#ZonaDeOpinión
Foto y texto: Anashely Elizondo / @Anashely_Elizondo (IG)
Gringx, bienvenido a México, un país lleno de cultura, tradición y folclor, te invitamos a visitarlo de norte a sur, probar su comida (tal y como es preparada), escuchar su música (al volumen que se suele tocar, en las áreas que se suele tocar), conocer la alegría de su gente (que merecen tu respeto en todo momento, que no son tus esclavos) y sus maravillosos paisajes (que han sido intervenidos por sus multinacionales, arrabatados del pueblo para su conveniencia). Si ya cumpliste todo lo de la lista, recuerda regresar a tu país, donde te esperan con los brazos abiertos todo a lo que tú estás acostumbradx.
La gentrificación es un problema que se ha presentado en los últimos años alrededor del país, en el caso específico de Guadalajara, hemos sido testigos del desplazamiento de residentes locales de barrios como “Santa Tere”, por su cercanía con el foco de la gentrificación tapatía: La colonia Americana.
Este fenómeno no sólo afecta la economía de las personas locales al verse obligados a ser parte de un sistema en donde quién paga más, tiene “dominio” sobre lo que sucede alrededor, si no que también, según datos de la revista National Geographic en español, esto afecta de manera social, ya que la gentrificación ha acentuado la distinción de estatus y clase social en los pobladores de los espacios urbanos.
Dichas conductas han desencadenado un costo de vida incomprensible para los habitantes locales, además, según internautas, se ha visto afectada también la comida (que antes se preparaba de alguna manera y ahora ha sido modificada para el gusto extranjero), la música (la petición de extranjeros para que se deje de tocar música de banda en el malecón de Mazatlán), la lengua popular (el inglés va tomando cada vez más poder en ciertos barrios como lo son La Condesa en CDMX, la colonia Americana en Guadalajara, Puerto Escondido, en Oaxaca, Cabo San Lucas en Baja California, etc) haciendo imposible la conexión cultural con dichos sitios.
Exijamos al gobierno una regulación en las aplicaciones de arrendamiento, así como peticiones migratorias más complejas para los llamados “nómadas digitales”, regresemos a los espacios públicos y no temamos expresar nuestra cultura abiertamente frente a ningún extranjero.
Todo lo que se dice en este artículo estoy parcialmente de acuerdo, ya que considero que el fenómeno del desplazamiento del ser humano por el territorio y la migración es m
El punto que ha generado toda esta controversia es el caso de la queja de los turistas extranjeros por el excesivo volumen de las bandas en el malecón de Mazatlán y que yo como mexicano me siento más identificado con la postura de ellos, ya que aunque amo las auténticas manifestaciones culturales de mi pais, he padecido directamente de algunas de ellas, como el caso de la banda sinaloense que pueden ser muy invasivas en cuanto los altos decibeles se refiere.
La regularización que se pide no significa que se esté en contra de la cultura, significa que por poner un ejemplo, yo pueda estar dentro de las instalaciones de un hotel en el cual yo pagué una tarifa (Que esta incluye impuestos e ingresos que de manera directa e indirecta benefician a la población) y que este me ofrezca a cambio el derecho de poder habitar en paz y tranquilidad un espacio en el cual yo tenga la libertad de estar en silencio si es necesario.
El problema de las bandas y recientemente con las bocinas de altos decibeles (Que se han hecho populares recientemente por su bajo costo) es que no solamente se escuchan en el espacio inmediato al de los oyentes, sino que terminan por expandirse a muchos metros de distancia incluso traspasar muros y escucharse en otros espacios y que los que lo habitan, también tienen el mismo derecho a la libertad de escuchar o no escuchar que los propios escuchantes de la música.
Los mexicanos tenemos distintas manifestaciones culturales, así como tenemos costumbres y aunque que todas son respetables, sin generalizar, tenemos costumbres no respetuosas con terceros como la impuntualidad, la informalidad, solemos ser descuidados con la naturaleza y con la enorme contaminación y descuido de las áreas naturales, problemas con la basura, etc.
Y entre tantas costumbres no necesariamente positivas, solemos (Aunque en ese rubro no me incluiría) escuchar música a muy altos decibeles y que como mexicano siempre he creído que debe regularse por el bien de todos (Independientemente de la reciente queja de los extranjeros) y que no por el hecho de ser una costumbre, es necesariamente algo positivo ni algo que realmente nos identifique.
Si se logra regular, que es lo que los visitantes han pedido, puede haber lugares dedicados a escuchar ese tipo de música a los decibeles requeridos y dejar el espacio público para que todos podamos habitarlo haciendo uso de nuestra libertad de habitarlo en paz sin importar nuestros gustos musicales.
Me recuerda que en su momento, cuando se quiso regular para que hubiera áreas libres de humo de tabaco, muchos fumadores afirmarón que se atentaba a su libertad de fumar sin considerar que con su humo invadían y afectaban el espacio de terceros