La protesta permanente de reclamo y justicia en el espacio público: lxs antimonumentos  

#FIL2024

En el marco de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara se presentó el libro “Antimonumentos: memoria, justicia y verdad”, el cual recolecta algunas de estas instalaciones de memoria histórica que hay en el país, principalmente en Ciudad de México. En la presentación participaron Guadalupe Morfin, Kristina Auerbach y Jorge Verastegui.  

 Por Aletse Torres / @aletse1799

“Antimonumentos: memoria, justicia y verdad” es un registro fotográfico y narrativo de las instalaciones que, desde 2015, han ocupado el espacio público como una forma de visibilizar las luchas por la memoria y la justicia en México. 

A lo largo de las páginas del libro, se documentan los antimonumentos que se erigen como símbolos de hechos que han marcado la historia del país, como la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, las víctimas de feminicidios, la tragedia de Pasta de Conchos, el asesinato de migrantes entre otros. 

La presentación del libro en la Feria Internacional de Libro de Guadalajara fue un momento clave para reflexionar sobre la evolución de estos monumentos de protesta continua. En esta participaron Guadalupe Morfin, Kristina Auerbach y Jorge Verastegui, quienes compartieron un poco más del proyecto, así como la importancia de dichas instalaciones.

Jorge Verastegui, activista y uno de los participantes del proyecto, destacó que los medios y mecanismos utilizados por las víctimas de violencia en México han cambiado en los últimos años. 

Asimismo, explicó que los antimonumentos son estructuras que trascienden la mera conmemoración: son actos de visibilidad y resistencia ante la impunidad. Su función es marcar un antes y un después, no solo para las víctimas directas, sino para el resto de la sociedad. 

 “Estos monumentos no están destinados a recordar el pasado, sino a visibilizar que las tragedias continúan, que la impunidad sigue vigente, y que la memoria colectiva debe mantenerse viva hasta que haya justicia” expresó Verastegui.

Jorge Verastegui, activista

En el libro, cada antimonumento representa un acto de resistencia estética y política que exige que no se olvide lo que ocurrió, pero también es un llamado a la acción para el compromiso con la lucha por la verdad y la justicia. 

Por su parte, Guadalupe Morfin, habló sobre la importancia de los antimonumentos como nuevos códigos de amor y justicia. Estos símbolos se convierten en un medio de comunicación visual que exige respuestas, y su propósito es transformar la conmoción inicial en una indignación compartida.

Guadalupe Morfin

Para la defensora de derechos humanos, estos no solo denuncian los crímenes cometidos contra los derechos humanos, sino que también representan la lucha por la dignidad.

 “Los antimonumentos no solo deben ser vistos como una denuncia, sino como un recordatorio de que sin importar los años, la justicia sigue exigiendo y la verdad buscándose ”, afirmó Morfin.

Kristina Auerbach, reflexionó sobre cómo los antimonumentos son una representación del “permanente presente” de la historia de México; destacando que aunque los destinatarios de estos monumentos han cambiado con el tiempo, las historias de violencia, impunidad y negligencia se repiten una y otra vez. 

‘“Desde lxs estudiantes del 68 hasta lxs 43 desaparecidos de Ayotzinapa, pasando por las tragedias de Pasta de Conchos y los feminicidios, la lucha por la verdad y la justicia continúa, pero siempre con nuevos rostros, nuevas familias y nuevos nombres”. 

El libro, según Auerbach, hila estas historias de lucha, mostrando una cadena de sufrimiento y resistencia que se repite y se reconfigura con cada nueva víctima.

Kristina Auerbach

No obstante, lxs ponentes resaltaron un aspecto crucial de los antimonumentos: las redes de solidaridad que los sostienen. No son solo las víctimas y sus familias quienes mantienen vivos estos monumentos, sino una gran comunidad que se organiza para cuidarlos, restaurarlos y darles un nuevo sentido con el paso del tiempo. 

Verastegui, agregó, que estas instalaciones también interpelan a los responsables de las tragedias, ubicándose estratégicamente en lugares donde pueden desafiar la indiferencia de las autoridades:

“Cada antimonumento está colocado en un sitio donde busca generar un choque visual y ético con quienes lo observan”.

Finalmente, Auerbach concluyó que no solo es un registro de las luchas del pasado reciente, sino una invitación a seguir luchando por un futuro en el que la justicia, la verdad y la memoria sean los pilares de una sociedad más equitativa y respetuosa de los derechos humanos. 

Y la exigencia es la misma: “no olvidamos, no perdonamos hasta que haya justicia”. 

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Aquí p
uedes consultar y descargar la obra de forma gratuita: https://mx.boell.org/sites/default/files/2022-09/antimonumentos_web.pdf  

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Aletse Torres
Aletse Torres
Vivo de café, amo los gatos, no creo en las etiquetas. Desde niña quise ser periodista por Spiderman, me invento unas fotos, cubro cualquier tema con pasión, respeto y verdad.

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