La ciudad que lentamente se va sofocando en calor

Las islas de calor ya se forman en Querétaro, mientras que sus habitantes van perdiendo las áreas verdes, el agua y la calidad de vida; ahora el calor es insoportable.

Por Natalia Muñoz Cisneros / @natalia.munozc

Quienes habitan la zona metropolitana de Querétaro tienen dos opciones al caminar. Transitar en las reducidas banquetas, con nula sombra, entre el tráfico y el smog de los autos. O bien, optar por caminar por áreas verdes urbanas, marcadas por el descuido, la basura y los olores a aguas negras.

De esta manera, salir a la calle, caminar y estar en las áreas verdes comienza a ser casi impensable durante ciertas horas del día.

Me encontré a Julián de camino a su trabajo, ya estaba cansado y asoleado. Él habita en Querétaro desde hace 10 años y debe caminar a su trabajo por Av. Universidad, buscando refugio del sol siempre que puede. El sol le molesta, y en las olas de calor, trasladarse, se ha vuelto un suplicio. 

Julián cuenta que la situación no es única para las calles y espacios públicos, sino que en su colonia, Santa Catarina, las sombras son inexistentes y las bancas no se aprovechan.

Maritza Reyes, maestra en estudios sustentables regionales y metropolitanos de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), se ha dedicado a analizar el fenómeno de las islas de calor, según explica, estas “representan la concentración de temperaturas más altas, dentro de una ciudad, en comparación a áreas circundantes o incluso la periferia”. 

Además del calor, en estas zonas también se llegan a acumular contaminantes nocivos para la salud y las personas pueden sufrir desde insolaciones y golpes de calor hasta gripes estacionales.

Maritza precisa que, entre las causas que provocan que la zona metropolitana de Querétaro sea más proclive a este fenómeno es el clima árido, -resultado de la falta de humedad-. Aunado a ello, el exponencial crecimiento industrial y poblacional generan que se intensifiquen aún más.

Qué factores influyen en la formación de islas de calor en Querétaro. Gráfico: Natalia Muñoz. 

Las islas de calor son variables, pero la situación está empeorando cada vez más en lugares donde, por la noche, el viento y las áreas verdes no van a ser suficientes para enfriar la ciudad. 

La situación de las áreas verdes

Los lugares públicos que Sabrina García frecuenta en la ciudad son cada vez menos. Las áreas verdes urbanas se han vuelto espacios muertos, solo transitables por necesidad, asegura esta habitante:

“Son espacios que no se disfrutan, ya que son inutilizables por el calor, la suciedad y el olor”. 

Sabrina observa como se ha ido perdiendo el sentimiento de comunidad en la zona urbana, los parques y andadores han perdido su funcionalidad, tanto el calor como el descuido han cambiado la percepción y uso de estos lugares.

En Querétaro, el 70% de las áreas verdes en la ciudad son de índole privada, esto incluye: campos de golf o parques particulares, lo que les limita como posibilidad para mitigar el calor y el esparcimiento. 

Hay una distribución no equitativa entre el acceso y la disponibilidad de áreas verdes. El alto crecimiento de la ciudad, los cambios de uso de suelo para la construcción de nuevos edificios o parques industriales y la disminución de áreas naturales protegidas, magnifican la crisis.

De acuerdo con el Programa de Ordenamiento Ecológico del Municipio de Querétaro, en el estado solo hay 4.34 m² de áreas verdes urbanas públicas por habitante, cuando lo recomendable por la ONU es de 16 m².

La proporción incluye parques y jardines, unidades deportivas, panteones, camellones y distribuidores viales, que no siempre tienen la vegetación adecuada o no son accesibles para la población, sin embargo, son consideradas áreas verdes. 

Los árboles, que mitigan el calor, dan sombra, absorben el dióxido de carbono y embellecen la ciudad, también están en situaciones precarias y están mal repartidos por la zona metropolitana.

En 2022, Agrinet, una empresa consultora del sector forestal y agrícola, en colaboración con el Instituto de Ecología y Cambio Climático del Municipio de Querétaro, realizaron un estudio en profundidad sobre los árboles de la zona metropolitana.

Los resultados arrojaron que aproximadamente existen 791 mil 059 árboles en la ciudad, de los cuales solo el 38% se encuentran en espacios públicos, más de la mitad de la población no los puede disfrutar, ahondado en la falta de sombra y de áreas verdes arbóreas. 

La distribución arbórea en la zona metropolitana de Querétaro. Gráfico: Natalia Muñoz. 

El número de árboles en la ciudad no se multiplica al mismo ritmo que la cantidad de habitantes, teniendo un crecimiento poblacional del 2.7% anual. Es decir, hay un déficit arbóreo.

Tanto para Sabrina como para Julián, los árboles o son exclusivos o son privados, mientras que las banquetas sombreadas por las que es idóneo caminar, son contadas.

El rompimiento del ciclo suelo-cielo

Uno de los primeros recursos que ya no son suficientes para abastecer la ciudad es el agua.

 Joy, Iván, Montse y Angie, integrantes del colectivo Micelio Urbano, un grupo multidisciplinario que busca recuperar los saberes populares y aliarlos con el conocimiento científico a favor de la naturaleza.

No solo son activistas, sino que también son investigadores en el área de las ciencias naturales; a través de sus estudios y sus trabajos con la comunidad consiguen dimensionar y evidenciar la emergencia climática y social que experimenta esta ciudad.

Iván, uno de los integrantes y experto en el ciclo del agua, explica que las islas de calor son la prueba de que el ciclo del agua está roto en las ciudades, ya que su infraestructura no permite que el agua se filtre y fluya de manera natural. 

“Existe una degeneración del ciclo natural y social, al cambiar el uso del suelo se daña el ciclo del agua en la ciudad, que es una causa de las islas de calor”, refiere. 

Iván menciona que es necesario un suelo “vivo”, que regule el clima a través del agua, pero que, gracias a que ya existen daños en los acuíferos, se ha alterado el curso natural del agua. Desde su mirada, estamos viviendo las consecuencias de no priorizar su ciclo en la planeación urbana.

Por qué Querétaro tiene islas de calor y estrategias para mitigarlas. Gráfico: Natalia Muñoz. 

Un crecimiento inteligente y un cuidado consciente

Julián y Sabrina son solo dos de los miles de queretanos que a diario habitan una ciudad ideada para el trabajo y no para vivir. 

El colectivo Micelio Urbano tiene muy clara su labor: generar propuestas con las comunidades, creando huertos urbanos, auditorios y canchas de básquet, utilizando como recursos la música, el deporte y la agricultura, que son los pilares de la zona. Tal es el caso de la comunidad Carrillo Puerto, que originalmente era una zona fértil y agrícola próspera, pero ha sido invadida por la industrialización.

La investigadora Maritza enfatiza que las islas de calor son un fenómeno que va a seguir sucediendo tanto en la ciudad como en el mundo. Por lo que, reconoce como necesario un diagnóstico que permita el reconocimiento profundo del espacio desde lo biofísico y lo social, incluso, económico. 

Se requiere la creación de bio-corredores por la ciudad, implementar estrategias como el cambio de color de las fachadas de las casas o edificios, la protección y creación de nuevos cuerpos de agua, pero es aún más crucial que se regenere y recuperen los espacios existentes. 

Finalmente, tanto la especialista como el colectivo, coinciden en que debe existir una mirada crítica en cuanto a la urbanización y planeación de la ciudad, desde la naturaleza y la comunidad. Sin la participación ciudadana y el interés genuino no será posible.

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Este reportaje fue realizado en el marco del Bloque de Producción periodística convergente del Tec de Monterrey Campus Querétaro, del cual ZonaDocs fungió como Socio Formador.