Se cumplieron XV años de la lucha que emprendió la comunidad nahua de Santa María Ostula para defender su territorio del crimen organizado. De aquel 29 de junio de 2009 muchas cosas han cambiado, aquí una crónica visual y escrita de una lucha por la vida y el territorio.
Texto y fotos: Víctor Ibarra
“Queremos que Ostula florezca, no luchamos por el poder, luchamos por la vida”, son las voces que retumban en los árboles que flanquean la marcha que la comunidad de Santa María Ostula realizó, el sábado 29 de junio pasado, en conmemoración del XV aniversario de la Recuperación de Tierras en Xayacalan, que pasó a ser la 24 Encargatura de esta comunidad libre y autónoma nahua de Michoacán.
La marcha llegó al mismo punto donde hace 15 años se dio el primer enfrentamiento que encendió el viaje de no retorno en la recuperación de estas tierras, las cuales habían sido despojadas a la comunidad por los llamados “pequeños propietarios”, con la complicidad de grupos de la delincuencia organizada, que mantenían la vida insostenible, entre el temor y el terror, en estas tierras de Xayacalan, muy codiciadas “para la realización de grandes proyectos millonarios en donde la comunidad indígena nahua no estábamos incluidos”, como comparten en el comunicado conmemorativo (https://bit.ly/discursoXayacalanXVa) , que fue leído por el comisionado de bienes comunales de Ostula, José Guadalupe Serrano Ramos.
En un espacio de memoria colectiva, algunos integrantes de la actual Guardia Comunal, así como el abogado Carlos González García, recordaron cómo se vivieron esos momentos de la madrugada del domingo 29 de junio de 2009, cuando previo a un acuerdo de la Asamblea Comunal y ante el hartazgo de la violencia y del connivencia del gobierno con esa situación, decidieron retomar esas tierras, y en el primer enfrentamiento que se dio, entre comuneros con un grupo de sicarios, de los cuales uno de ellos les dijo estas palabras, con “profunda carga racista y colonial”:
– “Váyanse de aquí bola de indios; se acabaron los cangrejos”
Ante ello, uno de los ancianos comuneros nahuas contesta con esta frase, que hoy es mítica en la comunidad:
– “No venimos por cangrejos, venimos por nuestras tierras”
Y en ese momento, “se dio la mayor refriega que hubo, la más violenta y la que obligó a este grupo de personas que venían de La Placita a retirarse en forma definitiva”. Aunado a ello, la llamada Policía Comunal en ese entonces detuvo a quienes se hacían llamar “pequeños propietarios”, y una semana después, el 8 de julio la comunidad les realizó un proceso judicial, de acuerdo a sus usos y costumbres.
“Esta doble acción de venir a recuperar las tierras y de detener a quienes estaban en ese momento atacando con violencia a la comunidad fue significativo, porque eso obligó a que el Gobierno del Estado, primero, desistiera de reprimir a la comunidad y segundo entablada un diálogo por esas personas que estaban presas”, expresó González García.
En la ceremonia se recordó a las más de 40 personas, algunos de ellos ancianos y otros jóvenes, que murieron en esos enfrentamientos con el crimen organizado por la recuperación de tierras que duraron varios días. Cada titular las Encargaturas compartió cómo vivió esa fecha memorable: algun@s apenas tenían 5 ó 6 años, así que su recuerdo fueron las ausencias de sus padres y familiares, pero lo que sí agregan es que están comprometidos en: “Le vamos a dar todo para adelante”, refiriéndose a sus servicios que como tienen que en defensa de la comunidad; otros de los titulares de Encargaturas recordaron el hambre, el miedo, el frío y la incertidumbre que tuvieron que pasar en esos tiempos de asedio de los criminales, pero también recordaron a las mujeres de las diversas encargaturas que se organizaron para preparar y hacerles llegar la comida a quienes estaban resistiendo en el sitio.
Don Eustaquio, comunero, quien, a sus casi 80 años, recordó que desde 1996 se tomó el primer acuerdo en Asamblea, que marcaba el inicio de acciones para recuperar las tierras, tanto para presionar al gobierno a reconocer esas tierras como parte de la comunidad, la cual en 2003 entraron a esas tierras que hoy son Xayacalan, y construyeron las primeras casas, pero después tuvieron que ser desalojadas por la violencia, hasta que llegó 2009, y retomaron las tierras para hacerla la 24 Encargatura de Santa María de Ostula.
“Los que lo hemos enfrentado, lo tenemos bien presente en nuestro corazón, cómo hemos luchado y no se siente cuando se hace con amor, con todo el amor para hacer defensas”, comentó:
“Son recuerdos que no se olvidan, que a la vez tristes, pero también a la vez alegres, porque estos recuerdos nos alegran por el triunfo que se ha logrado del esfuerzo que ha hecho cada uno de los comuneros y comuneras, porque la lucha lo hacemos todos hasta los niños, también porque a veces los niños, los chiquillos, se tienen que quedar en la casa cuidando los animalitos, los pollitos para que les den masita, entonces también ellos participan de una manera u otra en la lucha de la comunidad, por defender sus recursos sus pertenencias”, agregó.
Las niñas y niños, como comenta Don Eustaquio, tienen bien presentes esta Historia. Se saben partícipes, porque la historia de defensa sigue actualmente, como lo enuncian diversos letreros a lo largo de la carretera: “En Ostula, la lucha por la seguridad es permanente”.
Tan es así, que en la marcha comunitaria del sábado, un grupo de niños iban a la vanguardia, emulando algunos a la escolta de la Guardia Comunal, que con solemnidad llevaba la bandera de México, y cuyos pasos firmes se fundían con los ecos de los tambores que la banda de guerra de la escuela primaria de Ostula hacía sonar, mientras le seguían un gran grupo de la Guardia Comunal armados, seguidos de ancianos, adultos, jóvenes y niños de la comunidad nahua de todas las encargaturas ostulenses, así como invitad@s a esta conmemoración de esta fecha histórica para la comunidad.
Los dos días anteriores, jueves 27 y viernes 28 de junio, como parte de estas actividades conmemorativas, la comunidad decidió realizar dos proyectos de vida comunitarios, los cuales fueron facilitados por la Escuela Campesina Edupas, con los talleres de creación de horno ahorrador de leña y de elaboración de tanque de ferrocemento captador de agua de lluvia, actividades realizadas colectivamente en Xayacalan por la comunidad libre y autónoma nahua de Ostula, para que a su vez pudieran después ser replicados en las otras encargaturas. La Escuela Campesina Edupas, junto con IMDEC y otras organizaciones han acompañado el proceso de reconstrucción de casas que fueron afectadas en Santa María de Ostula por el terremoto del 19 de septiembre de 2022.
Al finalizar los actos de memoria, se realizó una gran comida comunitaria, en un espacio paradisíaco, por un lado las hermosas playas, desde donde se escuchaba el retumbar del choque de las olas, y por el otro, los montes verdes, en la espera de las próximas lluvias. Estos paisajes también sirvieron como fondo para el foro artístico, donde hubo intervenciones poéticas, de música, circo social, donde participaron tanto integrantes de la comunidad, de la Escuela Campesina y otros colectivos invitados, y donde lo que predominó fue la alegría por un día más, un año más, de esa apreciada autonomía.
Actualmente, la comunidad de Santa María de Ostula sigue asediada por otros grupos del crimen organizado, por lo que la defensa de la vida y la autonomía es constante. Tan es así, que dos días después de esta celebración, el 1 de julio, otra de las encargaturas, Cofradía de Ostula, sufrió un ataque más, con armas de alto poder, incluso con drones, que fue nuevamente denunciado por la comunidad y donde se exige el actuar de todos los niveles de gobierno, para proteger a las comunidades, la desarticulación de estos grupos del crimen organizado, la justicia ante los asesinatos que a lo largo de los últimos años han realizado estos grupos del crimen organizado, y aparición con vida de varios secuestrados, así como el respeto y otorgamiento de garantías del funcionamiento de la Guardia Comunal, así como a la autonomía de la Comunidad.
El aprecio a la vida, a la lucha, a defender su tierra, su paz, su alegría, con solidaridad, es algo arraigado en la comunidad de Santa María Ostula.
“Así vamos a vivir por los siglos de los siglos”, sentenciaba Don Eustaquio.