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¿Es posible detener la gentrificación en Guadalajara? ¿Qué estrategias tendríamos que poner en marcha para frenar el crecimiento inmobiliario en la ciudad?, estas preguntas fueron parte del diálogo: “¿Cómo hacer frente a la gentrificación?” realizado por Rocío Orozco y Héctor Robledo, profesoras de ITESO e integrantes de los colectivos Culturaula y Caracol Urbano.
Por Andrés de la Peña / @andres_dlap
“El despojo urbano es una gran cantidad de acciones y estrategias (incluyendo la gentrificación) que se despliegan sobre la ciudad y que nos dejan sin posibilidades vitales”, explica Héctor Robledo, profesor de ITESO y activista por los derechos urbanos e inquilinarios, ante una gran audiencia en la sala de eventos de la Librería Carlos Fuentes de la Biblioteca Pública del Estado Juan José Arreola.
Rocío Orozco y Héctor Robledo, profesoras de ITESO e integrantes de los colectivos Culturaula y Caracol Urbano respectivamente, participaron en la mesa de diálogo “¿Cómo hacer frente a la gentrificación?” convocada por la Librería Carlos Fuentes. Las especialistas en procesos de despojo urbano explicaron qué es y cómo funciona la gentrificación.
“De entrada la gentrificación es una estrategia. Luego oímos hablar que ‘aquel vino y puso un café y ya gentrificó el barrio’. Bueno, está bueno discutir qué implicación tiene en el lugar donde uno vive, pero cuando hablamos de gentrificación hablamos de algo mucho más complejo que movimientos individuales en el territorio.”
El patrón general que sigue la gentrificación en las ciudades del mundo inicia por un abandono y una fase de “desinversión”, explica Héctor Robledo, durante la cual las administraciones públicas de diferentes niveles permiten la decadencia y deterioro de lo público y lo urbano en una zona determinada. En este proceso, muchas personas se ven forzadas a abandonar sus hogares y negocios debido a la pérdida de condiciones para habitar el espacio.
Después, viene una fase de “regeneración” o “rescate”, durante la cual se establecen discursos para legitimar un reordenamiento:
“discursos muy buena onda, que tienen que ver con el embellecimiento de la ciudad, renovación urbana, movilidad sustentable, las industrias creativas, innovación, tecnologías digitales, el emprendimiento y otros proyectos internacionales”.
Rocío Orozco, quien se ha especializado en gestión cultural y acompañamiento sociocultural de base (siendo una de las figuras clave en los procesos de resistencia del jardín Mexicaltzingo contra la construcción de un estacionamiento para el Teatro Diana), explica que en estos procesos se utiliza la gestión cultural y el supuesto acceso a la cultura para promover una transformación urbana excluyente:
“Lo podemos ver en un montón de galerías en el centro de la ciudad (…) ¿por qué se usa un elemento cultural como una fuente para poder legitimar lo que se pretende? (intentamos) tratar de quitar esa idea de que ‘lo barrial es cool’ y que ahorita está de moda. Realmente analicemos y pensemos ¿por qué se quiere ‘entrar’ a ciertos territorios donde ya están las personas, donde ya existen?”
Cabe mencionar que los discursos que promueven la gentrificación no son particulares a alguna bandera o color, pues se han visto tanto en las administraciones naranjas del Área Metropolitana de Guadalajara (como con la marca-ciudad “Guadalajara, Guadalajara”), hasta en el plan de la administración de Claudia Sheinbaum para volver la Ciudad de México “la capital de América Latina para los nómadas digitales”.
“Claro, para hacer esta regeneración, esto es muy importante porque luego cuando ya pasó se olvida muy fácil, hubo mucha destrucción: hubo que barrer con lo que estaba antes, y esa destrucción también desplaza gente”.
Finalmente, según explica Robledo, después de la “regeneración” viene un boom económico caracterizado por la “elitización” de los espacios. Una vez que una zona recibió un influjo de inversión pública, los capitales privados establecen desarrollos inmobiliarios comerciales y habitacionales que, tomando los nuevos servicios públicos como principal oferta de valor, encarecen las rentas y terminan por desplazar al resto de las poblaciones que subsisten después del proceso.
Héctor contesta a una pregunta de la audiencia: ¿es inevitable la gentrificación? con una negativa rotunda. “La gentrificación es una decisión política, no una tendencia natural de las ciudades”.
Para responder al fenómeno, Rocío Orozco explica cuáles son los principales medios: “no lo podemos abordar solos; necesitamos estar juntos y juntas”. Por eso, sostiene que es absolutamente necesario generar espacios colectivos y locales desde los cuales diferentes personas puedan empezar por reconocerse como comunidad y discutir las transformaciones de su entorno. Sin embargo, también explica que es necesario la articulación más allá de la propia comunidad, buscando la solidaridad con otros espacios.
Una de las formas en las que Rocío Orozco y Culturaula han buscado promover este reconocimiento en comunidad es a través de actividades sociales y culturales en los espacios que se busca defender, orientados a sus habitantes y no al turismo o la “moda” de lo barrial. Por ejemplo, Rocío ha participado en ciclos de cine para niños en Mexicaltzingo.
Las infancias son de las poblaciones más vulnerables a los procesos de despojo y desplazamiento, explica la académica y activista. Los aspectos de sus vidas que se ven afectados por estos procesos incluyen “la convivencia con otros, el desarrollo de ciertas habilidades, socioafectivas, emocionales”, y, en general, los procesos de conformación de la identidad de las niñas y niños.