El dolor pulsante nacional frente al heroísmo extranjero

El Ojo y la Nube

Por Adrián González Camargo / @adriangonzalezcamargo (IG)

Mientras el cine nacional comercial parece tener tendencias con cierta claridad y el cine mexicano que no es comercial nos recuerda que el dolor es pulsante y que se respira casi a diario, nos enfrentamos diariamente en cartelera con un cine que busca decirle a los espectadores que hay esperanza y que hay heroínas y héroes que nos pueden salvar frente a los diferentes enemigos a los que se enfrentará la sociedad, sean las mismas personas, las instituciones, nuestros propios miedos materializados o, como lo ha hecho solamente un cierto cine, los enemigos que son otros países. 

Es interesante que en muchos de los relatos fílmicos en México, la idea del vencer a los enemigos casi no ha aparecido y cuando sucede solamente puede existir en los géneros muy definidos como el terror o la comedia. 

Algunos filmes encontrarán la solución al problema en su propio universo. Sin embargo, el dolor pulsante, es posible, nos hará rascarnos la cabeza. Por ejemplo, que una persona corrupta se vuelva honesta o que una mujer que ha buscado justicia durante todo el filme termine obteniéndola, desafortunadamente para que podamos vivir en sana convivencia como sociedad, son relatos que probablemente no sean tan verosímiles. 

Nos encontramos constantemente con esos relatos sin esperanza al final del relato, porque exploran el desencanto, el sufrimiento y, a menudo, la impotencia ante situaciones que no pueden resolverse de manera positiva.

¿Quién, acaso, puede pensar en un mundo ideal o utópico, cuando en carne propia o muy cerca de nosotros, siguen sucediendo tragedias una y otra vez? 

Esto puede reflejar una visión crítica de la realidad o subrayar la complejidad y ambigüedad de la experiencia humana, que mejor dicho mexicana, donde no siempre hay soluciones satisfactorias. Cuando los filmes encapsulan esas historias, de terror, tristeza o aveces alegría, se pregunta uno si hay correspondencia con la realidad que nos interpela diariamente. Y cabe también preguntarse cuál de los cines tenemos que elegir para vernos representados: aquel que nos recuerda que hay un dolor pulsante nacional, o aquel que nos invita a imaginar que hay sanación, que las personas pueden cambiar y que los enemigos se pueden vencer. Esas son algunas de las exploraciones que nos va dejando el cine nacional, que en un par de meses cierra la cosecha 2024.

El heroísmo extranjero, por otro lado, no ha cambiado mucho: nos dice que todo tiene solución, aunque en nuestra vida diaria no siempre suceda. Que los seres humanos cambian en poco tiempo, que los corruptos sí pisan la cárcel y que los malos (loquesea que signifique eso) siempre se llevarán su merecido. Por eso, es posible que el cine mexicano no comercial siga continuando esa constante de hacer visible el dolor pulsante.

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El ojo y la nube
El ojo y la nube
Adrián González Camargo es cineasta, escritor y académico. Estudió el Doctorado en Arte y Cultura por la UMSNH y una maestría en guionismo con la beca Fulbright-García Robles en CSUN. Se ha dedicado a la gestión cultural, producción radiofónica y al análisis de textos artísticos. Es profesor de la Escuela de Humanidades y Educación del Tec de Monterrey, Campus Guadalajara.

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