Jessica Guadalupe es una sobreviviente de violencia narcisista y psicopática de parte de un integrante de la Iglesia Cristiana “Luz y Vida”, ubicada en Zapopan, Jalisco. Quien da predicas sobre empatía y amor a Dios, durante cinco años, cometió contra ella: violencia económica, psicológica, física y sexual.
A la fecha, ha presentado ante la Fiscalía de Jalisco y el Centro de Justicia para las Mujeres diversas denuncias no sólo contra “el ministro” sino también contra diversos integrantes de su familia, pues éstos, el 11 de enero de 2024, la amenazaron de muerte y la golpearon arteramente.
Hoy Jessica alza voz para que otras mujeres que han sufrido este tipo de violencia narcisista puedan romper el miedo y denunciar a sus agresores.
Por Darwin Franco / @DarwinFranco
De rodillas, el predicador José de Jesús Rodríguez Jáuregui “Pepe Chuy” expone frente a un grupo de jóvenes el sentido y el valor del perdón. Al hacerlo toma la mano de una joven… mientras insta a pedir perdón a las personas amadas que han lastimado. Estas labores grabadas en video, las realiza como integrante de la Iglesia Cristiana “Luz y Vida”; sin embargo, el que pregona “amor y perdón” propició durante más de cinco años todo tipo de violencia contra Jessica Guadalupe.
Ella se integró, en 2019, a la iglesia buscando paz y tranquilidad. Ahí, el hermano “Pepe Chuy” se le fue acercando so pretexto de la fe y la hermandad cristiana. El primer acercamiento también se dio por la compra-venta de un refrigerador, después fue para proporcionarle “ayuda económico”, pues Jessica Guadalupe es madre soltera y enfrentaba dificultades.
“En ese entonces yo tenía como 30 años y él alrededor de 47 años. Comenzó a contactarme por WhatsApp, luego en la iglesia me hablaba y se ofrecía a llevarme a mi casa… Todo lo hizo siempre con respeto, pero también con engaños… fue cometiendo contra mí violencia psicopática… pues se me fue metiendo por la religión y por mis necesidades económicas”.
Esa cercanía provocó que, poco a poco, Jessica Guadalupe comenzara a confiar en él hasta el punto que decidió comenzar una relación. Al inicio todo fue amor y cercanía, pero con el paso del tiempo todo fue cambiando, pues las conductas agresivas y de control se fueron manifestando.
“Yo al principio no vi todas esas señales de alerta, pero ya había indicios de cómo era Pepe Chuy, pues revisaba mi celular… realizaba acciones de vigilancia de mi persona… e, incluso, me contaba historias de violencia que relacionaban a otras mujeres que habían sido sus parejas… por la admiración y dependencia espiritual y económica en ese entonces no hice caso de esas señales”.
Otras de esas señales es que el comportamiento de Pepe Chuy era cambiante: “había semanas que era muy amoroso, después se portaba distante… luego desaparecía varios días y regresaba con el cuento de que yo era la responsable de su comportamiento”.
La psicología define a la violencia narcisista como una dinámica destructiva en la que una víctima se ve atrapada en la dinámica de complacer al abusador, priorizando sus necesidades y deseos sobre los propios, esto porque éste utiliza: “la manipulación, la humillación y el control para obtener poder y satisfacción a expensas de la víctima”. Esto fue lo que aplicó por meses el hermano Pepe Chuy contra Jessica Guadalupe:
“Un día en una pescadería por la que yo pasé me lo encontré con una mujer mayor… yo pensé que era su hermana, pero cuando me vió me la presentó como su esposa. Yo me sentí muy mal porque no lo sabía, le pedí que termináramos lo nuestro y que se alejara… lo hizo brevemente, pero después supo venderme la idea del mal matrimonio… así que creyendo en su palabra… continuamos otro tiempo… yo obviamente sabía que estaba mal, pero no era consiente de cómo su psicopatía me dañaba”.
Parte de ese control lo ejerció a través de la economía, pues sabía que Jessica Guadalupe y su hija tenían carencias, así que se aprovechó de eso para que no ocurriera ningún rompimiento. También ejerció contra Jessica Guadalupe, la violencia simbólica, pues constantemente señalaba que “su relación” debía ser anónima porque existía el riesgo de que “su iglesia lo juzgara de adultero y lo desterrara”.
“No quiero que nos exhiban en la iglesia, me decía constantemente”, precisa Jessica Guadalupe; sin embargo, en la Iglesia Cristiana “Luz y Vida” todo estaba tranquilo, pues éste se presentaba con toda su familia. Incluso, el pastor principal y tío de Pepe Chuy, Julio Jáuregui, permitía que Pepe Chuy y su esposa dieran acompañamientos espirituales a otros matrimonios.
Una de las primeras huellas de violencia de esta relación ocurrió cuando Jessica Guadalupe olvidó su celular en el carro de Pepe Chuy:
“Cuando eso pasó se tornaron las cosas violentas, pues éste dijo que su esposa había visto todos los mensajes… pero después confesó que todo el drama lo armó para corroborar lo que yo sentía… disfrutaba ver mi angustia”.
En 2021, Jessica Guadalupe perdió otro celular y esto le generó una gran angustia, pues en el dispositivo tenía contenido íntimo que grababa a petición de Pepe Chuy: “Más que por mí persona, estaba preocupada porque se difundiera material donde éste saliera… me tenía con tanto miedo que pensé en él, pero no en mí”.
Para recuperar su celular dejó un mensaje a través de Google, esperando que la persona que lo halla tomado o encontrado se lo regresara, pero eso no pasó. Lo que sí ocurrió es que comenzó a ser extorsionada con la publicación de ese material íntimo; por ello, interpuso en el Centro de Justicia para la Mujer (CJM) una denuncia contra quien resultará responsable. Tiempo después supo que fue el propio Pepe Chuy quien realizó esas amenazas a través de uno de sus empleados.
También comenzó a cercarla y violentarla a través de personas cercanas a ellas.
“En uno de los tanto domicilios donde yo he vivido, éste comenzó a relacionarse con un par de vecinas… al inicio mi relación con ellas era buena, nos apoyábamos… pero luego él se metió y generó tal discordia que un buen día: una de ellas y su hijo nos golpearon. Generaron lesiones a mí y mi hija… incluso, en el pleito dijeron que lo habían hecho porque Pepe Chuy se los había pedido”.
Estas agresiones y lesiones físicas derivaron en un par de denuncias que Jessica Guadalupe presentó ante el CJM y la Unidad de Investigación de Delitos cometidos por Adolescentes en conflicto con la Ley; a la fecha, ninguna ha procedido.
“Cuando esto sucedió, él parecía disfrutar lo que me había pasado, pues siguió teniendo con esas personas”, precisó Jessica sobre estas denuncias que fueron interpuestas en 2021.
Y las agresiones escalaron
La tensa relación entre ellos prosiguió, pero un punto significativo ocurrió entre octubre y noviembre de 2022. En esa temporalidad, Pepe Chuy se enteró que su esposa lo estaba engañando, lo que usó como un pretexto para ahora sí prometerle que: “dejaría a su mujer”. El bombardeo de amor, como nombra Jessica Guadalupe, duró sólo unos meses, pero el predicador jamás dejó a su esposa.
Durante este tiempo, ella siguió viviendo chantajes, presiones y todo tipo de violencia:
“ahora sé que estaba mal soportar todo eso, pero me tenía como enganchada y tenía miedo, pues ya había comenzado a manifestar su violencia, incluso, frente a mi madre… pero yo seguía hasta que un día me cansé….”.
Logró dejarlo de lado, consiguió su independencia económica vendiendo dulces y pudo vivir meses de tranquilidad; no obstante, el integrante de la Iglesia Cristiana “Luz y Vida” siguió insistiéndole por celular o por mensajes.
“Decía que tenía que verme… que era cuestión de muerte, insistía. Incluso un día se me acercó pidiendo ayuda por una supuesta molestia en su pene… pero todo era un pretexto… yo accedí a verlo, pero ese día abuso de mí”.
Esta agresión sexual también la denunció ante el Centro de Justicia para la Mujer (CJM), ella quería que éste fuera castigado. Pero las presiones que ejerció provocaron que ella desistiera de la denuncia, pues constantemente su victimario le decía que conocía gente influyente y peligrosa a la que recurriría si continuaba con la demanda por violación.
Independientemente de estas presiones, tampoco hubo avance alguno en la investigación en las autoridades encargadas de velar y proteger a las jaliscienses.
La más recientes de las agresiones contra Jessica Guadalupe ocurrieron el 11 de enero de 2024, pues mientras ella vendía dulces sobre Avenida Margarita en Zapopan, la esposa de Pepe Chuy, Leticia; su hijo, Jordan, y la esposa de éste, Guadalupe bajaron de una camioneta para agredirla de manera artera.
“Ella me tomó del pelo y comenzó a golpearme… su hijo, Jordan, también me pegó en el rostro en varias ocasiones… ante esta violencia, nadie hizo nada… ni los empleados de una pizzería que me conocían ni los trabajadores de la remodelación de Santa Margarita, nadie… me pegaron, me amenazaron de muerte… me dijeron de todo…”.
Pero la agresión no paró ahí, pues cuando pudo reponerse para dirigirse a casa de su madre, fue nuevamente agredida por estas personas: “ahí cerca del estudio fotográfico de Guadalupe me volvieron a pegar… pero ahí unos adultos mayores se interpusieron, pero nuevamente los tres me golpearon”.
Esta agresión también quedó asentada en el Centro de Justicia para la Mujer, instancia a la que llegó luego de practicarse una revisión médica oficial. Esta demanda sigue su curso y ha sido judicializada, con ello que espera Jessica Guadalupe que pueda hacerse algo concreto para detener las agresiones en su contra.
“Yo quisiera que esto se detuviera… hoy tengo medidas de protección, un Pulso de Vida, pero no de restricción porque el juez no las autorizó, pues como había desistido al tema de abuso sexual, las agresiones no le parecieron tan graves como para solicitar esas medidas que harían que éstas personas se mantuvieran lejos de mí, incluido Pepe Chuy que sigue molestando en mi casa para exigirme que quite la denuncia y para recordarme que conocer gente pesada”.
Para Jessica Guadalupe es necesario que la autoridad actúe para que la violencia en su contra acabe, es necesario también que se reconozca que la violencia narcisista o psicopática tiene consecuencias muy fuertes en las mujeres que la padecen; así mismo desea que personas como Pepe Chuy dejen de causar dolor y violencia, pues como pasó con ella, es muy seguro que lo esté replicando con alguna otra persona.
Por eso decidió no callar más, no importa que ahora exista en Facebook una campaña de odio y desprestigio en su contra, ella no va a desistir porque Pepe Chuy y su familia, pero sobre todo éste: “No encontrará en mi silencio su nicho para seguir violentando a otras mujeres”, concluyó Jessica Guadalupe, quien también solicita ayuda tanto psicológica como jurídica, pues quiere dejar todo esto atrás para cuidar de sí misma y de su hija con tranquilidad.