Los ataques a la libertad de expresión y la construcción de zonas de silencio

Manos Libres

Por Francisco Macías Medina / @pacommedina /@FranciscoMacias (TG)

En un entorno de violencia delictiva como en el que se encuentra Jalisco en el que han sido afectadas personas de distinto tipo: ciudadanos de a pie, personas dedicadas al espectáculo, empresarios, jóvenes emprendedores, deportistas y hasta integrantes de iglesias, funcionarios públicos entre otros, pareciera que ya nadie faltaba de ser dañado.

La privación de la libertad del reconocido periodista Jaime Barrera por personas armadas, no significa solamente la suma de una persona más afectada, el contexto de lo ocurrido vuelve a comprobar que en la entidad la dinámica y presencia de los grupos de la delincuencia organizada ya no solo buscan permanecer y dominar actividades o territorios, sino controlar la vida y opinión pública como un si fuera un ente político.

Las propias declaraciones del afectado al ser liberado confirman que fue agredido por su trabajo periodístico, su solicitud al limitado Mecanismo de Protección de Defensores y Periodistas no dejan lugar a dudas de que existe un mensaje de riesgo a toda la comunidad de periodistas y su trabajo.

La propia reacción de Enrique Alfaro Ramírez, gobernador de Jalisco, quien expresó en la rueda de información respectiva más dudas que certezas, nos dice mucho de una mirada incompleta y de falta de certeza de lo que está ocurriendo. 

La indefinición es simbólica por que se trata de uno de los responsables que ha permitido un adelgazamiento al ejercicio libre del periodismo. Si bien es cierto sería irresponsable señalarlo por lo ocurrido al periodista, hay que recordar que el Estado tiene la obligación de garantizar la seguridad y de aplicar medidas para proteger a las personas contra riesgos ocasionados por este tipo de grupos.

Respecto a lo primero, basta recordar los calificativos a medios de comunicación críticos, la denostación a periodistas, el juicio a posturas de los medios que según su individual opinión no le favorecen, regaños, entre otros; parecieran acciones de supuestas formas de comunicación actuales, sin embargo, han construido poco a poco un entorno hostil que sin duda repercute en el ejercicio periodístico porque favorece su reproducción en distintos espacios, por ejemplo, en los municipios.

En varias ocasiones la organización internacional ARTICLE 19, ha documentado que en México cada 16 horas se agrede a un periodista o medio de comunicación a través de intimidaciones y hostigamientos, uso ilegítimo del poder político como la estigmatización o el uso de medidas judiciales, así como las amenazas tanto en la esfera física como la digital.

La intimidación de acuerdo con lo dicho por esta organización busca generar temor a la prensa para que deje de cubrir los hechos relevantes, mientras que la estigmatización tiene como objetivo catalogar a periodistas o medios. 

Aunque los principales ofensores son actores estatales o de partidos políticos, se encontró que en más de 10% de los casos las acciones son realizadas por grupos de la delincuencia organizada, por cierto, Jalisco registró en general 14 agresiones de acuerdo con el informe “Violencia Contra la Prensa en México 2023, ¿Cambio o Continuidad?

Si la práctica constante son este tipo de prácticas violentas desde el poder político, encontraremos una inhibición en el debate público y en el flujo de información, ahora que se requiere más de ella por el ambiente temporal electoral.

Actores con otras dinámicas de poder como lo es la delincuencia organizada, encuentran en ese ambiente una especie de ampliación de su territorio, para que no se diga, no se documente y no se escuchen los gravísimos daños a comunidades y víctimas, cuya única salida a veces es su divulgación pública a través de los medios de comunicación locales o masivos.

Pareciera que quiere concluirse la construcción de zonas de silencio, de las cuales los actores políticos en surgimiento y los actores estatales deben deslindarse, cambiar el escenario y ofrecer una nueva relación que garantice la libertad de expresión y el periodismo, nos lo deben, no permitamos más ataques a las y los periodistas.

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Francisco Macías Migrante de experiencias, observador de barrio, reflexiono temas de derechos humanos.

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