#AlianzaDeMedios
Además de la elección de los Estados Unidos, en Puerto Rico, regido bajo un arcaico sistema colonial, también se celebrarán votaciones. Los resultados podrían demostrar el hartazgo de la sociedad con la vieja clase política, pero también, las aspiraciones anticoloniales y el rechazo al imperialismo
Texto: Luciana Oliver y Alejandro Ruiz / Pie de Página
Foto: Cortesía Juventud Hostosiana
Este 5 de noviembre el mundo atestiguó una de las elecciones más importantes del planeta, las de los Estados Unidos. El resultado, sea a favor de Kamala Harris o Donald Trump, augura la continuidad de la guerra y la doctrina Monroe, aunque con matices importantes.
Sin embargo, kilómetros abajo, en una isla de más de 3.2 millones de habitantes (que aumenta a 9 millones si se contempla a quienes habitan en los Estados Unidos), el debate es otro: soberanía o colonialismo.
Se trata de Puerto Rico, un país que desde 1952 se constituyó como un Estado Libre Asociado a los Estados Unidos, es decir: una colonia moderna, estatus que, con alteraciones, mantiene en esencia desde 1898.
En sus boletas, de forma simbólica, aparecerán los nombres de Harris y Trump, aunque su voto, como en el resto de los Estados Unidos, no definirá la presidencia. Pese a esto, abajo, en la misma papeleta, la elección de gobernador (figura similar a un Presidente, pero con limitaciones), sí implica un cambio.
Luchar contra los corruptos
En la contienda, se enfrentan los tradicionales Partido Nuevo Progresista y Popular Democrático, con programas que, aunque con sus diferencias, aseguran la dominación colonial de los Estados Unidos en Puerto Rico a través de la figura del Estado Libre Asociado, o directamente la anexión de la isla como el estado número 49 de la Unión Americana.
Ambas posturas, datan de un proceso viejo que en 1952 se decantó por aceptar la Cláusula Territorial de la Constitución de los Estados Unidos, la cual, con el Estado Libre Asociado, reconoce aspectos de gobierno interno y manejo de recursos, pero restringen la política exterior, de seguridad y económica/fiscal al Congreso de los Estados Unidos a través de la Ley de Relaciones Federales con Puerto Rico.
Pero, ante este bipartidismo histórico, que ha gobernado Puerto Rico desde 1949, emergen otros actores.
Se trata de la Alianza de País, conformada entre el Partido Independentista Puertorriqueño y el Movimiento Victoria Ciudadana, quienes junto otros movimientos sociales y plataformas políticas importantes como el Movimiento Independentista Nacional Hostosiano, han acumulado preferencias.
Al frente de esta Alianza está Juan Dalmau, el candidato a gobernador, quien aunque no ha hablado explícitamente de la independencia de Puerto Rico, sí ha propuesto combatir la corrupción, el restablecimiento de la red eléctrica como servicio público, y dar prioridad a los empresarios locales sobre los inversores extranjeros.
Sus propuestas, aunque parecen de sentido común, calan hondo entre los puertorriqueños, quienes desde 2016, como precisa el periodista Lautaro Rivara en DiarioRed, han resentido el control y vaciamiento de recursos por parte del gobierno de los Estados Unidos a través de la Junta de Control Fiscal.
Esta Junta, profundizó el dominio colonial sobre la isla al instaurar un órgano regulador de la economía electo por el Presidente de los Estados Unidos que no rinde cuentas a ninguna autoridad, y legisla sin contemplar la constitución y legislatura de Puerto Rico. Además, acarreó una serie de violaciones sistemáticas a los derechos laborales de la clase trabajadora.
Aunado a esto, las acusaciones de corrupción destapadas tras el impacto del huracán Irma en 2017, más escándalos que involucraban a altos funcionarios del gobierno puertorriqueño, avivaron una serie de protestas en 2019 que culminaron en la destitución del entonces gobernador, Ricardo Rosselló, y avivaron un panorama electoral favorable para las elecciones de 2020, donde el Movimiento Victoria Ciudadana conquistó espacios políticos importantes.
Ahora, según las últimas encuestas, aunque la candidata del Partido Nuevo Progresista, Jenniffer González (afín a Donald Trump y con un proyecto a favor de la anexión de Puerto Rico a los Estados Unidos) lidera las encuestas con un 37%, Dalmau, de la Alianza de País, está cerca con el 29%.
La victoria de uno, u otra, aún no está decidida, aunque el llamado de los movimientos sociales es a votar por la Alianza de País, aunque esto no resuelve la demanda histórica de la soberanía de Puerto Rico.
¡Que viva Puerto Rico Libre!
El día de la elección, los puertorriqueños recibirán cinco papeletas: estatal, legislativa, municipal, status y Presidencia de los Estados Unidos.
Es decir, podrán votar por el cargo de Presidente de los Estados Unidos, además de los cargos de gobernación y comisionado residente de Puerto Rico en Washington (aunque sin voz ni voto); además, elegirán a un representante de distrito y hasta dos senadores por distrito, además de un representante por acumulación y un senador por acumulación.
También, elegirán a sus nuevos alcaldes y legisladores municipales, quienes se encargarán del gobierno interno en el nivel inferior de organización político-estatal de Puerto Rico.
La quinta papeleta es la de estatus, donde a partir de la Orden Ejecutiva OE-2024-016 publicada el 1 de julio de 2024, convoca a una consulta para que la población decida sobre qué tipo de estatus quiere que mantenga Puerto Rico.
Las opciones que se presentan son: Estadidad, Independencia y Libre Asociación.
Este tipo de consultas se han realizado en Puerto Rico desde 1967, repitiéndose en otras cinco ocasiones: 1993, 1998, 2012, 2017 y 2020. Sin embargo, en ningún momento los resultados de éstas han sido vinculantes para el gobierno de los Estados Unidos quienes, en los hechos, violan tratados internacionales como la Carta de las Naciones Unidas y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, donde se reconoce el derecho de todos los pueblos a la libre autodeterminación, e impone a los Estados firmantes (entre ellos Estados Unidos) la obligación de respetar y promover la libre determinación de los pueblos sujetos a su control colonial.
Ante esto, diversas organizaciones, aunque han llamado a votar en las papeletas que eligen a sus autoridades legislativas, municipales y estatales, llaman a la población a abstenerse de participar en as votaciones para la Presidencia de los Estados Unidos y estatus.
De hacer caso a este llamado, el resultado de la elección de este 5 de noviembre no sólo demostrará si la política tradicional ha encontrado eco en la población puertorriqueña, sino también, un mensaje contundente que aspira a la independencia y soberanía de Puerto Rico llamando a una Asamblea Constituyente.
Este texto se publicó originalmente en Pie de Página, se reproduce en virtud de la #AlianzaDeMedios de la que forma parte ZonaDocs: