Tras en cambio en las políticas de inmigración canadienses que eliminaron, en 2016, la necesidad de VISA, muchos mexicanos decidieron mudarse a Canadá en busca de nuevas oportunidades. Sin embargo, los abusos y maltratos son una realidad para muchos inmigrantes que hoy deciden vivir y trabajar en Canadá.
Por Nayeli Martín del Campo / @NinjeliSaya
Si la policía te detiene, ¿qué haces? Tienes que decir que te vas de viaje con tus amigos, o que estas herramientas no son tuyas, o debes de traer otro cambio de ropa para no vestir como ayudante de construcción, empleado de limpieza, pintor, limpiador de ventanas o cualquier otro oficio donde suelen trabajar los inmigrantes en Canadá.
El 1 de diciembre de 2016, el Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau, eliminó el requisito de VISA para todos los titulares de pasaportes mexicanos, dándoles la posibilidad de visitar este país después de solicitar una Autorización Electrónica de Viaje (eTA) por sus siglas en inglés.
Entre 2016 y 2024 viajar a Canadá fue muy fácil. El fallo de Trudeau de 2016 brindó una oportunidad para que muchas personas cruzaran las fronteras y escaparan de los altos niveles de inseguridad y violencia que ocurren en sus países de origen.
El Comité Permanente de Ciudadanía e Inmigración, informó que estimaciones de fuentes académicas, durante 2023, se contabilizaron alrededor de 20 mil a 50 mil personas indocumentadas trabajando en Canadá.
Uno de esos inmigrantes indocumentados es Estela Martínez, nombre que será usado para mantener su identidad en el anonimato. Estela es una mujer mexicana que decidió mudarse a Canadá en el 2018. En ese momento decidió trabajar sin documentos durante el verano, y al mismo tiempo, disfrutar, visitar y viajar por la provincia de Columbia Británica.
“Estaba trabajando como ayudante de construcción, y fue entonces que me enamoré de Vancouver, pero tuve que regresar a México porque tenía que terminar mi licenciatura”, dijo Martínez.
Después de que disminuyeran las restricciones de COVID 19, Martínez solicitó una eTA. Una vez que Canadá lo aprobó, empacó toda su vida en una maleta y regresó a Vancouver donde comenzó a construir su nueva vida.
Martínez ingresó con el estatus de “visitante”; sin embargo, bajo esta visa, sólo se le permite vivir legalmente en Canadá durante seis meses. Ella no puede trabajar, tampoco puede obtener atención médica asequible, ni tener un número de teléfono o una cuenta bancaria sin sentir que el gobierno canadiense la descubrirá, arrestará y deportará.
“Desde que regresé a Vancouver he estado trabajando en diferentes lugares. Al principio pensé que trabajaría en la construcción o en servicios de limpieza para poder ahorrar algo de dinero y así poder estudiar, pero estudiar en esta ciudad es muy caro. Mi otra opción era buscar una empresa que me patrocina, pero la realidad fue muy distinta. Trabajé en un restaurante donde mi salario era de 14 dólares la hora y era un trabajo muy agotador. Después de eso fui niñera, limpié casas, ayudante de construcción y mesera”.
A partir del 1 de junio de 2024, el salario mínimo en Columbia Británica pasó a ser de 17,40 dólares la hora. Antes de esta fecha, era 16,75 por hora. A pesar de esto, la mayoría de los lugares donde los trabajadores indocumentados brindan un servicio no siguen los requisitos legales de pago mínimo y surge la pregunta de si los trabajadores indocumentados son excelentes empleados y cumplen con estándares de alta calidad, ¿no deberían recibir el salario mínimo?
En 2024, el sistema VISA volvió a cambiar. El Primer Ministro Trudeau suspendió la política de 2016 que permitía a los ciudadanos mexicanos ingresar a Canadá sin VISA y restableció la necesidad de contar con este documento para visitar el país, incluso, para aquellas personas que reservaron sus vuelos y planificaron sus vacaciones en Canadá.
Ramiro Franco es un mexicano que se mudó a Toronto apenas unos días antes de que Justin Trudeau anunciara el nuevo requisito de VISA para los ciudadanos mexicanos que viajan a Canadá.
“Tuve que reservar un vuelo dos días antes de esta noticia. Hablé con mi empleador sobre estos nuevos cambios y viajé a Toronto lo antes posible. Debo decir que tuve mucha suerte; los agentes fronterizos canadienses no me pidieron demasiado; fueron muy amables”.
A través de la Evaluación de Impacto en el Mercado Laboral (LMIA), Franco encontró una manera de migrar a Canadá con un permiso de trabajo, y adquirir beneficios de servicios médicos y algunas comodidades que sin un permiso de trabajo sería imposible o más complicado de recibir.
Como trabajador de limpieza de ventanas en edificios y rascacielos, Franco lava los cristales de estos lugares mientras desciende en rápel al menos 10 metros. Él pone en peligro su vida asegurándose a una cuerda que es anclada a un puerto de seguridad en un edificio. El rope access o limpieza de altura mediante cuerda, es una de las ocupaciones nacionales requeridas en Canadá. Esto significa que una persona que trabaja en esta área tiene mayores posibilidades de éxito al momento de solicitar una Residencia Permanente o PR.
Sin importar la legalidad de su proceso, Franco trabajó durante semanas indocumentado, teniendo menores ingresos, viviendo en un lugar sin servicios como electricidad y agua que fueron brindados por la empresa empleadora. Pese a esto, mantuvo una buena actitud porque sabía que, después de un año de arduo trabajo, estaría más cerca de su sueño de convertirse en residente permanente.
“La compañía canadiense pagó mi vuelo y mi hotel. En mi experiencia, fueron muy amables, así que comencé a trabajar indocumentado para ellos. Todo iba más o menos bien, cuando me di cuenta de que habían registrado mi solicitud como limpiador de ventanas, no como técnico en trabajos verticales, por lo que mi plan de solicitar una residencia permanente ya no era posible. No supe qué hacer”.
Después de consultar a un abogado, Franco se enteró de que se encontraba en una posición en la que denunciar a la empresa le llevaría a ser deportado por haber trabajado como indocumentado con ellos. Otra de sus opciones sería buscar otra empresa dispuesta a ayudarle con un patrocinio o sponsorship.
“Creo que mi única opción en este momento es trabajar como indocumentado hasta que encuentre una nueva empresa porque tengo que sobrevivir en Toronto, pero si este nuevo plan no funciona, entonces ahorraré algo de dinero para regresar a México. Sinceramente lo que nunca olvidaré es lo que la empresa me dijo: “No es nuestro problema que América Latina apeste y todo el mundo quiera salir de ahí”.
Ya pasó la mitad del 2024, Estela y Ramiro todavía buscan la manera de avanzar en sus nuevas vidas. En algún momento en el futuro, esperan obtener su residencia permanente y ser reconocidos como miembros productivos de la economía y la cultura de Canadá.