El silencio ya no es una opción: Acoso en las calles de Jamay

¿De qué manera impacta el acoso callejero a las mujeres de Jamay? ¿Qué han hecho ellas para denunciar y defenderse de esta práctica machista? Aquí una pieza que aborda cómo afrontan esta violencia decenas de mujeres que no están dispuestas a callar.

Por Karol Paola Hernández Velasco / @karolvelasco72 (IG)

El 8 de marzo de 2021, por primera vez, un grupo de mujeres del municipio de Jamay, Jalisco, se reunieron en la plaza principal, para hablar sobre las situaciones que pasan en sus casas, en las escuelas y en las calles. Los relatos sobre la violencia y el acoso sexual fueron un tema central; sin embargo, después de tres años, los casos de agresión continúan saliendo a la luz.

Algunas mujeres que son parte de la colectiva Jamay Fem, han dicho que sufrieron acoso desde la infancia y hasta unas semanas antes de hacerles la encuesta el 8 de marzo del 2024. Es decir, que hay mujeres en el municipio que han vivido acoso callejero constantemente mientras crecen. 

A pesar de que el acoso callejero se presenta en este municipio, las denuncias nunca llegan a las últimas instancias. Según el Código Violeta (un protocolo de seguridad para atender la violencia contra las mujeres), no existen denuncias por acoso callejero.

De acuerdo al Instituto de Igualdad Sustantiva entre Mujeres y Hombres, el acoso sexual en las calles consiste en molestar a otra persona a través de acciones, expresiones o conductas de naturaleza o connotación sexual. Estas acciones generan una situación de incomodidad, degradación, humillación o un ambiente ofensivo. 

El acoso se considera un tipo de violencia y de acuerdo con el Código Penal del estado de  Jalisco, puede ser un delito o falta administrativa y tiene consecuencias, éstas van desde multas de hasta 7 mil pesos o una sanción de hasta 4 años de cárcel.

Mujeres en la marcha del 8 de marzo 2024. Plaza Principal Jamay, Jalisco.
Foto: Karol Velasco.

El acoso existe y permanece desde la estructura

El 8 de marzo de 2024, tras una manifestación pacífica por el Día Internacional de la Mujer, se obtuvieron testimonios de mujeres que habían vivido acoso en las calles del municipio, Mariana Santiago dijo que una de las últimas veces en las que había sido acosada fue por que estaba siendo observada y sentía que la estaban siguiendo, además comentó que la primera vez que vivió acoso en las calles tenía siete años de edad. 

Guadalupe Ramos Ponce, Coordinadora del Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de las Mujeres, en México, dice que el acoso callejero es parte de las múltiples violencias que viven las niñas y las mujeres a lo largo de su vida, y éstas tienen dos elementos fundamentales que: son estructurales y sistemáticas. 

“Hay toda una estructura y todo un sistema que promueve, permite, genera violencia contra las mujeres” 

Ramos Ponce también plantea “tanto el acoso, como el hostigamiento, han tenido la función de desalentar la presencia de las mujeres en el espacio público”, y las lleva a los espacios privados de nuevo, a las actividades de cuidado. Las consecuencias del acoso callejero no solo son las faltas de respeto y la invasión en algunos casos de sus cuerpos, sino que también repercuten en la vida cotidiana de las mujeres y esto podría no permitirles una vida pública segura.

Esto lo podemos ver reflejado en el testimonio de Ariadna Cruz, quien es de Toluca, pero actualmente vive en Jamay. Ella menciona que a pesar de vivir menos acoso que en su lugar de origen nunca ha dejado de sufrirlo, como cuando sale de fiesta; en su caso recibió acoso de manera verbal por parte de hombres adultos en ciertas áreas del municipio. 

En su testimonio Ariadna expresó:

“Por ejemplo ahorita en épocas de calor yo que quisiera andar con mi short, mi blusa de tirantes y así y es muy molesto (…) por que de todas maneras sufres ese acoso a lo mejor no verbalmente pero también con las miradas y así, es incomodo” 

Lo que deja en evidencia que las mujeres cambian su manera de vestir pensando en si serán acosadas o no al salir, con esto ellas modifican sus estilos de vida puede ser incluso los lugares que frecuentan o por los que se desplazan, Ariadna habla sobre el acoso que vive al salir:

“Y pues son calles en las que tengo que transitar porque son como barecillos en los que se encuentran, pero pues forzosamente tengo que pasar por ahí, y es molesto porque uno no pasa diciendo: Ay, hoy quiero que me tiren un “piropo”, nadie se los pide pues”

Por medio del  “Acosómetro” es posible medir esta violencia, en él vienen los distintos niveles de agresión que se puede sufrir. En este podemos encontrar las miradas lascivas, silbidos, gestos con connotación sexual, bocinazos, acoso verbal, seguimientos, los tocamientos, cerrar el paso, preguntas invasivas, fotografías, roces con genitales, insinuaciones  y en los niveles más altos el abuso sexual y el feminicidio. 

La joven Paola (no quiso dar su apellido) mencionó una de las situaciones recientes en las que vivió acoso en las calles: “Hace poco un hombre me dijo por la calle pues muchas cosas muy morbosas y me sentí muy incómoda y muy desprotegida también” este testimonio sigue reafirmando que de alguna manera esta violencia desaliente la presencia de las mujeres en los espacios públicos.

¿Por qué el silencio ya no es una opción?

Una de las razones por las que es importante denunciar estos actos es porque reafirma que las mujeres tienen derecho de vivir una vida libre de violencia, la Dra. Ramos Ponce mencionó:

“Cualquier política pública de seguridad debe estar destinada a garantizar la tranquilidad y la seguridad de las mujeres y las niñas en ese espacio público, porque cuando lo garantizamos para ellas, lo estamos garantizado para todo el mundo” .

A pesar de los testimonios sobre el acoso que se vive en el municipio, las mujeres se mostraron extrañadas al preguntar sí realizaron una denuncia. La mayoría dijo que no lo había hecho:

Ariadna Cruz: “Sí lo había pensando, pero nunca lo he hecho”

Paola: “Sí pero igual pues también me pongo a pensar que a veces no se hace nada, no nos ponen atención” 

Mariana: “Sí pero igual en mi familia me decía que no tenía caso”

Cecilia: “sería exagerado de mi parte y no creo que sea así tan denunciable, sin embargo, acosada en un nivel extremo si fue fácil unos 5 años y sí denuncie, y sufrí acoso por la policía”

Ariadna además de ser parte de Jamay Fem, es estudiante de Derecho y expresó que aún existe ineficacia en estas cuestiones, en su caso menciona que sería difícil dar el nombre de la persona que la acoso o brindar más datos de ese tipo cuando es una violencia ejercida en un espacio público y de manera efímera. 

En el caso de Cecilia sale a la luz  una de las razones por las que las mujeres evitan realizar denuncias, ella sufrió acoso por la policía tras denunciar acoso, esto fue en la ciudad de Guadalajara. Aunque esto no se vió reflejado hasta ahora en el municipio, se debe evidenciar la violencia que fue ejercida por parte de las autoridades del estado de Jalisco y sobre todo señalar que es importante la capacitación constante para atender casos sobre violencia de género. 

Mujeres al finalizar la marcha del 8 de marzo en la plaza. Foto: Karol Velasco.

Dejar de normalizar es el primer paso para evidenciar el acoso

Ramos Ponce, compartió acerca de las denuncias:

“Promover la información de que esas conductas constituyen delitos, que es un delito y que quien lo comete es un delincuente y por lo tanto hay que denunciarlo, hay que señalarlo, no hay que naturalizarlo”.

Fernando Miguel Tamayo, policía linea de Código Violeta de Jamay, comparte que el número por el cual pueden llamar en caso de sufrir acoso es el 392 105 75 45, o en caso de no recordarlo se pueden hacer llamadas al 911, o al número de Seguridad Pública 392 92 4 0092.

En el ámbito social Mariana compartió que su familia le decía que no tenía caso denunciar este tipo de actos. Guadalupe Ramos Ponce destaca que existe una normalización de estas conductas, sobre todo cuando se piensa que culturalmente así son los mexicanos de “piropeadores”, la  experta dice que estos discursos deben de dejar de naturalizarse por la sociedad. 

También resalta que hace falta promover una cultura de la denuncia, pero sobre todo evidenciar que este tipo de violencia es un delito.

Datos de la Dirección de Transparencia de Jamay asegura que, en el 2023, se destinaron 780 mil pesos para que Código Violeta funcionara y fuera difundido en el municipio, y se menciona que en este año se tiene destinados 565 mil pesos. Por lo que es importante que las mujeres de esta localidad sepan que pueden denunciar el acoso y existe una dependencia destinada a tratar asuntos de violencia de género.

Las mujeres deben transitar seguras por las calles, tomar el transporte público sin agresiones de por medio, ellas no deberían cambiar su vida para evitar ser acosadas, su libertad en el espacio público debe garantizar una vida sin acoso por el simple hecho de ser seres humanos. 

El acoso no es algo simple ni pequeño, es una violencia sistemática y estructural que ya no se puede callar, por que como Cecilia dijo: “lo que no se dice no existe”. Y el acoso callejero en Jamay existe y se debe denunciar.

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