Pesimismo Esperanzador
Por Jorge Rocha, académico del ITESO / @JorgeRochaQ
A menos de que el Tribunal Federal Electoral diga otra cosa, Morena, el Partido Verde y el Partido del Trabajo (PT) tendrán entre los tres la mayoría calificada en la Cámara de Diputados y sólo les faltarán tres curules para tener la mayoría calificada en la Cámara de Senadores.
La asignación que el Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) hizo la semana pasada, con una votación dividida de siete votos a favor y cuatro en contra, fue la siguiente:
Cámara de Diputados
-
- Morena: 236 diputados.
- Partido Verde: 77 diputados.
- PAN: 72 diputados.
- PT: 51 diputados.
- PRI: 35 diputados.
- MC: 27 diputados.
- PRD: 1 diputado.
- Independiente: 1 diputado.
La alianza oficialista tendría 364 diputados y la oposición 136 legisladores. Recordemos que la mayoría calificada en esta Cámara se obtiene con 334 curules.
Cámara de Senadores
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- Morena: 60 senadores.
- PAN: 22 senadores.
- PRI: 16 senadores.
- Partido Verde: 14 senadores.
- PT: 9 senadores.
- MC: 5 senadores.
- PRD: 2 senadores.
La alianza Morena-PT-Partido Verde tiene 83 escaños, frente a la oposición que ganó 45 curules. En este caso la mayoría calificada se obtiene con 86 senadores, es decir, Morena y sus aliados solo necesitarían la adhesión de tres senadores para contar con la mayoría calificada.
El primero de septiembre se instalan las nuevas legislaturas y el presidente López Obrador tendrá un mes de gestión con un Congreso con estas características. En este escenario hay dos asuntos que han generado mucha preocupación en los últimos días, por un lado la posibilidad de que la reforma al Poder Judicial se apruebe fast track sin el diálogo y el consenso social necesario; y por otro lado, la transformación de varios organismos públicos autónomos por ejemplo el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) o el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (CONEVAL), que pasaría a ser parte de secretarias de estado u otras entidades, para estos ejemplos el INAI formaría parte de la Secretaría de la Función Pública y el CONEVAL se incorporaría al INEGI.
En ambos asuntos el problema radica en que cada una de estas agendas amerita la construcción de un diagnóstico consensado sobre los problemas que tienen y la elaboración de soluciones donde se integren todas las visiones y está claro que en estos dos debates no se cuenta con un proceso amplio y pulcro de debate, donde efectivamente estén puestos sobre la mesa todos los puntos de vista. Esto tiene como consecuencia, por ejemplo, el paro laboral de los trabajadores del Poder Judicial o los llamados de expertos y de la sociedad civil sobre el riesgo de la transformación de organismos públicos autónomos sin hacer antes valoraciones a profundidad.
El próximo Congreso de la Unión tendrá por la vía de los hechos una facultad constituyente, ya que Morena tendrá la capacidad, al menos durante tres años, de modificar la Constitución y las leyes reglamentarias sin la necesidad de ninguna otra fuerza política. Esto puede representar una oportunidad histórica para llevar a cabo reformas necesarias en el país, pero también representa un enorme riesgo de generar un andamiaje institucional que refuerce políticas autoritarias. Ahora bien, parecería sumamente imprudente que el presidente López Obrador presione para que el Congreso apruebe reformas de este calado en los 30 días que le restan en el cargo, lo conducente sería que la presidenta electa, con el tiempo requerido, sea la impulsora de estas y otras reformas que seguramente se presentarán a lo largo de los siguientes tres años.
La prudencia era la virtud que más destacaban los filósofos políticos de la antigüedad y hoy es la virtud menos presente en el proceder de la clase gobernante. A pesar de que las elecciones prácticamente terminaron, prevalece un ambiente de crispación y polarización que poco ayuda a resolver los problemas de fondo, ojalá que la prudencia se haga presente.
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