Mujeres composta: degradar el cemento para florecer juntas 

Parcela Digital

Por Flor López

Si nos vamos a la raíz etimológica de composta, encontramos que significa “poner junto” o “juntar”, entonces, ¿qué pasa cuando las mujeres nos compostamos?  a través de los caminos cruzados degradamos el cemento para levantarnos y entre las piedras de nuestros caminos, florecemos juntas, echamos raíz y somos ramo. 

El compostaje es un proceso biológico de degradación de residuos, en el que intervienen hongos, bacterias, ascomicetos y animales pequeños cuyo resultado es un abono fértil que puede ser usado para mejorar nuestra tierra, nuestros suelos o enmendar nuestras vidas, depende de cual compostaje hablemos. 

Hacer composta tiene 4 fases a partir de su preparación: 1) mesófila: comienza el incremento de temperatura hasta 45°C donde se degradan residuos sencillos; 2) termófila: el calor aumenta, se degradan los materiales más complejos como ceras o madera y lo más importante, se eliminan patógenos; 3) enfriamiento: baja la temperatura, identificamos a simple vista hongos e insectos y finalmente;  4) maduración: se forma el humus, la raíz de la palabra humanx que significa “viene de la tierra”, el material más estable y rico que podemos aplicar a nuestras plantas. 

Así que el primer paso para que las mujeres nos compostemos puede ocurrir el 8M.

1)  Mesófila saldremos a las calles miles de mujeres de todos los sectores incluyendo periferias y zonas rurales, y juntas vamos a iniciar el proceso. La temperatura al inicio será cálida, entre abrazos y risas formaremos los bloques para acompañarnos por el camino de transformación. Caminaremos alrededor de 2 horas o más en distintas partes del país y del mundo. Ahí ya se comenzarán a degradar algunos residuos resultado de sentirte acompañada en una lucha que, aunque común e histórica, en la cotidianidad muchas veces se vive en soledad y se habita con incertidumbre. 

2) Termófila la viviremos más o menos a la mitad de la marcha, cuando la garganta ya ha entrado en calor, podemos gritar algunas consignas como las sugeridas en #YOVOY8M: florecemos frente al despojo del territorio, ante las violencias florecemos juntas, la digna rabia nos sostiene, la esperanza nos guía, resistir y florecer, florecemos frente a la transfobia. Entre gritos, risas, lágrimas y bailes podemos encontrar en cada mujer una inspiración para seguir adelante y desde el sentimiento profundo de dignidad y resistencia, degradamos los materiales más complejos y los patógenos, ya no somos personas separadas somos una sola red entramada transformándose y dejando atrás eso que nos duele, el miedo que nos paraliza y nos detiene de explorar lo que realmente somos. 

3) Enfriamiento con cansancio y sin agua, llegamos al punto final, volteamos hacia atrás, hacia a los lados y somos realmente conscientes de que tan fuerte somos, de cuantas somos. Nos asombramos cómo cada año crecemos y salimos más a las calles. El proceso de transformación se ha dado casi por completo, nadie es la misma, algo muy profundo cambió dentro. Tomamos fotos a nuestros carteles favoritos, hablamos con personas nuevas, le sonreímos a todo el mundo y lloramos cuando escuchamos un pronunciamiento en el que encontramos en clave nuestro nombre, nuestra historia. Con la rabia de ver el cúmulo de historias de vida atravesadas por la violencia, el destierro y la injusticia hacemos el último proceso de degradación, la emoción y el calor ha bajado, nos queda la realidad.

4) Maduración nos despedimos de nuestras amigas, cada una regresa a su casa. En el tren ligero, el metro o el autobús, solamente contigo en el jardín de tus reflexiones, revives el día, encuentras una fortaleza nueva capaz de fertilizar el camino debajo de tus pies. Eres humus, humana, humane con la capacidad de ser enmienda de tus propios cultivos personales.