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Personas en situación de movilidad permanecen en un campamento improvisado en la ciudad de Chihuahua. Denunciaron que en su tránsito han sido robados y golpeados por autoridades mexicanas como la Guardia Nacional, agentes del Instituto Nacional de Migración y diversos cuerpos de la policía.
Texto y fotos por Raúl F. Pérez Lira
Chihuahua.- “Me quitaron mis documentos, mi celular y me amenazaron con pegarme un tiro en la cabeza si me volvían a ver arriba del tren”, declaró una persona originaria de Honduras al narrar cómo elementos de la Guardia Nacional y el Instituto Nacional de Migración los obligaron a bajar del tren al entrar a la ciudad de Chihuahua. Desde entonces, es una de las decenas de personas que instalaron un campamento improvisado sobre la avenida Juan Pablo II, al Sur de la capital del estado.
El campamento está compuesto de familias de diversos orígenes que buscan cruzar la frontera con los Estados Unidos. Algunas vienen de países latinoamericanos como Honduras, El Salvador o Venezuela, así como de Haiti. Llegaron en diferentes trenes, pero todas fueron obligadas a bajar de la misma manera al entrar a la ciudad de Chihuahua.
Otra de las personas, originaria de Honduras, denunció que la Guardia Nacional les pidió “bajar por las buenas”. Ante la negativa, los agentes subieron a los vagones del tren a golpearlos para que descendieran de los vagones. En su país se dedicaba a la albañilería y ha logrado cruzar México con trabajos eventuales por de una o dos semanas, en las que junta un poco de dinero para poder continuar su viaje.
Yolimar es originaria de Venezuela y tiene 50 años de edad. Bajó del tren en Aguascalientes cuando este se detuvo. Ahí permaneció una semana hasta que pudo subir a otro en dirección a Ciudad Juárez. Sin embargo, fue obligada a bajar del tren en la ciudad de Chihuahua y permanece ahí desde hace una semana.
El campamento ha sido el hogar temporal de cientos de personas, según reportaron medios locales de la ciudad de Chihuahua, pero poco a poco las familias y los grupos se han ido como pueden, ya sea en tren o a pie hasta Ciudad Juárez. Quienes no han podido burlar la seguridad privada y a los agentes del INM para subir a los vagones son las familias que llevan niños y niñas.
En septiembre de 2023, Ferromex emitió un comunicado de prensa en el que anunció que detendrían 60 trenes ante “el notable incremento de migrantes concentradas en diversas regiones del país y el severo riesgo que representa para la integridad de ellas la utilización de trenes de carga para transportarse”. Entre estas regiones se encuentran las rutas en los estados de Coahuila, Aguascalientes, Chihuahua y Guanajuato.
En ese entonces, el Presidente Andrés Manuel López Obrador criticó la medida, pero la Guardia Nacional y el INM, órganos del Gobierno Federal, participan en operativos para bajar a las personas del tren. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2022 la Guardia Nacional “rescató” a 177 mil 166 personas en contexto de movilidad, lo que representó un aumento de 462.5 por ciento en comparación a 2021.
Desde que Ferromex ―parte de Grupo México― anunció esta medida, los trenes se han detenido por días en los alrededores de Irapuato, Aguascalientes, Torreón y Chihuahua, con o sin presencia de autoridades, lo que orilla a las personas a bajar y continuar su camino de otra manera o esperar la partida del tren.
Algunas de las personas de este campamento denunciaron también que no les permiten comprar boletos de autobús, aunque en octubre del año pasado el Poder Judicial de la Federación determinó que esta práctica era discriminatoria y ordenó terminar con ella, así como los puntos de revisión en los que el INM pide documentos e identificación a los pasajeros de autobuses.
En la práctica, esta prohibición se mantiene y creó un nuevo mercado negro. Desde hace meses, diversos testimonios señalan que hay personas que se les acercan para ofrecerles llevarlos a la frontera en camioneta por mil o mil 500 pesos por persona. Señalaron que algunas personas han aceptado, pero otras temen ser secuestradas como ya les ha pasado a algunos en diferentes partes del país, como Zacatecas.
Esta semana llovió dos noches seguidas en la ciudad de Chihuahua. Algunas de las personas pudieron refugiarse debajo de lonas, plásticos y casas de campaña que la ciudadanía les ha regalado, pero otras terminaron empapadas. Al campamento se acercan camionetas con ropa, cobijas, pan y bebidas calientes, por voluntad y recursos propios.
“La gente de aquí es muy bella, pero el problema son las autoridades”, dijo una de las personas originaria de Honduras.
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Este trabajo fue publicado originalmente en Raíchali que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar la publicación original.