. Aunque admite que a veces se cuestiona si ha ido demasiado lejos, se siente satisfecha con su trabajo, señalando que su libro es una muestra de esta libertad creativa y personal.

Por otro lado, la autora resaltó la importancia de la literatura erótica como una herramienta para promover una relación sana con el erotismo y la sexualidad, lo que considera esencial para alcanzar la plenitud personal. Según explicó, el erotismo no es algo superficial, como muchas veces se percibe, sino un medio profundo de autoconocimiento y confrontación personal:

“Es la pulsión de vida y entonces necesitamos tener una relación sana con nuestro erotismo y nuestra sexualidad, porque eso nos da una plenitud”. 

Para Mónica, esta exploración puede resultar incómoda debido a los cuestionamientos internos que genera, pero también abre la puerta a un mejor entendimiento de uno mismo. De manera provocadora, añadió que si las personas en posiciones de poder tuvieran relaciones sexuales satisfactorias, probablemente el mundo sería diferente.

Mónica encuentra que la literatura erótica no solo explora los aspectos físicos del placer, sino que también se conecta con un placer creativo: “Es un placer casi orgásmico, desde luego el sexo por sí mismo, pero también la literatura”. Aunque disfruta de ciertos rituales al escribir, como beber té de jengibre o tequila en ocasiones, enfatizó que no son indispensables, ya que su proceso creativo se adapta incluso a los entornos más caóticos, como semáforos o filas.

Además, habló de su amor por escribir a mano, lo que considera una forma de consentirse y reescribir sus ideas al transcribirlas: “Me encanta y aparte mi auto me sirve escribir a mano porque al transcribir, generalmente, todo cambia”. Para ella, esta dinámica refleja la flexibilidad y profundidad que requiere el trabajo literario.

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Vanessa Briseno
Vanessa Briseno
Melómana por excelencia y apasionada de la lectura. Creo firmemente que el periodismo es una gran herramienta que te permite contar historias reales desde la verdad.

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