Pesimismo Esperanzador
Por Jorge Rocha, académico del ITESO / @JorgeRochaQ
El pasado fin de semana finalmente se inauguró la presa del Zapotillo en el municipio de Cañadas de Obregón. En el acto estuvieron presentes el presidente Andrés Manuel López Obrador, la presidenta electa Claudia Sheinbaum y el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez. Frente a este evento hago algunas reflexiones.
En primer lugar, este megaproyecto será un ejemplo duradero de cómo se gestiona un conflicto social de la peor forma. Recordemos que esta iniciativa comenzó hace tres sexenios, cuando Emilio González Márquez era gobernador del estado.
En aquel momento la cerrazón gubernamental fue patente, se negaron a escuchar y a negociar con los pobladores de Temacapulín, Acasico y Palmarejo, ya que sus casas serían inundadas por un proyecto arquitectónico que tenía proyectados 105 metros de altura.
La resistencia civil se hizo presente, hubo una lucha social permanente y frente a ello se empezó a construir la obra. Hubo una lucha jurídica que retrasó el proyecto y se puso en duda todo el tiempo la pertinencia y las posibilidades de la presa. Pasaron dos sexenios más, donde los gobernadores siguientes dieron “bandazos” frente al proyecto, al que criticaron y luego apoyaron. A la par, el diálogo con los pobladores fue negado o se dio con muchas complicaciones y trabas.
Con la llegada de López Obrador a la presidencia, por fin se hizo un proceso de negociación que permitió, por un lado, terminar de construir la presa; y por otro, que los tres poblados en resistencia no fueran inundados. Este domingo terminó la historia y hay presas y hay pueblos en pie. Veinte años nos tomó este proceso y se convierte en un enorme aprendizaje social de cómo se deben abordar este tipo de proyectos. Ojalá los gobiernos venideros aprendan la lección.
Ahora bien, sin duda alguna es una buena noticia que la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG) tenga una fuente más de abastecimiento de agua, ya que los últimos tiempos han sido muy complicados en la materia. Todos los esfuerzos que colaboren en resolver este problema serán bienvenidos, y en este sentido sería mezquino no reconocer lo que hicieron la administración federal y estatal para lograr concluir la obra. Aquí no cabe más que una felicitación al presidente y al gobernador.
Ahora bien, frente a este gran paso, quedan aún muchos pendientes en esta agenda que les tocará afrontar a la presidenta electa y al gobernador entrante. Aún queda por delante resolver el problema de las inundaciones y ver la manera como la captación de agua de lluvia se convierte en un beneficio y no en una fuente de problemas. El arreglo y sustitución de los sistemas de tuberías y drenajes en la ZMG es una necesidad urgente y los socavones que aparecieron en este temporal de lluvias son una muestra de ello.
Es necesario que los proyectos de desarrollo urbano no generen problemas en los afluentes de agua y hace falta explorar otras propuestas que se han hecho, como el cambio masivo de tanques de agua de excusados en los hogares o ampliar la política de los nidos de lluvia. Incluso continuar con los procesos de saneamiento de aguas y seguir promoviendo una cultura del cuidado del vital líquido son tareas que no se deben abandonar.
La construcción de la presa del Zapotillo es el comienzo de otras acciones que debemos implementar en un escenario cada vez más agudo de sequías provocado por el cambio climático y por la sobre-explotación de mantos acuíferos a los que debemos dejar descansar.
Ahora bien, por supuesto que en este escenario de confrontación política post-electoral, varios de los asistentes abuchearon al gobernador y tanto López Obrador como la presidente electa, Claudia Sheinbaum pidieron a los manifestantes que dejaran hablar a Enrique Alfaro. Esta acción del presidente en funciones y la presidenta electa es un gran gesto de civilidad política y sin duda alguna ayuda a que las diferencias se subsanen. Otro aprendizaje que nos dejó este sexenio es que cuando los actores políticos rivalizan y se confrontan sin necesidad, los grandes perdedores son los ciudadanos. En las urnas quedó claro, las y los jaliscienses piden colaboración entre partidos y niveles de gobierno, porque sólo así nos va bien a todas y todos.
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